Bendito México y bendita su gente
¬ Fernando Garcilita Herrera jueves 21, Sep 2017Fernando Garcilita Herrera
El carácter de un país, así como el de todos los seres humanos, se conoce en los tiempos de crisis.
Lo mejor o lo peor de uno mismo sale cuando estamos viendo al miedo de frente, cuando estamos cara a cara con el velo de la muerte, y México, tiene la enorme capacidad de transformar las desgracias en algo hermoso.
El 19 de septiembre de 2017, irónicamente en el 32 aniversario del terremoto, se hizo el simulacro de rigor a las 11 de la mañana, sin saber que justo dos horas después, un terremoto de 7.1 en la escala Richter, iba a sacudir a la ciudad, reviviendo el fantasma de lo que sucedió en 1985.
A diferencia del terremoto que sacudió a la ciudad hace quince días y dejó devastación en Oaxaca, Chiapas y Guerrero, en esta ocasión al ser un movimiento trepidatorio, nada más en la ciudad de México, colapsaron 45 construcciones, en diferentes colonias de la ciudad, como Condesa, Del Valle, Centro, Xochimilco, Lindavista, Coyoacán y cientos de edificios dañados, el mismo escenario sucedió en Morelos y Puebla, la tragedia es tan grande que el presidente de la Republica, Enrique Peña Nieto, declaró tres días de luto nacional.
El que escribe no había vivido algo así, y fue impresionante, como el suelo no nos permitía caminar hacia la salida y llegar a la calle, para luego ver una nube de polvo, que su golpe en el piso, se mezclaba con el llanto y gritos de horror de la gente, que se trataba de comunicar con sus seres queridos sin éxito, para luego buscar un lugar seguro y estar lejos del olor de gas, provocado por las múltiples fugas de los restaurantes de la colonia Condesa.
Muchos no pudieron salir de la colonia en sus automóviles, por lo que mayoría nos fuimos caminando a nuestras casas, y en ese recorrido nos dimos cuenta de la magnitud del terremoto, pues en Viaducto y Medellín estaba el derrumbe de dos edificios y un espectacular, en la calle de Escocia y Gabriel Mancera, había otro derrumbe de dos construcciones y antes de que llegaran autoridades, en todos estos puntos había una constante, la ayuda de la ciudadanía.
Y es que a pesar de que el sismo haya durado más de 40 segundos, la ayuda de los mexicanos tardó un segundo en llegar, pues, aunque nadie conociera a los que vivía en los edificios derrumbados, se organizaron en cadenas humanas, para remover los escombros a mano limpia, luchando por salvar la vida de alguien a quién no conocían y que quizás, no se iban a cruzar de nuevo en su vida.
Todo México se volvió uno para buscar sobrevivientes, en el Colegio Enrique Rébsamen, en el edificio de Laredo y Amsterdam, en Escocia y Gabriel Mancera, en lo que se activaban los protocolos que tiene el país y la ciudad para este tipo de emergencias y sin que existiera diferencias, de ningún tipo, nos unimos como mexicanos, como hermanos de un mismo dolor, que a pesar de que se respirara tristeza, los pulmones se llenaban de amor, para entonar “Cielito lindo” en una noche tan oscura como la del 19 de septiembre de 2017.
Una vez más demostramos que a pesar de la edad, jóvenes, adultos y adultos mayores, civiles y autoridades, nos hicimos uno, en un claro ejemplo de la grandeza de este país, de que no hay obstáculo o desgracia que pueda fracturar nuestro corazón, que a pesar de que nos toquen golpes duros y difíciles, México tiene la capacidad de ponerse una y otra vez de pie, las veces que sea necesario.
Este ejemplo debe perdurar, para los siguientes días, pues aún hay gente que está atrapada entre los escombros, pero la fe de seguir adelante, la fe de salvar vidas, hace que la ayuda siga llegando, ya sea en comida, en transportar víveres, en remover escombros, en donar, y esto puede más que la cifra oficial que reporta más de doscientos fallecidos, al momento que se escribe esta crónica.
Este ejemplo, de que sí se puede nos define como mexicanos, esta capacidad de amar y ayudar, cuando más se necesita, es lo que nos hace grandes como una gran nación, en la cual, su mayor riqueza es su gente.
La calma podrá reinar en unos días, pero hoy el mundo sabe, que México es fuerte y está listo para recibir cualquier golpe, pues nada nos va a derrumbar, nada nos va a destruir, nada, ni nadie, nos va a tener agachados, siempre que haya un mexicano, va a existir la esperanza, la calidez y una mano amiga, para luchar por un mejor mañana.
Bendito México y bendita su gente.
Hermosas y sabias palabras hermano, gracias por ese soplo de aliento tan necesario en estos días.