John Kelly dictó sentencia al gobierno
Francisco Rodríguez martes 19, Sep 2017Índice político
Francisco Rodríguez
Los mexicanos estábamos acostumbrados a vivir en estado catatónico, influenciados por la confusión e impotencia que provocaba la distracción informativa, la ignorancia y la confusión promovida por los intereses creados. Nuestra proverbial tradición y condiciones históricas no ayudaban a superar esas contradicciones.
Como usted sabe, somos un pueblo aguantador, con perfiles que en el mejor de los casos definen a un sistema con modo de producción medieval, enorme protectorado maquilador, productor de migrantes, atropellado y vejado constantemente a lo largo de los siglos por invasores ignorantes, desalmados y corruptos.
Nos refocilamos en la impotencia. Nos conformamos con la única vida que conocemos, la que se desarrolla a veces plácidamente entre lo agradable de nuestros fantásticos microclimas, atestados de parodias televisivas, pésimos espectáculos culturales, paisajes virginales selváticos, montañosos y costeros.
Con excelentes cocinas y gastronomías regionales, alimentos condimentados con una rica variedad de especies y aromáticos por la paciencia de nuestras heroicas mujeres, acompañados por el cariño entrañable de nuestros hijos y el sincero calor familiar de nuestros ancestros, así se desarrollaba una vida bucólica.
Bueno, eso era hasta hace pocos años, antes de que el gobierno pactara con el narco, propiedad del gabacho, para destazar nuestra vida y la de nuestros paisanos. Pasamos, en 17 años, de ser una colectividad rural desinformada y avasallada, a otra donde para vivir hay que pagar un precio muy alto, muchas veces hasta burlar las amenazas, los agravios y la muerte.
Vivíamos en una sociedad benefactora que brindó, a través del Estado, mejores condiciones de existencia y recreación donde para conservar el empleo nunca fue requisito indispensable perder la dignidad o arriesgar la integridad y la vida. México cambió para mal y se nos escamoteó toda la información para que no fuera del conocimiento de las nuevas generaciones.
Por ello, los pensamientos que ayudan a construir un mejor colectivo, no pueden ser propiedad de nadie. El que quiera tragárselos solo, conseguirá, sin duda, envenenarse. Es igual a lo que pasa cuando el cretino o el avaro se dedican a acumular dinero, obstaculizando que circule entre quienes lo necesitan.
Así se han intoxicado los millonarios. Así se envenenaron las grandes dinastías históricas y se indigestaron los grandes imperios que en el mundo han existido, por la falta de metabolización de la riqueza entre las cadenas productivas, entre las regiones, las clases y los sectores que participan en la vida cotidiana.
Todo aquél que tenga algo importante qué decir está obligado a hacerlo, aunque con ello cierre todas las oportunidades y las puertas fáciles de la vida que, comúnmente creen los agachados se abren con genuflexión y lisonjas para el poderoso en turno.
Por el contrario, deben callar y dejar de mandar urgentemente para respetar el buen sentido de la tolerancia y el respeto a la expresión en la convivencia civilizada, los que cada vez que abren la boca u ordenan y se burlan del sentido común y hacen temblar las frágiles paredes de la civilización.
Igual los que equiparan el entreguismo petrolero con el acto soberano de la expropiación, que los que se avientan a equiparar la seguridad pública con la impunidad de unos cuantos. A los que se roban los dólares de la reserva internacional y el oro de los caudales, distribuyéndolos entre sus amigos quebrados para después comprarlos con nuestros impuestos en cualquier ventanilla de Manhattan.
Deben callar para siempre los que han propagado que nuestro ingreso como cabús de la implacable y descarnada locomotora yanqui iba a ser la panacea a nuestros males, cuando lo único que ella quiere es que desalojemos el país para chupar de un popotazo toda nuestra riqueza natural y mineral, como lo ha venido haciendo subrepticiamente.
Los mismos que quieren hacernos creer que el pueblo en armas debía librar una guerra contra el narcotráfico, cuando lo que verdaderamente hicieron fue soltar el Ejército a la calle para que las decapitaciones amedrenten a la población y se consiga el objetivo último de sostener con las bayonetas…… en permanente estado de sitio, una casta gobernante que asaltó el poder con la ayuda incondicional de la fuerza militar y no ha logrado legitimarse porque sus patrones trasnacionales desconfían de su palabra, ya que son inocultables sus múltiples torpezas y nos avergüenzan ante el mundo sus ñoñerías provocativas y delicadamente peligrosas para la paz social.
Por si faltara poco, en pleno día de la Independencia nacional, el mismo verdugo yanqui a quien Miguel Ángel Osorio Chong, Luis Videgaray, Salvador Cienfuegos y Vidal Francisco Soberón Sanz, los responsables de la seguridad nacional, identificaron como su “amigo” desde que fue el jefe del Comando Sur de Estados Unidos, les asestó en la cara un golpe que sentencia su verdadero destino.
El sujeto de marras, general John Kelly, jefe de gabinete de la Casa Blanca de Washington, durante una cena entre Trump y los miembros de su staff con dirigentes demócratas comparó a México con Venezuela y se refirió a nuestro país como un narcoestado fallido, para reforzar sus tesis sobre la impresión que los gabachos tienen sobre sus caporales mexicanos.
De inmediato, Luis Videgaray, el principal ejecutor de los designios de Trump en México, se apresuró a indicar a la agencia Reuters que Kelly no dijo que México estuviera al borde del colapso. Su paniaguado, Gerónimo Gutiérrez, designado embajador en Washington hizo otro tanto… pero el golpe ha sido dado y recibido.
No sólo los metieron al mismo cajón de sastre que a Venezuela, a la que les mandaron vilipendiar y poner como lazo de cochino pidiendo castigos ejemplares y bloqueos económicos contra ese país hermano, cuyo dirigente, quieran o no, fue el único latinoamericano que los había salvado de los improperios y denuestos del anaranjado.
No sólo han descalificado la sumisión con la que se han plegado a los designios de una lucha contra el narcotráfico donde los de aquí han aprovechado para obtener pingües beneficios y asaltar las maletas de los patrones del norte, sanjuaneando y saqueando dinero ensangrentado, previa complicidad con los capos regionales del gabacho.
No sólo fracasaron sus intentos de agacharse ante los gabachos en la aprobación sin peros e inmediata de una Ley de Seguridad Interior que sólo responde a los intereses de dominación de la que elaboraron John Kelly y compañía para someter la seguridad nacional a los designios de los capos del narco de la CIA, el FBI. el Pentágono y el Departamento de Estado.
Demostraron que no tienen una idea de lo que se trata. Se embarcaron en una aventura sin pies ni cabeza… ahora ellos, están de cabeza, hasta la médula. Su destino, como usted y este escribidor platicamos desde hace años, está marcado para ejecutarse en 438 días.
¡Dios los tenga a fuego lento! ¿Usted qué haría?
Índice Flamígero: Pese a los “desmentidos” del canciller, Luis Videgaray, el corresponsal del diario Reforma en Washington, José Díaz Briseño, logró confirmar con fuentes adicionales los dichos de Kelly en la cena con los líderes demócratas: “El jefe de gabinete de la Casa Blanca, John Kelly, no sólo habló de que México está al borde del colapso, sino que incluso lo calificó como ‘narcoestado fallido’. Así lo revelaron fuentes con conocimiento directo de lo tratado en la cena en la Casa Blanca entre Trump y miembros de su staff con dirigentes demócratas.
Consultadas por Reforma, las fuentes ampliaron lo que originalmente publicó The New York Times respecto a que Kelly comparó la situación mexicana con la de Venezuela bajo el régimen de Hugo Chávez. Pero el diagnóstico fue más allá. ‘Kelly sí comparó a México con Venezuela y se refirió a México como un ‘narcoestado’ fallido’… Según el Times, el presidente Donald Trump habría hecho pasar a su jefe de gabinete Kelly a una cena en el Salón Azul de la Casa Blanca para explicar a los líderes demócratas en el Capitolio, el senador Chuck Schumer y la congresista Nancy Pelosi, la necesidad de la seguridad fronteriza…” + + + Hoy se cumplen 11 días sin que el escribidor tenga el servicio de Prodigy que el consorcio cobra puntualmente. Reportado en varias ocasiones, los operadores telefónicos se concretan a decir que no está en sus manos el resolverlo… que en cinco días… que ya pasaron el reporte… que por el sismo… que, ahora sí, el sábado próximo… ¡y nada! Para poder conectarme a la red he tenido que usar como módem mi teléfono celular, lo que ha implicado que adquiera paquetes adicionales a Telcel, otra de las empresas que recibe más dinero de mi bolsillo. Una de mis hermanas, por cierto, lleva más de un mes sin teléfono ni internet, y las excusas son las mismas. + + + Don Alfredo Álvarez Barrón trae al tapete de las discusiones el poco creíble tema de que “la inflación tocó un techo histórico en el último trimestre”. Incrédulo, como el escribidor, El Poeta del Nopal también se lamenta:
“Después de un suspiro hondo
sale de mi ronco pecho;
si la inflación tocó techo
¡yo casi estoy en el fondo!”
¡Dentro de 438 días, formalmente, se acaba la pesadilla! Ojalá no sea para despertar a otra que resulte peor que la de ahora.
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