Negocios de la corrupción
Freddy Sánchez martes 22, Ago 2017Precios y desprecios
Freddy Sánchez
Que “Julión”, “Rafa” Márquez y Lozoya Austin, (además de los que se pudieran sumar en estos días), junto con varios ex gobernadores, ex legisladores y otros “ilustres” personajes de la vida pública y privada de México, están metidos hasta el cuello en trafiques de la corrupción política, empresarial y delictiva, es tan creíble como increíble.
Lo primero, porque los antecedentes sobre hechos descubiertos y en proceso de penalización, en relación a conductas inmorales y deshonestas de una nefanda pandilla de voraces y descarados individuos que defraudaron la confianza que se depositó en ellos, dedicándose a cometer toda clase de abusos con el poder, inequívocamente hace pensar que la lista de sinvergüenzas conocidos sigue estando corta.
Es decir, que hasta ahora no todos los responsables de algún hecho corrupto, aparecen bajo los reflectores del escrutinio social.
Porque, evidentemente, la impunidad de la que gozaron por mucho tiempo los que figuran en acusaciones penales en proceso, obligan a suponer que muchos más con altos cargos de gobierno, vinculación con empresarios dedicados a negocios multimillonarios y los que están a cargo de perseguir presuntos integrantes de las organizaciones delictivas, igualmente podrían tener “una larga cola que les pisen”.
El hecho de que diversos actos de corrupción sucedan sin que la mano de la ley actúe hasta que algo amerite su más implacable intervención, saliendo a la luz un sinnúmero de fechorías que estuvieron ocultas y repentinamente son develadas para poner el “dedo en la llaga” de los corruptos con afán de encarcelarlos, hace creíble que por alguna razón (seguramente ligada a la complicidad, el compadrazgo o el amiguismo), en otros casos de corrupción no se actúe ni se diga nada, en tanto sea factible el encubrimiento que equivale a otorgar una patente de impunidad a ciertos influyentes y grandes “cuates” de los que detentan el poder para actuar contra la delincuencia organizada y la corrupción de “pollos gordos” con estafeta de funcionarios, empresarios o personajes del deporte y la farándula.
De ahí entonces, que ante lo creíble que pudiera ser la corrupción que se atribuye a los que son objeto de indagatorias judiciales, aquellos que ya están sujetos a proceso penal y recluidos en una cárcel o los que aún andan prófugos de la justicia, francamente resulta increíble que el imperio de la ley no pueda alcanzar a tantos como hayan sido capaces de incurrir en actos de corrupción.
Y es que si de la noche a la mañana, sin aparentes pesquisas previas se logró detectar el amasamiento de fortunas mal habidas, supuestas ligas de narcotraficantes con personajes conocidos como “Rafa” Márquez y “Julión”, relacionadas con lavado de dinero, además de la aparente colusión del ex director de Pemex, Lozoya Austin, con empresarios interesados en hacer negocios multimillonarios, es difícil de creer que otras conductas de corrupción se desconozcan siendo que más bien pudieran estar solapadas, mientras poco o nada se sepa públicamente de las mismas.
En ese contexto puede pensarse que la lucha contra la corrupción en el país se limita a perseguir a los que no gozan de grandes influencias, quienes incurrieron en algún acto de traición con sus protectores o aquellos que no fueron capaces de ocultar “su larga cola” estando dedicados a enriquecerse inmoralmente mediante un cargo institucional o inconfesables migas con declarados delincuentes.
Creíble o increíble tal cosa, lo cierto e innegable es que mucho falta por hacer para castigar a los que teniendo una destacada posición en la vida pública o privada estuvieron o siguen estando metidos cínicamente en los negocios de la corrupción.