Una pesadilla
¬ Augusto Corro martes 22, Ago 2017Punto por punto
Augusto Corro
La clase media estadounidense encontró en Donald Trump a un genuino representante de la ideología extremista de derecha.
Es decir, un ideólogo perfecto del Ku Kux Klan, la renacida organización xenófoba, homófoba, racista, antisemita, anticomunista, anticatólica y terrorista.
Las declaraciones públicas de apoyo a los grupos primacistas provocaron comentarios condenatorios a Trump y una gran alegría en sus seguidores.
Así, en estos días, el mundo vio como una locura el resurgimiento del racismo que por muchos años estuvo latente; pero ya despertó y sólo falta que empecemos a presenciar las escenas de terror y horror del Ku Klux Klan contra las personas, sin importarles el color de la piel, ni nacionalidad.
Con el pronunciamiento de Trump a favor de los racistas, tras lo ocurrido en Virginia, se dio el banderazo de salida a una nueva guerra racista. Ojalá y me equivoque, pero el problema del odio no desaparecerá de la noche a la mañana.
Mientras el magnate de la construcción se encuentre en el poder, el divisionismo de la sociedad estadounidense se profundizará. Si esto es lo que persigue Trump, empezó a conseguirlo.
Mientras, el republicano continuó con los despidos de los elementos de su gabinete presidencial. El último en ser echado de la Casa Blanca fue Stephen Bannon, una especie de ideólogo de extrema derecha.
The New York Times, el influyente diario estadounidense, calificó la administración del magnate de la construcción como un “desastre ambulante”, que cada día ofrece pruebas de fallar en el ejercicio a su cargo.
Según el periódico, Trump mostró “pura incompetencia” en cuanto a la protección ambiental, la seguridad financiera, la política de deportación, los lamentables nombramientos judiciales, los intentos de destruir la Ley de Asistencia Sanitaria, etc.
Una larga lista de errores de las que tarde o temprano, el presidente tendrá que explicar a sus seguidores cuando le exijan cuentas de su fallida administración.
Unidad de Morena, a prueba
Ricardo Monreal empezó su campaña política rumbo al gobierno de la Ciudad de México (CDMX) antes que sus adversarios.
En un momento se pensó que sería candidato único del partido Movimiento de Regeneración Nacional (Morena).
Pero no fue así. Surgieron los nombres de Martí Batres, líder de Morena en la capital; Claudia Sheinbaum, delegada en Tlalpan, y Mario Delgado, senador.
Los cuatro estuvieron de acuerdo en que los resultados de una encuesta decidirán quién de ellos será el elegido. Y es precisamente en este tema donde surge la inquietud de saber qué ocurrirá, si gana Sheinbaum, Martí o Mario, y Ricardo no acepta su derrota.
¿Renunciará Ricardo a Morena? ¿Buscará el apoyo del PRD? ¿De qué tamaño sería la división en las filas morenistas? Son unas cuantas preguntas que conoceremos en los próximos días.
El tema viene a cuento, porque algunas encuestas dan como ganadores a Sheinbaum y a Martí, y otras a Ricardo.
¿Serán los dirigentes morenistas tan disciplinados que aceptarán sin chistar el veredicto del electorado? ¿Usted qué opina, amable lector?
No tienen llenadera
Como se dice coloquialmente, ya ni la disimulan. Resulta que la esposa del gobernador de Morelos, el controvertido Graco Ramírez, optó por comprar una residencia en una zona exclusiva de Cuernavaca, Morelos.
A doña Elena Cepeda le costó la casa la modesta suma de 8 millones de pesos que pagó al contado. ¿De dónde obtuvo el dinero?
Es toda una tarea para los investigadores, porque la señora carece de fuentes de ingresos económicos propios, “pues el cargo de presidenta estatal del DIF que ostenta es honorífico”.
La mansión, según se informó, se encuentra en la colonia Bondies Chipitlán, de Cuernavaca, Morelos, y tiene una superficie de 2 mil 269 m2 y 820 m2 de construcción.
¿Será posible que alguna autoridad superior se interese por saber dónde consiguió el dinero doña Elena, para comprar esa casa?
Aún es tiempo de que el inepto gobernador de Morelos informe sobre esa compra-venta de la nueva casa de su esposa. Señalamos lo anterior, porque una vez que dejan el poder, empiezan a surgir las cuentas de los saqueos a los recursos públicos por parte de los gobernadores.
¿Ocurrirá lo mismo con Graco? ¿Será la excepción?
La duda está planteada. ¿Usted qué opina?