Salvavidas
Alberto Vieyra G. miércoles 9, Ago 2017De pe a pa
Alberto Vieyra G.
¿Tiene salvación todavía el PRI, a sus chocheros 87 años?
El tricolor, que goza del mayor descrédito de que se tenga memoria por tantos escándalos de corrupción e impunidad, clama con urgencia un salvavidas. ¿Le llegará ese salvavidas en la XXII Asamblea Nacional, en la que veremos una puesta en escena de la lealtad y sumisión a la unidad priísta?
¿Será un plebiscito para reafirmar el dedazo del Presidente de la República?
¿Por qué el pueblo de México se volvió contra el PRI?, ¿El cónclave priísta será capaz de desterrar ese repudio?, ¿Qué milagro ocurrirá en la Asamblea Nacional priísta del fin de semana?
El tema fundamental está en los candados y cerrajeros para permitir que algún candidato externo sin asegunes y sin tacha pueda salvar al PRI de la inminente debacle.
Los estatutos actuales rezan que se requiere al menos 10 años de militancia y haber tenido un cargo en la dirigencia partidista para poder lograr la candidatura presidencial o cualquier otra a un puesto de elección popular. Eso es anacronismo puro. De seguir con esos candados, el PRI podría marchar sólo y el pueblo también.
Claro que la tecnocracia priísta le apuesta a que las cosas sigan así, aunque se violen los derechos fundamentales de los mexicanos, que de acuerdo a la Carta Magna tienen el derecho a votar y ser votados.
Hay otro grupo de priístas que están por la apertura total de esos infames candados, o cerrojos, que no permiten más que a unos cuantos disputarse las rebanadas del pastel. El actual dirigente, Enrique Ochoa Reza, da por hecho que los cerrajeros derribarán esos candados para permitir oxigenar al PRI, que clama un salvavidas porque la clase política tecnócrata lo ha llevado a padecer el repudio popular, pues la mayoría de los cuadros o familias poderosas que han llegado al poder durante la era económica neoliberal, que el Papa Francisco llama la economía de la muerte, han usado al PRI para conformar un Estado capitalista, traicionando al Estado social surgido de la Revolución Mexicana.
Ese hecho histórico ha divorciado al PRI del pueblo de México, que ha optado por opciones políticas que tampoco han resuelto los lacerantes problemas nacionales como la pobreza, la inseguridad y el desastre educativo, pero el electorado le ha cobrado facturas al PRI a través del voto del odio.
Es cierto, el poder desgasta, y la inmoralidad de algunos actores priístas ha mermado a ese partido fundado por Plutarco Elías Calles y ha profundizado en una crisis política y social histórica.
¿Un candidato externo y sin cola que le pisen será la salvación del PRI?