Nos han caído todos los jinetes de la muerte
Francisco Rodríguez jueves 20, Jul 2017Índice político
Francisco Rodríguez
De todos los países miembros de la OCDE, el “Club de Ricos” en el que siempre se han empeñado en listarse los gobiernos de aquí, México es el único en el que la idea de la política, de la razón de Estado, de la lucha por el poder aceptado y obedecido, han sido sustituidos por la lucha por el dinero. Las camarillas muestran una vocación enfermiza por lo monetario.
Las razones de la deshonestidad son, en el fondo, las razones del odio y el desprecio hacia sí mismos, hacia el país y hacia la vida.
Un nivel de ramplonería que no se observa en ningún otro país occidental del selecto club de las 34 economías más grandes del mundo. En mala hora nos asomamos a esa vitrina. Nos pillaron. Están horrorizados.
Desde que el poeta francés Charles Baudelaire dijo en Las flores del mal que el talento político se encontraba en la sensibilidad, en ningún otro lugar, las decisiones de los mandatarios nunca habían llegado a este grado de sevicia, imprecisión y falta de cualquier pudor.
La prudencia y la moderación han sido rebasadas por el caprichato rampante.
Al desempeño de la tarea encomendada, que exige sacrificio y entrega, se han impuesto las pasiones personales, los supremos intereses pecuniarios de una pandilla, por encima de toda razón mínimamente exigible por la gente.
Por encima del Estado, siempre las camarillas, siempre el olor a descomposición, ignorancia y traición.
Diódoro Siculo, el enorme historiador latino que tuvo acceso a las pláticas personales con Aristóteles, reveló algunas características de las formas perversas de gobierno, cuando éste era ejercido por ignorantes. La decadencia moral, la inmundicia que relata no es comparable con lo que le ha pasado a nuestro país.
En El Jardín de Falerina, el gran dramaturgo del Siglo de Oro español, Pedro Calderón de la Barca revela los motivos y alcances del despecho y el desdén por los demás, desde los negocios públicos.
Llega a la conclusión de que, a base de insistir demasiado en el odio a sí mismos, los políticos se convierten en sus propios homicidas. En efecto, aquí son homicidas de sí mismos y verdugos de los demás.
Suetonio, quien relató los momentos climáticos de la decadencia del Imperio romano en Los doce césares, podría ser catalogado en la actualidad mexicana como un escritor costumbrista más. En México, los favores coronan siempre las ambiciones de los insaciables, de los más cercanos a los grupos íntimos, confidenciales, del poder.
Los amigos de ocasión cabalgan sobre las debilidades personales de quienes ostentan cualquier cargo, traicionando la confianza de los electores, machacando siempre sobre la impudicia, gozando de absoluta inmunidad, engañando con falsas promesas e inexistentes resultados positivos, maquillando sus rostros, junto con la realidad.
Parece que lo expresado por el gran Sthendal, “ir sin amor por la vida es como ir al combate sin música, como emprender un viaje sin un libro, como ir por el mar, sin una estrella que nos oriente”, podría ser una frase definitoria de quienes se han significado por hacer de éste el reino de los destrozos.
Porque en sólo cuatro años y pico, los mexicanos han visto desfilar a todos los jinetes de la muerte. Por aquí han pasado todos los ejemplos de las catástrofes políticas. Estados de sitio en amplísimas franjas del territorio, a toda hora, suspensión absoluta de garantías, como si se estuviera en condición de guerra extranjera…
… ejecuciones sumarias públicas y ejemplares a quienes muchas veces no tienen ni idea de que se enfrentan con un poder extrajudicial que domina todo el aparato formal de gobierno. Desplazamientos internos y externos de población en franjas de cientos de miles, entronización de los militares en los fueros de la justicia civil, colusión con la delincuencia…… vacío absoluto de poder, colaboracionismo con el extranjero, prevaricación general y asalto a los presupuestos, patrimonialismo ordinario y venta del país, corrupción en los tres poderes y en los tres niveles de gobierno, federal, estatal y municipal, revueltas y asonadas militares, muertes de 250 mil habitantes… Guerra Civil, que no se atreve a decir su nombre. Una masacre humanitaria, ejecutada por un miembro de la OCDE.
En todo el mundo, y todavía con mayor objetividad, se menciona con tintes de horror y descrédito esta desgracia. Menos aquí. Los mandarines creen que están hechos a mano, y que merecen se vuelva a confiar en ellos. El desafío popular que significa el candidato priísta a la próxima Presidencia de la República, es un ejemplo indiscutible de ese afán de perpetuidad por las supuestas experiencias en el gobierno.
Están convencidos de que la sociedad volverá a confiar en alguien salido de esa pandilla, igual que va a reflejar en las urnas el “aprecio” al gobierno federal, que ha dado pruebas contundentes de preferir atender sus propios “bisnes” -protegiendo a sus acarreadores de moches, como es el caso de Gerardo Ruiz Esparza-, antes que cualquier problema nacional. Una persona que ha hecho del Estado mexicano el reino de la mediocridad económica, de la patanería política.
Con Duarte, abdicación cobarde de las atribuciones del Poder Judicial
Piensan que el dinero todo lo compra. Que al conjuro de las milmillonarias maletas repartidas y derrochadas sin recato, violando todas las leyes constitucionales y electorales en vigor, saldrá la aprobación unánime del electorado hacia el “dedeado”. Que México sigue siendo un territorio chocarrero y chicharronero, como el que el “gobernó” en los alrededores de Atlacomulco. Que los votantes van a pasar por alto las complicidades con los narcotraficantes… Que van a pasar por alto las carretadas de dinero público para los bolsillos de narcos y… coludidos en el trasiego, como el cómplice Javier Duarte, esperando en la celda del Reclusorio Norte la liberación de todos sus delitos y finalmente su perdón extrajudicial, en una señal pública de abdicación vergonzosa de sus atribuciones.
Creen que el elector va a pasar por alto la abdicación de los organismos de seguridad, como ese boletín de la Policía Federal, que de manera absurda advierte a los mexicanos que para no ser objeto de asalto o asesinato… mejor no salgan de sus casas, menos transiten por calles o caminos, y en una de esas, hasta dejen de respirar fuerte.
Similar a la abdicación foxista expresada a través del jefe de las policías de seguridad, Alejandro Gertz Manero llamando a todos los mexicanos a calzarse una pistola para enfrentar a los sicarios.
Similar a los intentos del chiquilicuatre panista Jorge Luis Preciado, a Tomás Zerón de Lucio, el autor de los boletines de marras, ejecutor de los estudiantes de Ayotzinapa. Libre por complicidad.
Gertz Manero, que hoy reaparece apadrinando la candidatura “independiente” a la presidencia de Luis Ernesto Derbez, su paniaguado en la universidad de Las Américas. Derbez, el habilitado canciller foxista que fue calificado por los editorialistas del gabacho como miembro de “Los Tres Chiflados”.
El ahijado de Gertz, para hacerle la vida imposible a Ricardo Anaya, a Rafael Moreno Valle y a los consejeros panistas que ya lo eligieron como su gallo, hará causa común con Romero Hicks y Ernesto Ruffo, Appel otros dos “independientes” desertores del blanquiazul, para seguir haciendo el ridículo o engancharse oportunamente al carrusel del paripé.
Los tres “independientes” son las cuñas foxistas de última hora.
Todos contribuyen con sus ambiciones desaforadas a seguir “empuercando el mingo”, como se dice en términos billarísticos.
A aumentar el nivel de hedor del estercolero. A sepultar definitivamente al país en lo inmundo y nauseabundo. Todos siguiendo, traicionando a la patria, desde toda porquería.
Si ya han pasado todos los jinetes de la muerte, ¿qué más daño pueden hacer?
¿Usted qué haría?
Índice Flamígero: El ejemplo colombiano fue seguido por el Ejecutivo federal al inicio de su mandato, allá por el 2012. Tuvo hasta a un asesor de esa nacionalidad en materia de seguridad.
Hoy, cuando su periodo constitucional agoniza, al igual que el de Juan Manuel Santos, en tierras bogotanas éste ha pedido la renuncia a todo su gabinete, para reestructurarlo.
Ello obedece a que la popularidad del mandatario de Colombia ha caído estrepitosamente y un 74 por ciento de la población reprueba su gestión. Aquí el nivel de rechazo es mayor. Se le pasó el tiempo de despedir a Ruiz Esparza… si lo hiciera ahora, sería por la presión popular y no una decisión autónoma. Cuesta abajo en su rodada, pues. + + + Escribe don Rubén Mújica Vélez: “Las patoaventuras” de ‘Javier N’ (¡San Cuilas, me proteja de profanar su sacro nombre!) se han convertido en el hazmerreír de un pueblo saqueado, y al que se pretende tomar el pelo. Lean ustedes el cuento del genial Tolstoi Demasiado caro y verán que la historia se repite en México, pero ¡con cómico y su patiño! Resumen: un crimen en un reino chiquito. Oneroso decapitar al asesino; muy oneroso encarcelarlo de por vida. Solución ‘salomónica: liberarlo pensionado. Vivió feliz, campante y ‘purgando su condena’. Dudarán ustedes que ‘Javier N’ lleva un camino diferente?
¿No le devolverán su Ínsula Barataria o será un excelente candidato a la Primera Magistratura? Porque nuestro país, lo predijo André Bretón, es ¡surrealista!”.
www.indicepolitico.com
pacorodriguez@journalist.com
@pacorodriguez