Guerrero, la antesala electorala
Ramón Zurita Sahagún jueves 4, Nov 2010De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
Ayer iniciaron, formalmente, las campañas electorales en Guerrero, en lo que se considera la antesala de la gran batalla por el voto que significa el Estado de México, la principal joya de los procesos electorales estatales.
Con todo y no ubicarse en el top de los estados, Guerrero reúne significación especial por la serie de circunstancias que ahí se presentan y por la reivindicación del alicaído priísmo que parecía enfilarse a una victoria inobjetable, cuando una nueva fractura interna hace peligrar la meta.
La elección de Guerrero puede definirse en una sola palabra: traición, de unos y otros, en busca de satisfacer sus ambiciones personales, lejos de satisfacer las demandas ciudadanas.
Tres son los candidatos que buscarán el respaldo ciudadano en las urnas, aunque la lucha fratricida se da entre lobos de la misma manada, provenientes del mismo núcleo y con orígenes similares.
Ángel Heladio Aguirre Rivero y Manuel Añorve Baños fueron aliados políticos durante mucho tiempo, siendo el primero jefe de grupo y el segundo principal lugarteniente de su asalto al poder, perpetrado a la caída en desgracia de Rubén Figueroa Alcocer.
Dándose la mano mutuamente, Aguirre y Añorve construyeron su capital político. El primero como gobernador interino y el segundo como secretario estatal de Finanzas y alcalde de Acapulco, también interino.
Militando entonces en el PRI, los dos personajes provienen del mismo tronco familiar y del mismo municipio e hicieron una eficaz mancuerna, tanto que el segundo fue la propuesta del primero para sustituirlo, aunque le faltaba árbol genealógico para convencer a los priístas de abolengo.
Después vino la debacle priísta, con la pérdida de la franquicia estatal para el tricolor, por lo que los dos familiares se reunieron para buscar de común acuerdo el rescate de la plaza.
Los dos personajes, Aguirre y Añorve, se convirtieron en los favoritos para competir con los colores priístas en la contienda fijada para finales de enero del 2011 y se comprometieron a que uno apoyaría al que resultara candidato, ya que lo importante era recuperar el territorio para sus colores.
Unos días antes del destape del candidato, el para entonces senador priísta y el nuevamente alcalde de Acapulco, comieron en un restaurante frente a la Alameda de la ciudad de México y convinieron en respaldarse mutuamente, sin importar cuál de los dos resultara candidato.
La razón de ese encuentro fue porque uno de ellos ya negociaba con la oposición sobre una eventual candidatura de no resultar ungido como candidato del tricolor.
Fue así como Añorve Baños fue designado candidato al gobierno estatal y en el momento del anuncio contó con el respaldo de los ex gobernadores Rubén Figueroa Alcocer, René Juárez Cisneros, Israel Soberanis y su pariente Ángel Heladio Aguirre Rivero, con los que incluso se tomó la foto del compromiso.
Con lo que no se contaba es que el compromiso pronto fue olvidado y cuando Manuel Añorve Baños fue destapado como candidato priísta, Ángel Heladio se consoló con la candidatura del partido gobernante en ese estado, lo que no es garantía de triunfo, por las fracturas al interior de ese partido.
Fue aquí donde se iniciaron las traiciones de uno y otro lado, ya que cinco diputados federales priístas, incluido el hijo de Aguirre Rivero y otro grupo importante de locales anunciaron su intención de apoyar al neoperredista en su intento por gobernar otra vez Guerrero.
La reacción de algunos perredistas y de otros simpatizantes de la izquierda fue la de retirarle el apoyo al ex priísta y más fracturas surgieron cuando se enteraron de que los perredistas buscaban alianza con el PAN en esa entidad, la que, finalmente, no se concretó.
Deserciones, cambios de camiseta y trapecismo son algunos de los signos del manejo político en Guerrero, donde el propio gobernador Zeferino Torreblanca Galindo juega un papel preponderante.
Ex alcalde de Acapulco, ex diputado federal y gobernador de Guerrero con el apoyo del PRD, Zeferino juega a las traiciones con unos y otros, buscando su beneficio personal.
La épica Ruth Zavaleta catalogada, en su etapa perredista, como uno de los íconos del partido del sol azteca, manifestó su respaldo al priísta Añorve Baños, por lo que pronto fue descalificada por sus ex compañeros.
Aquellos que se rasgaron las vestiduras por Zavaleta cuando AMLO lanzó unas acusaciones tendenciosas en su contra, son hoy los primeros en descalificarla. Jesús Zambrano Grijalva (el segundo Chucho), consideró que Ruth carece de calidad política y moral.
Y eso que apenas inició la campaña y la situación se encuentra en punto de ebullición, por lo que conforme se acerque el día de la elección, la temperatura irá subiendo y la preocupación por el resultado saltará al estado vecino que tendrá comicios en julio próximo.
Del panista Marcos Efrén Parra Gómez, que compite con los colores blanquiazules, nadie recuerda siquiera su nombre y su participación se limitará a comprobar si es capaz de superar ese uno por ciento registrado por su partido la pasada elección.
*La discusión entre Presidente y ex presidente de la República versa sobre la lucha que uno y otro emprendieron o no contra la delincuencia organizada, aunque uno y otro han mostrado resultados magros.
Felipe Calderón Hinojosa y Vicente Fox Quesada se lanzan acusaciones y recriminaciones, pero la realidad muestra que la delincuencia sigue posicionada del territorio nacional y que los mismos personajes que actuaron bajo las órdenes de Fox Quesada, ahora lo hacen o lo hicieron al servicio de Calderón Hinojosa.
La pregunta que surca el ambiente es, con esos mismos personajes que no mostraron nada, ni actuaron en tiempo y forma, es como se combate el principal flagelo del país.