¿Fox o Calderón?
Ramón Zurita Sahagún viernes 29, Oct 2010De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
La lucha fratricida está abierta dentro del Partido Acción Nacional, donde la pugna se da en los más altos niveles.
El Presidente Calderón reabrió el fuego amigo en contra de su antecesor en Los Pinos, al que le endosa el principal problema del país, el de la inseguridad.
Fox –el ex Presidente- no actuó contra el crimen organizado dice el actual Jefe del Ejecutivo, quien le reclama al primer panista en gobernar al país no haber actuado a tiempo.
Si se hubiera luchado desde hace diez años –cuando Vicente Fox asumió la Presidencia de la República- el panorama sería diferente, dice con justa razón Felipe Calderón Hinojosa.
Aunque el reproche del Ejecutivo federal hacia su antecesor debe observarse también con la pasividad en aquel entonces del hoy Presidente.
En aquel entonces -año2000-, el hoy Ejecutivo federal fungía como diputado federal, pero no era uno más del montón. Por el contrario coordinaba a la segunda fuerza más importante en San Lázaro con cerca de doscientos legisladores, con los que en alianza con otras fracciones podrían haber creado leyes adecuadas para combatir al crimen organizado.
Eso no sucedió, porque el coordinador de la bancada panista dedicó su tiempo a tejer las alianzas necesarias que le permitieran, en su momento, disputar la candidatura presidencial.
Dentro de aquella bancada que coordinó se encontraban personajes de la talla de Javier Usabiaga, después secretario de Agricultura; Salvador Vega Casillas, Josefina Vázquez Mota, Juan Camilo Mouriño, César Nava Vázquez, entre otros que son, o fueron, parte importante de la estructura del gobierno del actual Presidente de la República.
Pero eso no es todo, varios de los personajes que colaboraron con Vicente Fox Quesada en el área de seguridad pública y procuración de justicia, fueron sembrados dentro de la estructura gubernamental de Felipe Calderón Hinojosa, lo que da una idea de que los reclamos no son serios.
Porque de otra forma, el chico súper poderoso, Genaro García Luna no tendría la fuerza con que se desempeña en su tarea de omnipotente secretario de Seguridad Pública; mucho menos Eduardo Medina Mora no tendría razón de haber sido Procurador General de Justicia; Miguel Ángel Yunes, director del ISSSTE; Daniel Cabeza de Vaca subsecretario de Gobernación y otros personajes de menor rango que se encuentran dispersos en importantes áreas de la lucha contra la delincuencia organizada.
Si esos personajes tan poderosos en la administración calderonista no tuvieron los arrestos necesarios para enfrentar a la ya entonces poderosa organización criminal, tendrían que ser señalados por ello y nunca haber sido recompensados con otros cargos de mucho más nivel dentro de la burocracia del gobierno federal.
Cabeza de Vaca fue titular de la PGR; García Luna, director de la AFI; Medina Mora, secretario de Seguridad Pública y Yunes, subsecretario del ramo, además de ser secretario técnico del Consejo Nacional de Seguridad Pública.
Los cuatro funcionarios de la administración foxistas fueron ubicados en cargos claves en la siguiente administración y como si ello fuese poco, García Luna se convirtió en el sostén del régimen presidencial.
El poderoso secretario de Seguridad Pública es quien dirige las operaciones en contra de la delincuencia organizada y coordina, contra su voluntad, a los secretarios de Marina y Defensa Nacional, además de elegir la línea por la que se transita en esa y otras materias.
La fuerza de García Luna es descomunal y su eficacia poca, sin importar los recursos económicos, técnicos y humanos que son puestos a su disponibilidad.
Es el poder real, dicen algunos politólogos, y quien vende al Presidente de la República que la lucha contra la delincuencia organizada se está ganando, que los territorios dominados por estos están siendo liberados.
Pero al margen de la batalla contra la delincuencia organizada emprendida por el gobierno de Calderón Hinojosa, la disputa con Vicente Fox no se limita a eso, pues en el fondo subyacen otras cuestiones que no pueden ser dirimidas por los dos personajes en público.
Fox, como ex Presidente de la República, sabe muy bien quién detenta el poder y que la concentración del mismo descansa en quien lo sabe ejercer, Calderón está consciente de la forma en que llegó a la Presidencia de la República, con todo y no ser el candidato que el entonces Ejecutivo federal había elegido para su partido.
Por eso, las diferencias entre ambos continuarán aflorando, sin que ello signifique que lleguen al rompimiento total.
Vale la pena recordad una anécdota de la Presidencia Imperial –como dieron en llamar a los tiempos priístas-, cuando José López Portillo enfrentaba las diferencias con su antecesor Luis Echeverría Álvarez y se hablaba de un maximato que LEA intentaba vender, JLP viajó a La Paz, Baja California Sur, pero la entrada de un huracán impidió el descenso del avión, por lo que se buscó como puerto de refugio Mazatlán, Sinaloa.
De muy buen humor, el Presidente departió con los representantes de la prensa, hasta que les dijo que con todo y la contrariedad de no haber llegado a su destino estaba muy contento ese día.
La razón se supo al día siguiente, la Universidad del Tercer Mundo, juguete del ex Presidente Echeverría, había sufrido un tremendo recorte en el presupuesto con el que el gobierno la subsidiaba.
Será que ahora, el Presidente Calderón hará lo propio con el Centro Fox.
*Los problemas en seguridad y la ineficiente lucha del gobierno contra el crimen organizado llevaron a diputados de diversos partidos a exigir, se modifique la estrategia de esta lucha.
Rubén Moreira Valdez, presidente de la Comisión de Derechos Humanos, estableció las deficiencias existentes en esta cruzada que no se resuelve con la contratación de más policías.