Seguridad pública, en rango constitucional
¬ Claudia Rodríguez viernes 5, Feb 2010Acta Pública
Claudia Rodríguez
Ahora que el señor Felipe Calderón afirma que la controversia constitucional que promovió a cargo de la Procuraduría General de la República (PGR) ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) sobre las reformas que permiten el matrimonio y la adopción a las parejas del mismo sexo en el Distrito Federal se justifica, ya que la Carta Magna señala que el matrimonio es entre un hombre y una mujer; también debería detenerse Calderón a observar y cumplir el ordenamiento constitucional referente a la seguridad pública, el cual señala que “la seguridad pública es una función a cargo de la Federación, el Distrito Federal, los estados y los municipios, que comprende la prevención de los delitos; la investigación y persecución para hacerla efectiva…”, pues no es ningún cuento, ni anécdota el hecho de que entre la sociedad mexicana permea el miedo por la inseguridad en la que se vive.
Es terrible abordar el asunto de las masacres diarias que se viven en nuestro país como resultado -dicen nuestras autoridades-, de las estrategias para combatir al crimen organizado. Pero o los planteamientos tácticos son fallidos o de plano, la estrategia misma no ha podido permear la colusión que existe entre criminales y autoridades.
Es el colmo que luego de lo sucedido el fin de semana en Ciudad Juárez, Chihuahua en la colonia Villas de Salvalcar en donde un comando criminal asesinó a varios jóvenes, de los que se presume la mayoría eran inocentes de cualquier liga criminal, resulte que al menos cuatro testigos, estudiantes y sobrevivientes de este terrible suceso, la noche del pasado miércoles fueran sustraídos de sus domicilios por sujetos que se hicieron pasar por ministerios públicos y la autoridad legal no se percatara del engaño y el secuestro, hasta que se hizo la denuncia.
Versiones no oficiales -a veces más creíbles—, señalan que los cuatro desaparecidos ya habían rendido su declaración de los hechos ante el Ministerio Público, pues estuvieron presentes en la fiesta del sábado donde fueron ejecutadas 16 personas.
Entre los criminales y la autoridad, quedamos el resto de los mexicanos que sin deberla ni temerla, nos hemos vuelto altamente vulnerables, al punto de que cuando nos roza una situación de orden delincuencial, somos blanco enemigo.
¿Por qué las autoridades nos dejan a nuestra suerte y nos piden colaboración en contra del crimen organizado, si ellos no adquieren el compromiso de equipo?, ¿El testigo coopera y quién le protege?
Estrategias fallidas, hilos sueltos, muertes de sujetos e informantes clave a cargo de ambos grupos: “los buenos y los malos” y al final se repite en Ciudad Juárez con los secuestrados del miércoles por la noche, lo mismo que sucedió en Tabasco con familiares del tercer maestre de Fuerzas Especiales de la Secretaría de Marina, Melquisedec Angulo Córdova, quien murió en el enfrentamiento donde también fue liquidado el narcotraficante Arturo Beltrán Leyva.
¡Viva la Constitución Mexicana!, aunque en muchos de sus segmentos parece estar herida de muerte.
Acta Divina… El 17de junio de 2008, el presidente Felipe Calderón en la firma del Decreto de la Reforma Constitucional en materia de justicia penal y seguridad pública, señaló que en un estado de Derecho, es tarea esencial de las autoridades salvaguardar la integridad y los derechos de los ciudadanos, preservar las libertades y el orden. Es quizá la primera responsabilidad del Estado en términos históricos y en términos jerárquicos.