El sátrapa endurece deportación
¬ Augusto Corro jueves 23, Feb 2017Punto por punto
Augusto Corro
El presidente Donald Trump endureció las leyes migratorias y los ilegales serán expulsados sin ninguna excepción. Solo que esos millones de inmigrantes serán enviados a México, sin detenerse a investigar de qué país son originarios.
México tendrá que resolver esa carga de ilegales en una zona fronteriza azotada por la delincuencia organizada. Además, por el cúmulo de mexicanos llegados diferentes estados de la República, pero principalmente de extranjeros que esperan cruzar la frontera.
El problema social se agudiza, porque en algunas ciudades fronterizas empezaron a resentir la presencia de haitianos y de otras nacionalidades que buscan llegar a la “Tierra Prometida”. En una situación económica difícil, compleja, como la que vive México, no será fácil atender el reclamo de miles de extranjeros que no intentarán regresar a sus países de donde salieron.
Tampoco volverán a las regiones de violencia que tuvieron que abandonar por temor a perder la vida. Basta con recordar, que en Centroamérica la espiral de violencia es incontenible.
CAMPOS DE CONCENTRACIÓN
¿Qué van a hacer los gobiernos estatales, para que el problema de la deportación no agudice más los conflictos sociales que ya padecen?
Seguramente se crearán zonas, campos de concentración, para atender las necesidades primarias de los expulsados de EU.
Claro, eso implicará un esfuerzo económico por parte de las autoridades, debido al exagerado número de deportados.Y también tendrán que atenderse la creación de empleos, que requerirán quienes residirán en las zonas fronterizas, en espera de cruzar la frontera con autorización o sin ella.
Los problemas de las estrictas y deshumanizadas órdenes de Trumpo apenas empiezan. Lo que sí es un hecho, es que no se ve la posibilidad de que se flexibilice su mano dura contra los mexicanos.
El odio del troglodita a México le ayudó a llegar a la Casa Blanca. Si esa demagogia populista le dio votos, es obvio que continuará con su necedad, a pesar de las protestas que surgieron en su propio país y en varias partes del mundo.
El aprendiz de dictador lejos de intimidarse, no solo abrió la puerta la deportación indiscriminada, sino que autorizó la contratación de 15 mil nuevos agentes migratorios para perseguir, detener y expulsar a quienes ellos consideren un criminal.
La agresión de Trump a México es directa y sin miramientos.
EL MURO
Porque no únicamente es la agresión de enviar a México a cuanto indocumentado expulsen, sino que continúa aferrado con la construcción del muro fronterizo.
Ya en este espacio comentamos que levantar la barda sin reflexionar sobre los pros y contras traerá consecuencias irremediables para ambos países.
El daño afectará en primer lugar a las ciudades de la frontera estadounidense, donde sus comerciantes mantienen un estrecho comercio con quienes habitan del lado mexicano. También de este lado se encuentran empresas maquiladoras, etc., que forman parte importante de la economía estadounidense, no solamente mexicana.
El asunto a resolver en este tema es quién pagará la valla, que tendrá un costo de 25 mil millones de dólares. México dijo que no lo hará; pero Trump dijo que sí y que para eso no tendría empacho en tocar las remesas que envían los mexicanos residentes en EU a sus familias en México.
DÉBIL DEFENSA
En México, la respuesta al cavernario Trump no es con la fuerza que se necesita para contrarrestar tantas humillaciones, vejaciones, calificaciones groseras, etc., como aquella de que los mexicanos somos “violadores” y “criminales”.
Las autoridades mexicanas asumieron una actitud pasiva que tiene envalentonado al troglodita que en un mes en la Casa Blanca tuvo la capacidad pelearse con todo mundo, incluidos los medios de comunicación, que tarde o temprano le pasarán la factura a un sujeto montado en la mentira, para justificar sus errores.
¿Cuánto durará la política de odio de Trump? Difícil saberlo. Así como endurece su gobierno, también surgen las protestas de los defensores de los derechos humanos, que ven en el presidente estadounidense a un dictador sin escrúpulos, impulsado por el instinto de causar daño a sus semejantes, hasta por el más mínimo de los motivos.
Nunca será tarde para que México emprenda acciones que hagan entender (si el troglodita tiene algo de entendimiento) que el racismo, la xenofobia y la represión migratoria no son bienvenidos en un mundo moderno, en donde no encaja la manera primitiva de gobernar de un sátrapa, en toda la extensión de la palabra. ¿Usted qué opina amable lector?