Lecturas mexiquenses
Ramón Zurita Sahagún miércoles 22, Feb 2017De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
Si algún proceso electoral suena interesante es el del Estado de México, donde las cosas se le complican al PRI y a su candidato Alfredo del Mazo Maza.
La disciplina priísta que impidió que el dedazo a favor del primo del Presidente fracturara al partido, parece no ser suficiente para llevar al triunfo al ex alcalde de Huixquilucan.
Es cierto que José Manzur, Carolina Monroy, Carlos Iriarte, Ernesto Nemer y Ana Lilia Herrera dieron su respaldo a quien fue el ganador de la auténtica rifa del tigre en que se convirtieron los comicios mexiquenses, pero la postulación de los candidatos de Morena y PAN, provocó que se emparejaran los momios.
Del Mazo Maza es un heredero directo del tronco de la familia que fundó el mítico Grupo Atlacomulco y tiene a su favor la lealtad de quienes lo conforman, pero además abona a su favor un buen desempeño como alcalde de Huixquilucan.
En contra de él operan otros factores, que van desde el desprestigio de su partido (PRI), pasando por no ser una figura carismática y peor todavía, el que los otros partidos cuentan con candidatos con atractivo electoral.
Los priístas confían en que evitar la alianza entre PAN y PRD es una buena noticia para ellos y el llevar como adversarias a dos mujeres bien posicionadas, podría producir la división del voto femenino.
Esa lectura fue la que impidió que los priístas postularan a una mujer como era el caso de Ana Lilia Herrera, secretaria de Educación, bien ubicada en las encuestas y con menos negativos que sus compañeros de partido.
Por eso, la definición de la panista Josefina Vázquez Mota como aspirante al gobierno mexiquense no cayó bien en el equipo de Del Mazo Maza, toda vez que la ven como una adversaria fuerte, pero al mismo tiempo celebraron su participación, ya que le podría restar votos de género a la abanderada de Morena, Delfina Gómez Álvarez.
Los priístas saben que una elección de tercios es mejor para ellos que dividir los votos entre dos candidatos poderosos y que no puede ser tan malo el resultado de los comicios del 4 de junio.
Y es que Delfina es una candidata cuya campaña estará respaldada por Andrés Manuel López Obrador, pero Josefina sabe que no deberá inmiscuirse en la de ella al ex presidente Felipe Calderón Hinojosa.
Delfina es menos vulnerable que Josefina, quien sabe que durante la campaña recibirá ataques al por mayor por el ejercicio de más de 900 millones de pesos para la atención de migrantes, además de enfrentar un fuerte fuego amigo, por la división que generó su inminente nominación.
Josefina ya supo que se trata ese fuego externo e interno, lo ha padecido durante la campaña presidencial del 2012 y hace unas cuantas semanas, contrario a Delfina y Alfredo, Josefina no ha ganado una sola elección y perdió la única en la que tendría que ir por el voto directo de los electores.
Dos veces diputada federal plurinominal, secretaria de Educación Pública y antes de Desarrollo Social, Josefina ganó por amplio margen la candidatura presidencial de su partido y se fue hasta el tercer lugar en los comicios de julio de 2012.
Alfredo del Mazo Maza es dos veces ganador de unos comicios, ya que primero fue alcalde Huixquilucan y después diputado federal, las dos alcanzadas por voto directo.
Igual sucede con Delfina, que primero fue alcaldesa de Texcoco y luego diputada federal y como Del Mazo, integrante de la LXIII legislatura del Congreso de la Unión.
El crecimiento de Morena en el Estado de México es sorprendente y más con una candidata que es conocida solamente en una parte de la entidad: el oriente, pero no en el resto del estado.
Parte de su crecimiento electoral lo debe a la presencia de Andrés Manuel López Obrador en su campaña, aunque también a no ser una candidata con demasiados negativos, como los traen la mayor parte de los políticos. El respaldo de AMLO es una garantía para la abanderada de Morena y podría afectar a quien resulte candidato del PRD.
Por el momento, los tres principales competidores se mantienen entre el priísta Del Mazo, la panista Vázquez Mota y la morena Delfina.
Dentro de este duelo de estrategias que realizan los partidos políticos en torno a la elección mexiquense, el descarte de una alianza entre PAN y PRD permitió al PRI alimentar sus esperanzas de triunfo y vino a desalentar al PRD, partido que va de capa caída en los procesos electorales en que participa desde 2015.
Los perredistas han visto disminuir su captación de votos en la mayor parte de las entidades en que han participado con candidatos propios y obteniendo triunfo compartidos, en donde el PAN pone el candidato a gobernador, como fueron los casos de Durango y Veracruz y en Quintana Roo, en que el candidato propuesto en alianza no es ni de uno ni de otro. De acuerdo con los cuatro últimos resultados de los comicios mexiquenses, con excepción del de 1999, los demás favorecieron ampliamente al PRI:
En 1993, Emilio Chuayffet ganó con casi 2 millones de votos, contra medio millón del panista Luis Felipe Bravo. Seis años más tarde, Arturo Montiel sacó 200 mil sufragios de ventaja al panista José Luis Durán en la más cerrada elección, con una diferencia de siete puntos. Enrique Peña Nieto obtuvo más de un millón 800 mil votos contra un poco menos de un millón del panista Rubén Mendoza Ayala, es decir venció el priísta por un margen de dos a uno. Eruviel Ávila sobrepasó las expectativas y logró más de 3 millones de votos contra un millón del perredista Alejandro Encinas, con una ventaja de 40 puntos.