La lepra, enfermedad presente en el mundo
¬ AAPAUNAM jueves 9, Feb 2017AAPAUNAM INFORMA
Jorge Delfín Pando
Con motivo del Día Mundial de la Lucha contra la Lepra, que se conmemora el 29 de enero, la académica Rosa María Ponce Olvera, de la Facultad de Medicina de la UNAM, reveló que la lepra afecta a la humanidad desde hace cuatro mil años aproximadamente y aún está presente en países como China, África, Brasil y ciertas zonas de la amazonia. En México hay diferentes focos, uno de ellos al sureste (Chiapas y Yucatán), otro en el centro del Estado de México, además de Michoacán y Morelos; de igual manera, en la zona occidental de Jalisco, Sinaloa y Nayarit, así como en Coahuila y Nuevo León.
Refiere la especialista en dermatología, que de acuerdo con informes oficiales de 138 países de todas las regiones de la Organización Mundial de la Salud, su prevalencia en el orbe hasta finales de 2015, era de 176 mil 176 casos (0.2 casos por 10 mil), y el número de nuevos casos notificados en ese mismo año fue de 211 mil 973 (2.9 casos por 100 mil), frente a los 213 mil 899 de 2014 y los 215 mil 656 de 2013.
Se conoce que la lepra es una enfermedad crónica poco transmisible, causada por Mycobacterium leprae, un bacilo de multiplicación lenta que afecta principalmente la piel, nervios periféricos, mucosa de las vías respiratorias superiores y ojos. Se trata de la infección menos infectocontagiosa. El período de incubación de la bacteria es de, aproximadamente, cinco años y los síntomas de este padecimiento –luego de tener contacto con un paciente que pude causar infección–, puede tardar hasta dos décadas en aparecer. No obstante, cuando está debidamente tratado es de nula transmisibilidad.
Esta enfermedad es multisistémica, neural, cutánea, ocular y puede derivar en pérdida de la visión, alteración de los cartílagos en la nariz, mucositis continua –inflamación de las membranas reproductoras del revestimiento del tracto gastrointestinal–, rinorrea o congestión nasal, además, también puede generar perforación de tabique, hepatitis y reacción leprosa, que es sistémica y motivo de internamiento hospitalario. Los síntomas del padecimiento se manifiestan en situación febril, con vasculitis, vasos sanguíneos que se necrosan, de ahí el mito de que la piel se cae a pedazos.
Su contagio ocurre de persona a persona y aunque ataca esencialmente la piel es equivocada la creencia de que un paciente leproso es alguien con fragmentos de piel cayendo. Una placa sin sensación, blanca o con un color más pálido que el resto del cuerpo, puede sugerir su presencia. Para su incubación, más que una condición ambiental, como requieren algunos hongos, es necesaria la predisposición de la persona (algunos individuos carecen de ciertas defensas de linfocitos) y entonces el estar en contacto con un paciente que secrete bacilos de Mycobacterium leprae puede generar el contagio.
La transmisión de la enfermedad puede darse por gotitas nasales y orales, cuando un contacto estrecho y frecuente con los enfermos que no son tratados. Sabemos que en etapas tempranas el padecimiento es curable con un tratamiento multimedicamentoso e implica un proceso muy largo de meses o años.
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