Trump contra el mundo
¬ Augusto Corro lunes 16, Ene 2017Punto por punto
Augusto Corro
Desde el inicio de su campaña política el magnate republicano Donald Trump proyectó su carácter agrio y rijoso. No escatimó palabras para calificar de criminales a los mexicanos. Se le fijó en la mente la ampliación del muro fronterizo; además, prometió deportar a millones de indocumentados y volver a Estados Unidos una nación poderosa, con la creación de empleos como nunca ocurrió.
El próximo viernes, el multimillonario será ungido como presidente de Estados Unidos, el país más poderoso del mundo. Así lo determinó la democracia sui generis que no necesariamente gana el que obtuvo la mayoría de votos. En EU el sufragio se maneja de otra manera, pues se sufraga para obtener la mayoría de delegados, que a su vez, son quienes elijen al mandatario.
En las elecciones presidenciales, la candidata demócrata Hillary Clinton superó la votación y el país quedó dividido. No se tomaron en cuenta las irregularidades en los comicios que señalaban a Trump como tramposo. La intervención de Rusia en los comicios, el anuncio fuera de tiempo de las investigaciones del FBI a la demócrata mancharon la elección. Esos hechos sirvieron para que Trump se mofara de las autoridades.
Ya con el poder, el candidato electo empezó a cumplir las promesas de campaña, sin importarle los daños que provoque en sus adversarios o enemigos. Por ejemplo, su odio contra México se dejó sentir al presionar a los fabricantes de automóviles para que sus inversiones se lleven a cabo en Estados Unidos. De entrada, la Ford canceló un proyecto de nueva instalación con un valor de mil 600 millones de dólares.
En lo general, el magnate ya tiene pactados casi millón y medio de empleos por las inversiones de diferentes empresas, que por miedo, amenazas o por negocio, decidieron invertir o reinvertir en EU. A unos cuantos días de asumir el poder, Trump se encuentra más que agradecido por la respuesta de los empresarios que decidieron volver a los orígenes de sus negocios.
La respuesta a la política proteccionista del magnate no tiene la fuerza que se requiere. Son protestas menores, como aquella de una empresa que optó por cancelar una compra millonaria de automóviles a la Ford. Suponemos que las autoridades mexicanas ya tienen preparadas las acciones de resistencia, rechazo o repudio, a lo que tiene planeado el multimillonario para dañar a México.
¿Tendrá Trump un mandato tranquilo durante su permanencia en la Casa Blanca? Es posible que no. Son muchas las razones que llevan a pensar que los conflictos se le multiplicarán, porque ocupará un cargo que exige un mínimo de conocimiento de la política y que el multimillonario no tiene. Si pretende solucionar sus problemas internos y externos por medio de la fuerza, de antemano se podría pronosticar un fracaso rotundo.
En los conflictos internos, el republicano tendrá que vérselas con una sociedad antirracista exigente del respeto a los derechos humanos. En esa misma situación están los millones de indocumentados que temen ser deportados. El sábado empezaron las manifestaciones contra Trump, en el inicio de una semana de protestas. Las marchas continuarán en diferentes ciudades norteamericanas.
En el exterior, Trump se enfrentará a dos potencias mundiales, que no se dejarán avasallar por el gobierno del magnate de la construcción. Esos dos países son: Rusia y China, movidas por los mismos intereses mercantilistas, con el ingrediente del expansionismo de ambos países. Y no solamente esto, también la lucha por las posiciones estratégicas de China en las aguas territoriales, concretamente en sus islas artificiales.
Si se le hace un examen en relaciones diplomáticas, el nuevo presidente de EU resultaría reprobado. Quizás no le importe la imagen de pendenciero que presentó desde el inicio de su campaña; pero en un mundo civilizado, suponemos, el trato debió ser más cortés, con menos amenazas, No porque se trata de un país débil se le humille y se le acuse de criminal como ocurre con México.
Si bien es cierto que serán muchas las batallas que esperan a Trump, nuestro país es el que le sirvió para sacar su odio. No somos los únicos, pero sí los más señalados por el intransigente racista y misógino presidente electo de EU. México y otros países tarde o temprano tendrán que responder a esa agresión del magnate que no conoce la historia de Hitler, un dictadorzuelo, que pretendió dominar al mundo.