Mal año para los gobernantes
Ramón Zurita Sahagún miércoles 21, Dic 2016De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
Si en años anteriores los asuntos políticos destacaban por las irregularidades electorales, las denuncias de eventuales fraudes electorales, las acusaciones que se lanzaban unos y otros personajes, además de los debates sobre posibles y reales reformas constitucionales, 2016 se significa por las acciones persecutorias de la justicia en contra de ex gobernadores.
Dos ex mandatarios prófugos y uno más de recién ingreso a prisión son el saldo de políticos investigados por una serie de ilícitos y daños contra el erario y beneficios para ellos.
Hacía tiempo que no se producía un evento de esa naturaleza en lo tocante a lo político y nunca en contra de ex gobernantes, sin importar el partido a que pertenezcan.
Es cierto que en el pasado se actuó judicialmente en contra de Félix Barra, ex secretario de la Reforma Agraria; Fausto Cantú Peña, ex director de Inmecafé; Eugenio Méndez Docurro, ex secretario de Comunicaciones y Transportes, además de Jorge Díaz Serrano, ex director de Pemex, y Arturo Durazo Moreno, ex jefe de la policía capitalina, entre otros, pero la persecución contra ex gobernadores es sumamente novedosa.
Javier Duarte de Ochoa, ex mandatario de Veracruz, prófugo, y Guillermo Padrés Elías, ex gobernador de Sonora, en la cárcel, fueron las novedades del presente año.
Los dos ex gobernadores perdieron para sus partidos los comicios celebrados en Sonora 2015 y Veracruz 2016, entidades en las que el PRI recuperó la administración estatal en el caso de Sonora y el PAN conquistó por vez primera Veracruz. Pero lo interesante de esto es que se encuentran varios ex gobernadores en capilla y en cualquier momento se podría ejercitar orden de aprehensión en su contra.
Si hoy Tomás Yarrington y Javier Duarte son catalogados como prófugos de la justicia y se encarceló a Padrés Elías, otros ex mandatarios, casi todos de filiación priísta, acabarían de la misma forma sus días.
Pero dejando de lado los ilícitos cometidos por los ex gobernadores, otro de los aspectos importante fue en lo electoral, donde los cálculos del entonces dirigente nacional del PRI, Manlio Manlio Beltrones, fueron destrozados, ya que la meta de su partido era la de ganar nueve de 12 gobiernos estatales y solamente logró triunfar en cinco, por siete de la oposición.
La mala fama y los pésimos gobiernos de los entonces mandatarios priístas fueron un aliciente para que los electores votaran en contra de ese partido y buscaran nuevas opciones.
Para Acción Nacional resultó sorpresivo tal número de victorias, mientras los priístas vieron caer en manos de la oposición estados que se consideraban de nomenclatura tricolor por no haber sido gobernados por ningún candidato ajeno al Revolucionario Institucional.
Veracruz, uno de los estados más emblemáticos de filiación priísta, cayó por vez primera en manos de un partido opositor, con el triunfo de Miguel Ángel Yunes Linares.
Se trata del cuarto estado más poblado del país, por lo que para el priísmo fue un duro golpe el revés electoral.
Tamaulipas, Durango y Quintana Roo también eran entidades jamás gobernadas por alguien ajeno al PRI. En la primera ganó el candidato del PAN, Francisco Javier García Cabeza de Vaca y en las otras dos candidatos propuestos por la alianza PAN-PRD, José Rosas Aispuro Torres y Carlos Joaquín González.
Chihuahua regresó a manos del panismo, después de varias administraciones priístas, con la victoria de Javier Corral Jurado.
Puebla, la quinta entidad en número de electores refrendó su confianza en el candidato de Acción Nacional, por lo que Antonio (Tony) Gali Fayad, no tuvo problema para ganar con amplia ventaja.
El séptimo estado ganado por el PAN fue Aguascalientes, donde ha gobernador en tres de las últimas cuatro administraciones, incluida la victoria de Martín Orozco el pasado 5 de junio.
Los priístas rescataron varios estados que gobernaban otros partidos:
Uno de ellos fue Oaxaca, donde Alejandro Murat Hinojosa venció a una izquierda sumamente dividida y que fraccionó su voto en tres candidatos. Murat solamente obtuvo el 32 por ciento de los sufragios, suficientes para ganar con amplitud.
Sinaloa era otro estado que había ganado una alianza formada por PAN y PRD, pero que ahora regresó al redil priísta con Quirino Ordaz Coppel, como candidato.
Zacatecas y Tlaxcala se mantuvieron como reductos priístas con las victorias de Alejandro Tello Cristerna y Marco Antonio Mena Rodríguez, respectivamente.Hidalgo es uno de los pocos estados del país que mantiene invicto al PRI en sus gobiernos estatales y Omar Fayad Meneses consiguió ese propósito.
Dentro de los candidatos derrotados, varios de ellos no lo esperaban, como es el caso de la senadora priísta, Blanca Alcalá, en Puebla, el también senador tricolor Héctor Yunes en Veracruz. El alcalde de Solidaridad (Playa del Carmen), Mauricio Góngora en Quintana Roo; el presidente municipal de Ciudad Juárez, Enrique Serrano, en Chihuahua; el diputado federal priísta Baltasar Hinojosa Ochoa en Tamaulipas; el diputado federal perredista, José Antonio Estefan Garfias, en Oaxaca; el senador perredista David Monreal Ávila; el ex cantante panista Francisco Javier Berganza, en Hidalgo y la senadora perredista Lorena Cuéllar Cisneros, en Tlaxcala.
Claro que la mayoría de ellos, especialmente los diputados y senadores se encontraban blindados y cada uno de ellos regresó a su fuero legislativo y hasta aguinaldo les tocó, además del escandaloso bono que se adjudicaron.
En el caso de los alcaldes con licencia, la mayoría de ellos tuvieron la suficiente vergüenza de no regresar a esas funciones.De estos 12 nuevos gobernantes habrá que esperar cuál será el resultado de su gestión y si alguno o varios de ellos cometerán los mismos errores de los Duarte, César y Javier, entre otros.