ASF, ¿cómplice de Duarte?
Francisco Rodríguez miércoles 23, Nov 2016Índice político
Francisco Rodríguez
¿Alguien en sus cabales puede explicar dónde estaba un aparato ostentoso como la Auditoría Superior de la Federación, cuando los voraces financieros desaparecieron 240 mil millones de pesos de Pemex y la CFE para sustraerlos impunemente y canalizarlos a sus bolsillos o a tapar otros brincos de manejos ilícitos en el presupuesto a cuentas públicas donde llevaban la de ganar?
El respetable cree que no estaba en lo que debe estar. Porque los sistemas administrativos del llamado Estado dan para eso y más. Son unos laberintos carísimos y encriptados que permiten hacer, en lo oscurito y con blindaje, todo tipo de entrambuliques, ajenos a la fiscalización y al rendimiento de cuentas, para hacer cera y pabilo de nuestro dinero.
Las famosas transferencias presupuestales tienen una especie de patente de corso, inmune a la supervisión contable en un sistema corrompido. Después de que la aprobación del gasto público pasa por la ceremonia de los levantadedos de la Cámara de Diputados, ya no es posible algún tipo de monitoreo o seguimiento. Todo es para los vencedores.
Los únicos que quedan condenados a acatar los recortes y los caprichos, son las franjas de población y sectores en desventaja. Salud, educación, alimentación, actividades agropecuarias, infraestructura indispensable, gobiernos de oposición, seguridad, justicia elemental, persecución del delito.
Roban y nos dejan endrogados hasta el fin de los tiempos
Todos los demás, privilegiados y favoritos del régimen quedarán absueltos de polvo y paja. Podrán nadar en las ubres del dinero como Pedro por su casa. Si llegara a darse el caso recurrente de que fallan los cálculos de la recaudación, porque se permiten millonarias exenciones de impuestos, se devuelve lo recaudado a empresas fantasmas…… se derrumban los precios del barril de petróleo, se devalúa la moneda, se encarecen los insumos, crecen los altísimos salarios de la dorada burocracia, se infartan los aparatos del SAT, los próceres contratan a nuevos caprichitos… siempre hay un expediente al que pueden recurrir para dejarnos endrogados hasta el fin de los tiempos.
El sistema tiene el camino abierto para esgrimir cualquier argumento jalado de los pelos, y declarar “en nombre de la Patria” que ha llegado el momento de seguir recurriendo a pedir prestado a sus patrones financieros del exterior, no importa cuál sea el costo, ni el pago de intereses, ni la aprobación de la Cámara correspondiente. El que venga atrás que arree, para eso se le entrega el poder.
Por su ambición, obtienen comisiones aquí y afuera
Los funcionarios de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público pondrán una cara de minuto de silencio mientras hacen la maniobra, mientras culminan la transa. Transferir recursos necesarios para la alimentación popular a otras sandeces como la caja chica, el abono vencido al pago de intereses de la deuda gigantesca…… y pedir nuevamente prestado para tapar el boquete que acaban de abrir unas horas antes, aunque sea —como ha sido el caso de siempre— adquiriendo obligaciones monetarias en Londres, Tokio o Nueva York, a espaldas de cualquier instancia, de cualquier voluntad ajena. Para eso sirven los mecanismos de transferencia. Para eso ganaron las elecciones con el 30% del voto popular, faltaba más.
El nacimiento de la ASF atemorizó a muchos, pero…
Cuando hace veinte años los fanfarrones de la pureza del sistema, Arsenio Farell y Miguel Rico a la cabeza, dieron a conocer que habían ideado la fantasmal Auditoría Superior de la Federación como un monstruo de siete cabezas, para dar seguimiento a los destinos del dinero público, los arrugados de la burocracia se desgarraron las vestiduras.
Todo mundo protestó, puso el grito en el cielo para tacharla de anticonstitucional. Se temía lo peor. Llegaba un monstruo desconocido que iba a impedir de ahí para adelante cualquier desvío, sustracción u omisión en el cumplimiento de la ley que osara asomar sus fauces.
Llegó a dotársele de facultades omnímodas, hasta las relativas a fiscalizar cualquier fondo de origen público que fuera ejercido por particulares o por cualquier nivel de gobierno, municipal, estatal o federal. Era el acabose, pensaron. El fin del sistema de prebendas, canonjías y corrupciones, sin las cuales el sistema no tendría la grasita necesaria para funcionar en la impunidad.
Miles de empleados públicos con especialidades contables y de supervisión administrativa fueron contratados para echar a andar esa maquinaria, que venía a solucionar de un plumazo todas las aberraciones gubernamentales. Orden y decencia era lo que faltaba. La nueva Auditoría era el remedio y el trapito.
El miedo se apoderó de la burocracia dorada, la que no estaba al tanto de lo que se buscaba, que no era más que un petate de muerto adecuado para amortajar un cadáver que necesitaba sepultura con honras fúnebres pomposas. Demasiado ruido para ese pobre chicharrón. Adentro del aparato, la fiesta siguió.
Las grillas desdentaron e inutilizaron a la ASF
Los analistas universitarios se sintieron decepcionados cuando empezó el proceso de zapa de la Auditoría Superior de la Federación, una criatura que incluso antes de nacer, fue demolida y orientada a la tarea de justificar todo, como siempre ha sucedido en México. Comenzaron por el principio, como mandan los cánones.
De ser concebida como un organismo independiente, con una jerarquía muy superior a todas las entidades que iba a supervisar, autónomo, libre para meter sus narices en cualquier agujero de albañal, dotado con mandíbulas y dientes feroces para tragarse al más pintado, la Auditoría llegó en pocos meses a lo que tenía que ser.
Fue convertida, por una sola votación de levantadedos en el “órgano técnico de la Comisión de Vigilancia de la Cámara de Diputados”, en un adminiculo administrativo complementario a la farsa y a la hipocresía del juego de las transferencias. En un enano del tapanco solícito, a las órdenes de los poderosos investidos por el enjuague electoral.
La frustración de los fiscalizadores del sistema. El mecanismo apropiado para que triunfaran los esfuerzos de los tenedores de libros, aquéllos que son felices cuando consiguen que las cuentitas ratoneras les chequen y les cuadren. Todo lo demás puede ser, pero como no existe en el expediente rastacuero, no existe en el mundo.
Chantajearon a Duarte con 500 mdp; él ofreció 50 y…
Hoy, la jactanciosa y petulante Auditoría Superior de la Federación es un aparato ñoño, dedicado a sorprender incautos. No espanta ni a un niño de teta. Sus burócratas, con sueldos superiores a los del primer mundo, son ya una partida de delincuentes, apoyados por contralorías internas y organismos de fiscalización estatales a cargo de los gobernadores, que también participan, ¡y de qué modo!, en la depredación nacional, en el juego de abalorios del sistema.
Recién se dio el caso inaudito, platicado por el propio personal de la ASF, de que personeros del matasiete Auditor Superior, Juan Manuel Portal, se presentaron ante el indeseable Javier Duarte de Ochoa, para venderle protección, a cambio del moche consabido. Le propusieron que por la módica cantidad de 500 millones de pesos, lo exonerarían de cualquier investigación, pues le rebajarían el monto de los dineros sustraídos al estado de Veracruz. ¡Hágame usted el refabrón cavor!
Como Duarte de Ochoa sólo les ofreció 50 de los 500 millones requeridos, Portal se sintió ofendido, lastimado en su importancia… y nada más no lo defendió, sino por el contrario lo empinó. ¿Qué hubiera pasado en caso contrario? Depende de quién mandó a hacer la negociación, quién apadrinó esa maroma, porque sería un fracaso si ya ni entre ellos pudieran asustarse, que estuvieran perdiendo facultades, usted sabe.
¿Es Juan Manuel Portal sujeto del delito de complicidad?
Como tanto peca el que mata la vaca, como el que le agarra la pata, en los hechos, el auditor superior de la Federación acabó siendo cómplice del infame Duarte. ¿Quién sigue? ¿Dejarán sus cómplices morir solito a Juan Manuel Portal?
¿Usted qué cree?
Índice Flamígero: Y a propósito de chantajistas, a la impresentable “señora de Wallace” le salió el tiro por la culata, con su propuesta de crear un ombudsman para los miembros de las fuerzas armadas, a quienes, dice, “nadie defiende”. Su exceso de protagonismo, tal vez su ambición por pasar la charola ahora también en las oficinas militares y navales, fueron echados a tierra por el general brigadier de Justicia Militar, José Carlos Beltrán, director general de Derechos Humanos de la Secretaría de la Defensa Nacional. Los ombudsman, señora, se crean para defender las garantías individuales de los gobernados frente al poder público, ¿de quién defendería entonces a soldados y marinos? ¿De sus cabos, sargentos, tenientes… de los generales, incluido el propio titular de la Sedena? ¡A qué “señora de Wallace”! Está perdida, tanto o más que Renato Sales Heredia, quien secundó la moción y la publicitó en medios. + + + Quien no ceja en su empeño de armar a los ciudadanos para que puedan defenderse de las armas de los delincuentes es el colimota Jorge Luis Preciado. + + + Y a propósito de armas, quien aún no se repone del dardo que le lanzaran los empresarios es Miguel Ángel Osorio Chong. Los barones del dinero ya sentenciaron que la secretaría que encabeza el hidalguense ha fracasado en materia de seguridad y demandan que esa área sensible salga de la dependencia. Pero si de fracasos de la Segob hablamos… el espacio no alcanzaría para enumerarlos, ¿o sí?
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