No será fácil
¬ Augusto Corro jueves 17, Nov 2016Punto por punto
Augusto Corro
“Ahora es tiempo de sanar las divisiones”: Trump.
No será fácil. Si bien es cierto que el magnate republicano ganó las elecciones en Estados Unidos, su país quedó dividido y la mayoría lo rechazan.
Eso de sanar las divisiones es un decir, que a la postre no se cumplirá, pues durante su campa electoral, el millonario ofendió a todo mundo.
Además de las ofensas reveló su condición de macho primitivo que no se ahorró palabras para insultar a las mujeres.
Tendrá que buscar, en serio, las soluciones a los conflictos que generó con sus frases de odio, no solo contra los mexicanos sino que también implicó a otras razas.
Si Trump pretende gobernar sin problemas tiene que empezar por desterrar las antipatías que le profesa la mitad de la población estadounidense.
Entre otros asuntos que le interesan resolver al magnate de la construcción es el relacionado con el Tratado de Libre Comercio, para revisarlo y en su caso desecharlo o ajustarlo a sus necesidades.
No será fácil. Son innumerables los intereses que confluyen en dicho convenio que no permitirán tocarlo a la ligera. Tendrán que revisarse renglón por renglón y serán las negociaciones las que decidan.
Por ejemplo, los fabricantes de automóviles dijeron que no saldrán de México. El comercio de México con EU no es cualquier cosa. ¿Cuál será la posición de empresarios estadunidenses y mexicanos ante la pérdida de los mercados para sus productos?
Los hombres de negocios no estarán en condiciones de sufrir pérdidas económicas por el simple interés de seguirle el juego a un neopolítico como es Trump.
La dinámica balanza comercial México-EU es un reflejo del buen funcionamiento del TLC. Si se trata de darle otro sentido, deberá cuidarse que los beneficios de dicho convenio sean equitativos.
No será fácil. ¿Cómo será la deportación de once millones de indocumentados que viven en Estados Unidos? La pesadilla continuará. El presidente Barack Obama echó de su país durante su gobierno a alrededor de 3 millones de personas.
El tema de la migración es mundial y lo mismo que ocurre en EU también se registra, pero con saldo de cientos de muertos, en el mar Mediterráneo. Esa práctica inhumana tarde o temprano pasará su factura.
Se necesita tener un corazón de piedra para separar a las familias de ilegales que tienen muchos años de vivir en EU. La deportación de millones de personas afectará de una u otra manera, a sus lugares de origen. No olvidar que miles dejaron sus casas por temor a la delincuencia o empujados por el hambre.
Plantados en la realidad, nada detendrá la migración de los habitantes de países pobres que buscarán mejores condiciones de vida. Quienes huyen de la guerra lo único que buscan es la sobrevivencia que le niegan gobiernos ciegos e injustos.
El muro fronterizo no funcionará para detener el flujo migratorio. Ninguna pared será suficiente para detener el hambre y las injusticias, así se pierda lo más sagrado: la vida.
En parte, el citado muro fronterizo también será objeto de cambios en su construcción, pues no será la pared de cemento, sino una valla, con un costo menor, que México no pagará a ningún precio.
No será fácil. El magnate también amenazó con intervenir las remesas para pagar la construcción del muro. Para que esto ocurra, se tendrá que ir por un sendero lleno de obstáculos, pues se trataría de quitar el salario, a la mala, que con esfuerzos y sacrificios consiguen los indocumentados para mantener a sus familias.
La economía mexicana padecería efectos negativos en la economía, pues se trata de un renglón de divisas que vienen del extranjero a suplir el ingreso de dinero por la caída de los precios del petróleo.
No será fácil. En EU persiste el desprecio de la población blanca hacia los negros. Aunque no con tanta discriminación como ocurría en siglos pasados. En el presente los afroamericanos, no todos, están en sitios privilegiados donde reciben el aplauso de miles de personas. Son aquellos deportistas famosos que ya no aceptan el menor signo de humillación.
Pero todavía hay sujetos que rechazan a las personas por el color de su piel, sin detenerse a pensar que el presidente Barack Obama que los gobierna tiene sangre de afroamericano. A quienes practican el racismo en la actualidad se les ve como sujetos enfermos, carentes de sentimientos, seres primitivos, herencia de la edad de piedra, para ser más precisos. Esos fueron los que votaron por Trump.
En fin, el empresario millonario tendrá, pues, que dedicarse de tiempo completo a desaparecer el divisionismo que surgió en su país con esas declaraciones racistas y de odio, que usó para cumplir con las exigencias de la demagogia. Primero deberá resolver el conflicto doméstico de aquellos que no lo quieren como presidente, para seguir con su política de peleonero de barrio.