Cínicos
Ramón Zurita Sahagún miércoles 9, Nov 2016De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
¿Por qué a unos se les debe creer y a otros no?
Dos jóvenes, dirigentes ambos de los dos principales partidos políticos nacionales se encuentran enfrascados en una serie de dimes y diretes, donde el uno es corrupto y el otro no, según el dicho del contrario.
Ricardo Anaya Cortés y Enrique Ochoa Reza, son los dos políticos que han acumulado una singular fortuna en sus 37 y 44 años de edad, mostrando sus grandes habilidades como empresarios, uno en el terreno inmobiliario y el otro de transporte.
Es cierto que las fortunas de uno y otro están disparadas ante los resultados económicos logrados por gente de su generación, con menos olfato para hacer dinero.
Ambos argumentan que iniciaron como expertos financieros a la temprana edad de 19 años y que su gran habilidad los hizo despuntar pronto.
Anaya Cortés explica que inició todo con dos casas heredadas por su abuela y así siguió hasta contar hoy con dos plazas comerciales que le dejan por su arrendamiento cerca de 300 mil pesos mensuales y hacerse de una nave industrial que cuesta 53 millones de pesos, de la que él es socio de sí mismo y de su esposa.
Ochoa Reza no le va a la zaga, ya que trabajando desde la misma edad logró en poco tiempo hacerse de una flotilla de más de 50 taxis, además de varias obras de arte de considerable valor y una casa suntuosa.
Los dos tendrán pronto otro debate en el que uno mostrará ser más cínico que el otro o, simplemente, que son iguales en ese terreno.
El tema de la corrupción es el que más profundamente está afectando a los electores potenciales, los que ven con asombro, como unos y otros políticos (de todos los partidos) muestran total cinismo al hacerse de cuantiosas fortunas desde las instancias del poder.
La violencia e inseguridad parece quedar relegada ante los cada vez más probados delitos de los políticos que sin recato alguno se apoderan de los principales contratos de gobierno y hasta del dinero público, desviando el dinero del erario.
Resulta indignante para una población que ve con terror la escalada de precios, la escasa oferta de trabajo y el poco crecimiento económico el país, mientras que los políticos amasan grandes fortunas.
Nada resulta creíble, mientras unos y otros tratan de mostrar que el corrupto es el otro y que el dinero gubernamental no llega al destino referido.
Con los señalamientos de uno y otro, aunado a los descubrimientos del enriquecimiento de ex gobernadores priistas como Rodrigo Medina, Javier Duarte, Humberto Moreira, Rubén Moreira, César Duarte y otros más, así como de panistas como Guillermo Padrés Elías, se confirma que los candados y blindajes con que cuenta el gobierno para evitar estas situaciones son, simplemente, obsoletos.
Sucede igual con el famosos 3de3 y otros mecanismos adoptados para evitar la codicia de los políticos, pero que en el terreno de los hechos han fracasado.
La plataforma donde los políticos dan a conocer sus pertenencias y el origen de sus fortunas, es solamente un catálogo de buenos deseos, donde los propios personajes dan cuenta de ellos, sin que nadie los cuestione u objete, hasta que suceden situaciones como la actual con Ricardo Anaya Cortés.
Nadie sospechaba de la riqueza del presidente del PAN, ya que por no haber estado en cargos de primer nivel, antes de ser presidente de la Cámara de Diputados y dirigente nacional de su partido.
Tampoco nadie volteaba a ver al presidente del PRI, sino hasta que se divulgó el cobro de un millón doscientos mil de la liquidación que obtuvo por su renuncia a la CFE y fue ahí cuando se supo de su flotilla de más de 50 taxis y sus otros bienes.
Pero como dice el dicho, Dios los hace y ellos se juntan. Ochoa Reza dice ser tan transparente que hasta los bienes de su hija de dos años de edad, se encuentran desglosados en el 3de 3.
Los escándalos de corrupción continúan siendo una de las armas de descalificación más usadas en las campañas electorales, que muestran, además mayor efectividad que las ofertas de grandes obras, seguridad o empleo.
Con todo y ello, a los políticos no les importa eso, ya que los que van de salida dejan la tarea para el siguiente, sin importarles quien sea su sucesor, siempre y cuando los proteja.
El saqueo de la casa de gobierno de Veracruz es una muestra más del desaseo de los políticos y de sus compinches, sin que ninguna autoridad actúe en tiempo y forma, esperando a que los posibles responsables puedan evadir la acción de la justicia.
Por lo pronto, los políticos siguen dando la nota, mostrando su descaro, desvergüenza y exhibiendo sus fortunas, las más de ellas mal habidas.
Ahora César Duarte
Las denuncias sobre corrupción parecen ser un tema inacabable en México, conforme se conocen detalles de los ex gobernantes.
Toca el turno conocer los abusos cometidos por César Duarte Jáquez en su administración en Chihuahua, donde se destacan algunos rubros como destinar más de cien millones de pesos en su gobierno al PRI, aunque ahora el dirigente estatal dice que correspondieron a las cuotas de sus militancia que trabajaban en el gobierno.
Se destaca el uso de aeronaves de gobierno para asuntos particulares como lo fueron los más de 50 viajes documentados del gobernador a su rancho, en viajes privados y no de asuntos oficiales.
Pero lo más escandaloso es lo referente a la creación de empresas fantasmas y otros asuntos que hablan del supuesto desvío de cientos de millones de pesos.