Demencial pistolización
Freddy Sánchez martes 11, Oct 2016Precios y desprecios
Freddy Sánchez
Ante la incapacidad institucional para desarmar a la delincuencia, el panismo propone armar a los ciudadanos.
Para que ejerzan su derecho a la legítima defensa contra delincuentes que intenten robarlos, asaltarlos o matarlos.
Una iniciativa de ley que provocó distintas reacciones.
Las más de éstas de asombro, rechazo y condena para lo que el panismo por conducto de uno de sus legisladores dio a conocer que se promoverá en el Congreso. Los ciudadanos tienen el derecho a defenderse para no ser agredidos impunemente.
Una tesis que bien podría justificarse sin ninguna objeción.
Porque de que muera un delincuente a que pierda la vida cualquier víctima de delito, lógicamente da lugar a estar de acuerdo.
Por desgracia, es poco probable que los ciudadanos pacíficos y honorables puedan adquirir las habilidades necesarias para hacer un uso cuidadoso de las armas a su fácil disposición, sin que esto represente un peligro para sí mismos, su familia y en entorno en que viven o trabajan.
Por lo demás, la proliferación de armamento familiar seguramente propiciaría un incremento en la violencia entre jóvenes y adultos poco considerados en su trato con los demás, lo que sería más grave teniendo acceso libre a un arma de fuego.
Baste decir al respecto que en los Estados Unidos, las facilidades a los particulares para armarse, recurrentemente han ocasionado grandes tragedias por el uso criminal de armas entre personas con inestabilidad emocional. Algo que en México suele ser común por la vida agitada y convulsa que afronta la mayoría de los habitantes citadinos.
Así que eso que un sector del panismo se ha dado en considerar la solución contra la indefensión ciudadana ante la delincuencia (legalizando el uso colectivo de las armas), francamente se antoja una aberración.
La cura podría resultar peor que la enfermedad de llegar a aprobarse una ley que permita a todo ciudadano, armarse hasta los dientes.
Algo que se traduciría en un gran negocio privado; sin que ello, obviamente, signifique poder dar garantía alguna de una efectiva reducción de los índices delictivos, bajo el iluso supuesto de que los delincuentes tendrían temor de enfrentar a ciudadanos armados.
Y es que los propios delincuentes podrían armarse más y mejor para la comisión de sus delitos.
En ese tenor huelga decir que los mejor armados y más adecuadamente capacitados para el cumplimiento de su deber tienen que ser los responsables de la seguridad.
Cuerpos policiacos debidamente tecnificados, a la más alta escuela para enfrentar los retos de las delincuencia moderna, disponiendo del armamento que realmente sirva a los fines de combatir a criminales con armas de gran potencial mortífero, independientemente de la adopción de esquemas eficaces contra la corrupción, es lo que en verdad hace falta para salvaguardar la vida y las haciendas de los ciudadanos. Y sobre todo para dejar de lado el intento absurdo de una demencial pistolización.