Los políticos “CHPT”
¬ Salvador Estrada martes 13, Sep 2016Folclor urbano
Salvador Estrada
“Zapatero a tus zapatos”, dice la máxima popular que es desconocida por los políticos, que en su trabajo ”hacen de todo” para no perder la chamba y quedar bien con el jefe que los nombra y se convierten en “todólogos” o “polivalentes” o “factótum”.
Enrique Ochoa Reza, líder del PRI, es un claro ejemplo de lo que es un “polivalente”. Después de ser director de la Comisión Federal de Electricidad lo mandan al Partido Revolucionario Institucional como presidente, para que desde ese liderazgo organice las elecciones del próximo año en tres estados del país. Sin saber cómo se organizan las elecciones y se ganan los votos, se abraza de la CNC, la casa de los campesinos, y de la CTM, feudo obrero, con la esperanza de aprender con esas organizaciones.
Él, que es economista, con la experiencia que adquirió en esa dirección, empezará a “cortarles la energía” a los que no se cuadren a su mandato y también pondrá “diablitos” a la oposición, a fin de “robar la luz” de sus candidatos. El no tiene el perfil del político luchador que reclama los derechos de los pobres, pero sobre la marcha aprenderá y como en la CFE, “subirá las tarifas” a los grillos y si no aceptan “les dará toques”. En ese cargo obtiene el título de ”todólogo” titulado.
Salomón Chertorivski, titular de la Secretaría de Desarrollo Económico del gobierno capitalino, fue secretario de Salud en la administración panista, sin ser médico, como lo exigía la tradición para ese cargo. No sabía como se debe decir si gripe o gripa. Gripa los que están “agripados”…Gripe los que están ”agripedos”. Es un caso más de “polivalente” o “factótum”.
Pero el más estacado es José Antonio Meade, quien después de ser titular de la Secretaría de Hacienda, en el régimen panista, el actual gobierno priísta lo lleva a la Secretaría de Relaciones Exteriores. Y en ese cargo conoce la alfombra roja que se coloca al paso de los “grandes” y brinda con champaña y bebe los mejores vinos y saborea exquisitas viandas. Se “codea” con los presidentes de las potencias mundiales y con la nobleza británica.
Después de conocer la gloria ¡lo mandan al infierno! El Presidente de la República lo designa secretario de Desarrollo Social. Bueno, convivir entre los pobres no es estar en el paraíso. Porque la alfombra roja se volvió camino de terracería y las viandas se volvieron tacos y los castillos europeos hoy son cerros y más cerros. Como buen político, Meade se adaptó a su nueva vida y sus trajes los dejó en el clóset. Su cargo le exigía pantalón vaquero, camisa y chamarra. Sus licenciaturas en economía y en derecho, así como su doctorado en economía, no significaban nada para las familias pobres, ni tampoco para los campesinos que ignorantes de su saber sólo pedían ayuda para comer.
Meade, resignado hacía su trabajo lo mejor que podía, y el presidente Peña, ante el “copetazo” de Trump, que le metió Luis Videgaray, entonces secretario de Hacienda, quita a éste y ¡¡¡oh dioses!!! nombra a Meade en su lugar.
Este político dejó de ser “todólogo, ”polivalente” o “factótum” y alcanzó el rango mayor que da la burocracia a sus jefes que sortean todas las vicisitudes y lo registran en la historia como un auténtico “CHPT”, ¡CHingones para todo!