40 millones de dosis de vacunas contra la influenza
Elsa Rodríguez Osorio, Salud viernes 9, Sep 2016Cápsulas de la salud
Elsa Rodríguez Osorio
- Una de cada 10 mujeres sufre depresión después del parto
- En México hay dos millones de personas con epilepsia
Este año el sector salud contará con 40 millones de dosis de vacunas contra la influenza, de acuerdo con José Luis Sandoval, Jefe de Áreas Críticas del Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias (INER), durante el Seminario “Contra la Influenza, Mayor Información”, organizado por laboratorios Chinoin.
Señaló que ante la temporada de influenza de noviembre, diciembre y enero la población debe estar atenta a las campañas preventivas para que ante los primeros síntomas de alarma, acudan con el especialista, se atiendan a tiempo con el tratamiento adecuado. Aunque los virus de la influenza cambian de manera constante, no es inusual que aparezcan nuevas cepas cada año. Para esta temporada de influenza se esperan al menos cuatro virus ya conocidos, con mayor intensidad, los virus tipo A. Los síntomas de la influenza son más severos que los de una gripe común, como fiebre mayor a 38oC, dolor de cabeza intenso, tos, ataque al estado general de salud.
Hay que acudir al médico para una prueba diagnóstica rápida y si es posible, confirmatoria de tipo molecular, para iniciar el tratamiento con medicamentos como Amantadina® o Rimantadina®. La Amantadina (antiflu-des®) está indicada en el tratamiento de la gripe por virus de influenza del grupo A, ya que bloquea la replicación o duplicación del virus.
La Rimantadina (gabirol®) es un antiviral, indicado para la prevención y tratamiento del virus de la influenza A.
Es importante recalcar que hay que vacunarse y hacerlo en lugares públicos donde la ofrecen, como en estaciones del Metro o centros comerciales, pues la vacuna es igual en todas partes.
Hay que vacunarse cada año, en especial la población más vulnerable como niños menores de 5 años y mayores de 65 años, mujeres embarazadas, pacientes asmáticos, con enfermedades neurológicas, pulmonares crónicas y del corazón, alteraciones sanguíneas y obesidad extrema.
Síntomas de alarma: fiebre alta, dolor muscular, dificultad .para respirar, vómito o diarrea persistentes.
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Una de cada 10 mujeres mexicanas sufre depresión después del parto, pero con la información y tratamiento debidos pueden lograr su total recuperación, aseguró el jefe del Departamento de Psicología del Instituto Nacional de Perinatología (INPer), doctor Francisco Morales Carmona. Sentimientos de ansiedad, irritación, tristeza con llanto e inquietud son comunes, pero casi siempre desaparecen sin necesidad de tratamiento.
Sin embargo, hay una alta morbilidad a causa de este problema, con consecuencias tanto para la madre como para el hijo y la familia. Por ello, es importante que se reconozca la sintomatología lo antes posible, para que la mujer reciba la ayuda necesaria.
El INPer ofrece tratamiento que incluye medicamentos, psicoterapia o la combinación de ambos y hay medicina antidepresiva para las madres lactantes sin ninguna repercusión al bebé.
Sin tratamiento, la depresión posparto puede durar meses o años y las complicaciones potenciales de largo plazo son las mismas que en la depresión grave.
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Se calcula que en México hay dos millones de personas con epilepsia, en la mayoría de los casos el principal síntoma es la convulsión y se manifiesta con mayor frecuencia durante la infancia y en adultos mayores de 60 años, asegura la doctora Iris Martínez Juárez, adscrita a la Clínica de Epilepsia del Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía.
Cualquier persona puede sufrir epilepsia sin importar su condición social o edad. Se trata de una enfermedad caracterizada por crisis debido a descargas neuronales desordenadas y excesivas.
Este trastorno, se debe principalmente a causas genéticas o hereditarias, pero también cuestiones secundarias como neurocisticercosis, daño perinatal, algún evento vascular cerebral, traumatismo craneoencefálico Cada caso es distinto, personal y el tratamiento no debe interrumpirse, a fin de evitar que aumenten las crisis epilépticas.