¿Son atractivas las elecciones?
Ramón Zurita Sahagún martes 14, Jun 2016De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
Los recientes comicios celebrados en 14 entidades del país, donde se renovaron 12 gubernaturas, mostraron otra vez la poca participación ciudadana en las urnas.
Quedó en claro que los electores requieren de motivaciones extraordinarias para acudir a sufragar, ya que el atractivo de la democracia no les parece suficiente.
Cuando México era un país de partido único, los ciudadanos participaban más en los procesos electorales o, cuando menos, así nos los hacían sentir las autoridades.
Los electores acudían de forma monótona a las casillas y votaban mecánicamente por el candidato de ese partido único (PRI), ya que en raras ocasiones ganaba un candidato ajeno a ese partido tricolor.
Es cierto que antes de 1989, los escasos triunfos de la oposición al PRI dieron como mayor logro estatal los triunfos en las capitales de Yucatán (Mérida), Durango (Durango) y Chihuahua (Chihuahua), así como un puñado de alcaldías menores, sobresaliendo las de Ciudad Juárez y León.
Sin embargo, fue hasta 1989, con la victoria de Ernesto Ruffo Appel en Baja California, cuando los opositores al PRI iniciaron su verdadero crecimiento.
Se esperaba que con la transición, la concurrencia a las urnas sería un aliciente para la mayiría de los ciudadanos, que gustosos acudirían en masa para sufragar sea por el candidato opositor o por el partido que continuaba siendo mayoritario.
No fue así, aunque en algunos casos si se produjo la efervescencia de un candidato que jalaba multitudes y se lograron cifras de participación mayores al 60 por ciento.
Con todo y ello, la media seguía siendo, para un exitoso proceso electoral, llegar al 50 por ciento de participación y cuando se rebasaba resultaba extraordinaria.
Es cierto que en el camino, se presentaron algunas eelcciones que sí jalaron la atención y deseo de los ciudadanos por acudir a las urnas a sufragar, pero no era lo normal.
Para los comicios del domingo 5 de junio, la elección se convirtió en un Ministerio Público, donde los participantes se atizaban con todo, denunciando abusos, enriquecimiento ilícito, vínculos con el crimen organizado de unos y otros.
El lodo y laas descalificaciones fue sinónimo de propuestas y mientras más suciedad saliera a relucir, mejor para los antagonistas.
Ahora se especula que eso puede ser una de las principales causas de la abstención, aunque la menor participación de los ciudadanos en las urnas ocurrió en entidades en las que la guerra sucia no lo fue tanto.
La Ciudad de México (Distrito Federal) y Baja California son las entidades en las que no se eligió gobernador y mostraron la más pobre participación ciudadana.
En la primera de las entidades, los ciudadanos acudieron en un promedio de 28 por ciento, para elegir a lo que han dado en llamar diputados constituyentes, encargados de redactar una Constitución para lo que ahora es CDMX.
Baja California que eligió a sus cinco alcaldes y a los integrantes del Congreso tuvo una mayor participación, ya que 33 por ciento de los electores acudieron a sufragar, es decir uno de cada tres empadronados.
Puebla y Sinaloa, donde la diferencia entre el ganador y el segundo lugar rebasó los dos dígitos no alcanzó siquiera el 45 por ciento de participación ciudadana, con todo y que la guerra de lodo fue mínima.
Veracruz fue todo un cochinero, donde se entrelazaron historias de familia, viejas rencillas, acusaciones del pasado y enfrentamientos entre propios correligionarios, tuvo una participación del 53 por ciento, lo que dejan en claro que la gente no se impresionó por los ataques de unos y otros y decidió ejercer su derecho cívico de votar.
Tamaulipas con tantos señalamientos de supuestos vínculos con el crimen organizado y hasta del desorganizado de los candidatos tanto del PRI como del ganador del PAN, enseñó que los electores prefieren votar que creer en esas historias de terror. Esta entidad mostró una participación en las urnas, del 56 por ciento.
Quintana Roo tuvo una participación electoral del 54 por ciento.
En Aguascalientes se propagó una historia (verídica) en que el candidato del PAN mantiene un juicio pendiente. La participación ciudadana fue del 53 por ciento
Otro estado, en el que vendieron historias de presunto involucramiento del candidato de la alianza del PAN-PRD con la delincuencia organizada es Durango, en que la participación ciudadana en las urnas, también fue del orden del 56 por ciento.
Curiosamente en cada uno de esos estados de fuerte presencia de la guerra sucia contra los candidatos de la oposición, la participación electoral fue superior al 50 por ciento y todos resultaron ganados por los involucrados, que además representaban al Partido Acción Nacional, en algunos casos en alianza con el PRD.
Sin embargo, los cuatro estados en los que ocurrió la mayor participación ciudadana fueron ganados por el PRI: Hidalgo con el 60 por ciento de clientela electoral, así como Oaxaca, Tlaxcala y Zacatecas con el 58 por ciento.
En el primero de ellos, el priísta salió como amplio favorito y lo mostró en forma aplastante con el voto a su favor, en los otros se dudaba que ganaran los candidatos del tricolor y lo hicieron.
Pero en Chihuahua, otro estado ganado por el PAN donde la ciudadanía mostraba un rechazo total al gobernador en turno (militante del PRI), la participación ciudadana fue menor al 50 por ciento (49) aunque eso sí expresaron su voto de castigo al mandatario estatal.
Con esos números queda claro que los estados más votados fueron ganados por el PRI y los más involucrados en la guerra sucia por el PAN y, en su caso, con su aliado el PRD.