Zambrano y el buen humor
¬ Augusto Corro miércoles 6, Abr 2016Punto por punto
Augusto Corro
Vaya que tiene sentido del humor el perredista y diputado, Jesús Zambrano, presidente de la mesa directiva de la Cámara de Diputados.
El “Chucho” lanzó, desde Zacatecas, una advertencia a los gobernadores de todos los partidos, de que su actuar en el endeudamiento público será escrupulosamente revisado, con base en las nuevos instrumentos legales, para evitar actos de corrupción y enriquecimiento ilícito.
“Los gobernadores que están por dejar el cargo serán los primeros en ser auditados”, explicó el legislador.
Seguramente, esa advertencia del “Chucho” provocó una risa, sino es que una carcajada, en los mandatarios estatales, que tendrán que dejar el cargo en los próximos meses. Los políticos transas sólo son juzgados por los políticos y si Zambrano cree que se les puede aplicar la ley y mandarlos a la cárcel está muy equivocado.
Leyes para castigar a los corruptos siempre hubo; lo que no existió nunca, ni existirá es la voluntad para castigar a los gobernadores que endeudaron a sus gobiernos, con el único propósito de enriquecerse personalmente con el saqueo al erario.
Ojalá y las palabras de Zambrano se hagan realidad, porque en el historial de la corrupción, aparecen los nombres de los gobernadores y ex gobernadores.
De los primeros, recordados al azar son: Javier Duarte, Veracruz; César Duarte, Chihuahua; Rafael Moreno Valle, Puebla; Gabino Cué, Oaxaca.
De los segundos, la relación cuenta con los nombres de los siguientes personajes: José Murat, de Oaxaca; Ulises Ruiz Ortiz, también de Oaxaca; Mario Marín, de Puebla; Rodrigo Medina, de Nuevo León; Guillermo Padrés, de Sonora, etc. No cabe duda que el “Chucho” Zambrano tiene buen humor, pues siempre que lo entrevista suelta chascarrillos y amenazas en las que ni el mismo cree. Una pregunta al directivo de la Cámara de Diputados: ¿Por qué no empiezan, de una buena vez, con la revisión del gobierno de Javier Duarte? Los hechos son mejor que las palabras.
CALDERÓN, LA PESADILLA DE ANAYA
El líder panista, Ricardo Anaya, tiene una pesadilla constante: la reactivación política del ex presidente Felipe Calderón.
¿El motivo?
La presencia del ex mandatario en los actos políticos de los candidatos panistas a cargos de elección popular.
Esa oportunidad la aprovecha el panista para autoelogiarse y promover la imagen de su esposa Margarita Zavala, quien ambiciona la candidatura presidencial para el 2018.
Calderón ya comprobó que no existe un rechazo total a su persona, condición que aprovechará para fortalecerse en su partido.
Y ese regreso fortalecido del michoacano es la pesadilla del dirigente Anaya, un joven sin mucha experiencia que también quiere hacer realidad sus sueños políticos, que no son otros que ungirse, también, como aspirante a la presidencia de la República en el 2018.
Con tal fin, Anaya utiliza, de entrada, miles de spots con su imagen en un derroche de publicidad política. Sobre este tema, Calderón dijo que su esposa Margarita no usa esa propaganda y es mejor conocida en el país, “a pesar de que ella no tiene una posición pública y ni tampoco tiene spots televisivos”.
En las encuestas, Margarita aparece como la mejor posicionada de los panistas con aspiraciones a competir en las presidenciales del 2018. Esta es la razón por la que Anaya ve en Calderón la pesadilla que no le permite dormir tranquilamente.
Porque además de esa intranquilidad que le produce la actividad de Calderón, otros aspirantes también lo tienen inquieto. Tales son los casos del gobernador de Guanajuato, Miguel Márquez Márquez; del presidente del Senado, Roberto Gil Zuarth, y de algún espontáneo, de última hora, que busque participar en la contienda electoral de la cúpula panista.
Claro, Anaya ya tiene suficiente preocupación con el gobernador de Puebla, Rafael Moreno Valle, quien moverá hasta lo imaginable para que su nombre aparezca en la boleta electoral presidencial del 2018, como abanderado panista.
Si algo consuela al líder panista Anaya es que Calderón difícilmente podrá lavar su imagen pública, luego de su guerra fallida contra la delincuencia organizada que costó la vida a más de cien mil personas, y por lo mismo, tiene un juicio pendiente con la Historia.
Pero algo que sin duda le pesa a Acción Nacional es la confirmación real de que sus representantes en el poder no sirven para gobernar, como lo demostró el propio Calderón y su antecesor en el cargo, Vicente Fox, de triste memoria. Ambos políticos no pudieron sacar a México de la pobreza.
El guanajuatense que tuvo la oportunidad del cambio, para eso fue electo, la dejó a un lado para dedicarse al enriquecimiento de su familia.
Así pues, lo que se espera en Acción Nacional una división más marcada entre los grupos que lo integran. En general, la derecha estará dividida en el 2018, igual que la izquierda porque son más fuertes los intereses y los negocios que la ideología o convicciones partidista, sepultada hace mucho tiempo.