La política del “avestruz” en Cancún
Mauricio Conde Olivares viernes 19, Feb 2016“Hora 14”
Mauricio Conde Olivares
Recientemente se registró un brote de contaminación de alimentos en el Hotel Oasis Palm de Cancún, con el saldo de más de 300 huéspedes turnados de emergencia a una clínica privada, mientras que varios trabajadores fueron diagnosticados con salmonella por el IMSS, pero resulta que la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios en este destino turístico, encabezada por Miguel Ángel Gutiérrez Castillo, no ve más allá de su nariz, en franca complicidad con ese centro de hospedaje.
Como decía Benito Juárez: “A mis amigos justicia y gracia; a mis enemigos justicia a secas”. Si no me cree, le dejo las palabras textuales de este servidor público.
“Mira, ya acudimos al hotel Oasis Palm, hicimos una verificación de las instalaciones y el manejo higiénico de los alimentos y demostró el total cumplimiento de las normas al respecto y tomamos una serie de muestras de alimentos, que se enviaron al laboratorio jurisdiccional y vamos a esperar los resultados la próxima semana para determinar el procedimiento a seguir.
“No tengo confirmación de ningún contagio, hicimos las acciones derivadas de publicaciones en la prensa donde se mencionan casos que yo no tengo confirmación de nada, no tenemos ninguna queja específica de persona alguna o enferma.
“Lo tomamos como una denuncia pública y por eso hacemos las investigaciones.
“Nosotros no hemos entrevistado a ningún directivo o personal de ese hotel, nuestro trabajo consiste en hacer revisiones de las instalaciones, en el manejo y conservación de los alimentos, ese es nuestro trabajo y toma de muestra de alimentos para determinar si existe contaminación, pero no hacemos entrevistas.
“No hay elementos para aplicar clausura de áreas porque solo tenemos la publicación, no sabemos si hubo personas afectadas porque no tengo quejas ni datos al respecto, no tenemos evidencia.
“De los muestreos de alimentos tendremos resultados la próxima semana, el miércoles; todo el personal cuenta con sus respectivas tarjetas sanitarias.
“Si existió o no el contagio, eso no lo van a dar los resultados del muestreo; no podemos adivinar si existió, tenemos que irnos a las pruebas, en este caso es un muestreo de alimentos que si existe contaminación en ellos, pues existirá una responsabilidad.
“Además ignoramos los justificantes médicos del IMSS a trabajadores por presencia de salmonella en sus organismos, porque nosotros no atendemos trabajadores, ni turistas, ni nada, nosotros atendemos la denuncia como una denuncia pública y acudimos a constatar que el establecimiento esté en condiciones sanitarias y el muestreo de alimentos.
“Tampoco nos corresponde investigar en el hospital privado donde se atendieron turistas por dolor estomacal, vómito y diarrea, a nosotros no. Nos corresponde el establecimiento, sus condiciones sanitarias y el manejo de alimentos”.
Insistió Gutiérrez Castillo que la Cofepris no trata con los trabajadores, ni con los turistas, ni nada, “simplemente al establecimiento y su manejo de alimentos es donde tomamos muestras. Nosotros somos Cofepris, que es vigilancia sanitaria de los establecimientos en el manejo de alimentos, no de los trabajadores”.
Además, replicó: “El que tengan su tarjeta de salud los trabajadores es un control que ellos llevan y eso no lo manejo yo, hay un Centro de Tarjeta de Salud que está a un lado del urbano número 1, ahí pueden dar especificaciones sobre las tarjetas de salud, es un tema que yo no lo sé”.
Ahora, estimado lector, le pongo a su consideración la narración de una de las víctimas:
Pabla Cabello y su familia fueron parte de los más de 300 afectados, entre huéspedes y trabajadores, aparentemente a través de alimentos ingeridos en el hotel Oasis Palm.
Lo que debía ser un viaje inolvidable por las atractivas playas y atracciones que ofrece uno de los destinos turísticos más cotizados del planeta, terminó convirtiéndose en una pesadilla para cerca de 300 personas, entre huéspedes y trabajadores, del hotel Oasis Palm de Cancún, México, quienes registraron intoxicaciones aparentemente por el consumo de alimentos durante la semana del 8 de febrero.
Pabla Cabello, chilena que llegó al lugar el pasado viernes 5 de febrero junto a un grupo familiar de 19 personas, relata que ya el día lunes “15 de los que 19 estábamos enfermos. Todos con los mismos síntomas”.
Ese mismo día, comenta, “preguntamos en el hotel y eran muchos los enfermos, mandaron a una doctora a la habitación y, según ella, ya llevaba 40 casos enviados a urgencias de un hospital en Cancún”.
En el centro de asistencia médica, sin embargo, no hubo diagnóstico común, según cuenta.
”Mi hija fue trasladada al hospital, le hicieron examen de sangre y arrojó que tenía una infección estomacal. Pero, a un padre y su hija que andaban con nosotros, les salió que tenían una bacteria”, dice.
De acuerdo a información publicada por medios mexicanos, dentro de los intoxicados había un alto número de chilenos, registrándose alrededor de 40 casos, hecho que fue utilizado como argumento por parte de las autoridades del hotel, aunque proporcionaron atención médica y remedios sin costo para los huéspedes.
“El hotel dijo que era algo viral, que prácticamente los chilenos habíamos llevado, porque, según ellos, la mayoría eran chilenos. Pero nosotros conversando (con los demás afectados) no eran sólo chilenos. De hecho vimos una brasileña que se iba porque decía que su hija tenía salmonella. Había americanos y de varias nacionalidades. Lo que sí, en el hotel había chilenos”, comenta Pabla.
Respecto a los alimentos consumidos, al menos por el grupo con el que vacacionó, sostiene que “tratamos de establecer si hubo algún alimento consumido en común, pero muchos comimos en diferentes lugares, el hotel tiene distintos restoranes, pero creo, por lo que me dijeron ahí, que hay una cocina principal. Los médicos decían que claramente eso había salido de los alimentos del hotel”.
Según el relato de la chilena, la situación era generalizada entre los pasillos del hotel. “Era una cuestión horrible, estabas en el lobby y llegaba la gente llorando, salían con las guaguas. Era común ver eso”, describe.
Producto del hecho, tanto Pabla y su familia, como los cientos de otros intoxicados, vieron mermadas sus posibilidades de disfrutar de los diferentes atractivos que ofrece Cancún.
“Fuimos por una semana y estuvimos tres o cuatro días encerrados. No fueron vacaciones, los tour se cancelaron, no se pudo hacer nada”, relata.
Finalmente, añade que aún de vuelta en Chile, no todos se han recuperado “por ejemplo, una integrante de otra familia que andaba en nuestro grupo tuvo que ir ayer a urgencias, ellos nunca se recuperaron bien y ahora están con tratamiento de antibióticos”; pero esto será motivo de posterior análisis en otra entrega de Hora 14.