Deslealtades y corruptelas de la embajadora Lajous
¬ Dante Limón lunes 1, Feb 2016El Infierno de Dante
Dante Limón
PURGATORIO: Es urgente que la sobrina de Carlos Salinas, que está al frente de la cancillería, asuma su cargo y culmine el caos que vive la embajada del país en España, causado por Roberta Lajous. Ya son cientos los escritos y mensajes que ha recibido, como el que publica aquí esta columna:
“La embajadora Roberta Lajous dedica poco tiempo a su trabajo. Ninguna tarde de la semana se le ve en la embajada. Sus prioridades, en horas de oficina, son el gimnasio, la ópera, el salón de belleza, el teatro y los festivales de cine”.
Viaja por toda España, invitada por empresarios. Suele llevar como pareja a su íntima amiga, Luisa Treviño, ex funcionaria de la embajada, a quien presenta en reuniones oficiales como asesora y quien le resuelve todos los temas de la relación, que ella ignora.
Un ejemplo reciente de la frivolidad de Lajous fue su viaje a las Islas Baleares, donde empresarios hoteleros pagaron los gastos de Lajous y su marido, con el pretexto de promover el turismo español hacia México, turismo que, desde que Lajous es embajadora, ha ido en picada.
Su deslealtad hacia el Presidente y hacia la canciller afloran a cada momento. En una reunión con académicos del prestigiado Instituto Ortega y Gasset, criticó que -según ella- Elba Esther Gordillo dirija el SNTE desde la cárcel y se atienda de sus enfermedades en hospitales de lujo, fuera de prisión.
PARAÍSO: También ha hecho críticas en círculos de poder españoles, a la reforma energética, porque ella coincide más con los criterios estatistas de su hermano Adrián Lajous (ex director de Pemex), que con los del Presidente.
Las críticas de Lajous también llegan a Claudia Ruiz Massieu, a quien le critica su sobrepeso y la tacha de bipolar: “primero me llama, muy cariñosa, al día siguiente de tomar posesión como canciller, y luego me ignora”, ha dicho la embajadora.
Eso sí, la embajadora no se conformó con los tres vehículos oficiales que tiene a su disposición (incluyendo un Audi A6) y fue muy eficaz para comprar, con recursos públicos, un BMW del año, para uso exclusivo de su marido.
También ha gastado miles de euros en decoraciones superficiales en la casa oficial, muchas veces mandando traer obras de arte desde México. Todo, a costa del erario público.
Se ha vuelto experta en presionar al contador de la embajada para que compre facturas a las empresas proveedoras, con el fin de justificar los gastos sociales que, mes tras mes, exceden los montos máximos autorizados.
INFIERNO: Cuando fue embajadora en Cuba, Lajous acusó de tratante de blancas a un alto funcionario de la cancillería, el embajador Roberto Rodríguez, actual cónsul en Phoenix, quien tuvo que dejar el cargo de director general de Asuntos Consulares, por hechos que nunca se le probaron y luego hubo que reinstalarlo.
Cuando Lajous fue la segunda de a bordo en la representación de México en la ONU, su agresivo pleito con su jefe, el embajador Adolfo Aguilar Zínzer, ocasionó un severo daño a la toma de decisiones en momentos cruciales, por la pertenencia de México al Consejo de Seguridad. Cuando fue embajadora en Bolivia, su desprecio manifiesto por ese país y por sus gobernantes, terminó de hundir la relación bilateral.
Ahora, Lajous tiene sumida en el caos a la representación mexicana más importante en Europa. ¿Qué necesidad tiene México de seguir tolerando estos perfiles, ya no sólo ineficaces, sino absolutamente desleales con México?