Oaxaca, el PRI busca candidato
Ramón Zurita Sahagún martes 10, Nov 2015De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
El PRI apuesta con todo a la recuperación de los tres estados en manos de la oposición desde la elección de 2010, aunque sabe que Puebla lo tiene perdido con antelación.
La buena gestión del gobernador Rafael Moreno Valle Rosas, su encumbramiento hacia la candidatura presidencial de su partido y los sondeos realizados con vista al eventual resultado de los comicios del 2016, dan un gran margen de maniobra a Acción Nacional.
Puebla sabe el priismo que la tiene difícil, más sencillo es Sinaloa, donde el gobernador postulado por la gran alianza entre derecha e izquierda, resultó ser más priísta que sus antecesores que sí militaban en el partido tricolor.
En Sinaloa, la cúpula partidista sabe que solamente es cuestión de elegir un candidato que no fracture a la militancia y ese puede ser cualquiera, menos el que el gobernador Mario López Valdez quiere.
Pero Oaxaca parecía un bombón a punto de comérselo los priístas en lo tocante a resultados electorales.
Todo se encontraba a su favor, un mal gobierno de Gabino Cué Monteagudo, una ciudadanía harta de los desplantes y abusos de aquellos que se erigen como izquierdistas, pero no se comportan como tales.
Ciudadanos hartos de que el estado se encuentra secuestrado por la sección desde hace más de diez años y apenas parecen liberarlo, por lo que están deseosos de buscar nuevas expresiones políticas o regresar a las de antaño.
En Oaxaca, los priístas estaban seguros de su regreso al gobierno estatal, solamente era cuestión de tiempo.
La lista de aspirantes era extensa, ya que los oaxaqueños se encuentran bien posicionados y los ex gobernadores surgidos de ese partido controlan sus respectivos grupos. Así fue como Diódoro Carrasco Altamirano se convirtió en gran impulsor del hoy gobernador Gabino Cué Monteagudo, a quien llevó de la mano por todos los lugares en los que estuvo, desde el gobierno estatal y la secretaría de Gobernación.
Diódoro se fue al PAN y luego de ser enviado al tercer lugar en la elección de 2012, frustrando sus aspiraciones ser nuevamente senador, prefirió dedicarse a la asesoría y hoy es una pieza fundamental en el equipo de Rafael Moreno Valle Rosas.
Su antecesor Heladio Ramírez López, mantuvo un cacicazgo en la Confederación Nacional Campesina, acaparando cargos públicos para él y sus hijos, Narcedalia y Luis Alberto. Con bajo perfil, pero Heladio se convirtió en el guía y promotor de Diódoro al que llevó de la mano al gobierno estatal.
Después de ellos dos siguieron José N. Murat Casab y Ulises Ruiz Ortiz, quienes sellaron un pacto de amigos. Murat iría primero y Ulises después, pero el segundo manejaría la estrategia electoral del primero.
Todo marchó de acuerdo a lo proyectado Murat Casab fue gobernador y le siguió Ruiz Ortiz, pero el segundo ya no quiso mantener los privilegios del primero y vino el rompimiento Fue entonces cuando se ventiló el tufo de corrupción en la administración estatal de José N. Murat.
El distanciamiento fue grande, a pesar de que ambos eran personajes muy cercanos al entonces presidente nacional del partido, Roberto Madrazo Pintado.
Murat Casab y Ruiz Ortiz se declararon enemigos acérrimos y el primero actuó en contra de Eviel Pérez Magaña, candidato a sucesor del segundo.
El apoyo del ex gobernador fue parte de la estrategia que le valió el triunfo a Gabino Cué, con todo y que Murat Casab se encuentra distanciado de Carrasco Altamirano.
La guerra entre José N. Murat y Ulises Ruiz estaba declarada con antelación, pero se hizo más patente.
Desde finales del año pasado se filtró una investigación sobre la fortuna de la familia Murat y se ventilaron las propiedades que tiene esta familia fuera del territorio nacional, incluido su hijo, Alejandro Murat Hinojosa, director del Infonavit y considerado como el prospecto más sólido del PRI al gobierno de Oaxaca.
La ofensiva en contra de Murat Hinojosa se inició y se ventiló la fortuna acumulada en sus pocos años de trabajo, aunque no bajaron sus bonos en cuanto a presencia en el estado, se le seguía considerando el favorito para la candidatura del tricolor.
Sin embargo, tenía un pero en su contra, la Constitución estatal que establecía una residencia de cinco años, para los no nacidos en la entidad, situación en la que se encuentra Murat Hinojosa, nativo del Estado del México, entidad en la que desarrolló la principal parte de su carrera política, al lado del hoy presidente Enrique Peña Nieto.
Ante este escollo se procedió a reformar la Constitución, reduciendo a tres años la residencia, causa que se dirimió en la Suprema Corte de Justicia de la Nación, dando los Ministros un revés a la pretensión del Congreso local.
Se mantuvieron los requisitos y con ello el inminente descarte de Alejandro Murat, lo que más tarde se supo fue una jugada de Ulises Ruiz Ortiz.
La afrenta no ha sido cobrada por Murat Casab, quien contuvo su coraje, pero se encuentra a la expectativa, esperando el momento para presentar la factura correspondiente.
Ulises tiene dos gallos para la nominación: Eviel Pérez Magaña y Héctor Pablo Ramírez, ambos trabajaron en el gobierno de Murat, pero se aliaron con Ulises, por lo que se ve difícil que Murat los apruebe.
Los priístas tienen otras dos cartas que son Javier Villicaña, el alcalde que recuperó la capital del estado para el priismo y Gerardo Gutiérrez Candiani, presidente del Consejo Coordinador Empresarial, ex colaborador de Diódoro Carrasco, quien vende caro su amor, fingiendo que no le interesa y que todos los partidos, incluido el PRI lo buscan como abanderado.
De los hermanos Ramírez Pineda y de la diputada federal Mariana Benítez Tiburcio, ni quien se acuerde.