El problema es otro
¬ José Antonio López Sosa viernes 6, Nov 2015Detrás del Poder
José Antonio López Sosa
La resolución de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SJCN) con relación al uso lúdico de la mariguana, con relación al amparo presentado por Josefina Ricaño, Armando Santacruz, Pablo Girault y Francisco Torres Landa, trajo de nueva cuenta el debate público en torno a la mariguana.
Ya habían iniciativas en el pasado que fueron rechazadas en la Asamblea Legislativa del Distrito Federal, es un tema complejo donde hay que quitar tabúes y radicalismos para entenderlo y llegar a la mejor resolución.
Mi experiencia en Colorado, Estados Unidos con relación al tema, es que allá es legal la producción, comercialización y consumo de la marihuana en distintas presentaciones bajo ciertas normativas muy bien establecidas.
Lejos de incrementarse el número de consumidores, se elevó la recaudación fiscal y con ello se pudieron echar a andar programas de prevención de adicciones en general para niños y adolescentes, además que existe un riguroso control de calidad en cuanto a los productos, sean cigarrillos, panqués, dulces o jugos que contengan mariguana.
Hace unas semanas en Amsterdam, también vi de cerca una realidad semejante, cafés que venden mariguana, también en cigarrillos, jugos, dulces o panecillos.
La gente que gusta de consumirla acude a estos sitios -que también tienen reglamentaciones específicas para su operación- y en ambos casos, Amsterdam y Colorado, no hay un incremento del problema de adicciones o violencia por tener legal la venta y consumo de cannabis. El alcohol representa un problema mayor en ese sentido.
Ahora bien, el problema de fondo no es la mariguana en sí, son las drogas duras y sintéticas, ahí está el verdadero negocio para el crimen organizado.
En la Ciudad de México hay escuelas –como lo documentamos en esta columna en la Escuela Secundaria Técnica 5 Rafael Dondé-, donde venden hasta en las cooperativas una presunta mariguana que resulta una mezcla de drogas sintéticas, solventes y un poco de cannabis, ese es el verdadero problema.
Ningún producto que cree un estado alterado de consciencia es sano, llámese alcohol o tabaco (de los legales) o mariguana, cocaína, drogas duras y sintéticas (de los ilegales).
Los legales están regulados, los ilegales nos generan todo lo que hemos padecido en especial desde 2006 con las decisiones erradas del ex presidente Calderón.
De las ilegales la mariguana es la que menos daño representa al ser humano y la que está siendo menos negocio para el narcotráfico.
¿Qué ganaríamos legalizándola?, un paso para reglamentar un producto que se consume a diario por miles de personas, nos guste o no. Un ensayo de lo que pudiera pasar más adelante con las drogas sintéticas.
¿Qué preferimos?, un estado paternalista que nos diga qué podemos y qué no consumir y que al mismo tiempo genera corrupción para que esté disponible todo aquello que prohíbe, o bien, un estado progresista donde quien desee usar alcohol, tabaco o mariguana lo haga pagando impuestos y con la garantía que ese consumo, no forma parte de la corrupción, violencia y muertes. Fuerte pregunta ¿no?.
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