El Caballito, tapado
¬ Salvador Estrada jueves 5, Nov 2015Folclor urbano
Salvador Estrada
Ya nadie lo ve, preso en una manta, su cárcel de tela, el rey Carlos IV, de España, montado en un brioso corcel, esconde su pena, el ácido nítrico le dañó su rostro, al tratar de limpiarlo, y arde de vergüenza con la cara roja.
La escultura, obra del escultor y arquitecto Manuel Tolsá, que los capitalinos llamaron “El Caballito”, quedó así y ya cumplió dos años y dos meses, que está “inobservable” por culpa de sus “restauradores”, que fueron contratados por “la autoridad del Centro Histórico”, sin la autorización del Instituto Nacional de Antropología e Historia.
Y esta escultura ecuestre, que se conserva como obra de arte y no por su jinete, no tiene para cuándo se vuelva a mostrar al público. El INAH también está frío como “El Caballito” y encubierto en su burocracia no da informes sobre él.
“El Caballito” ya cumplió 213 años que fue fundido. El virrey de entonces, Miguel de la Grúa, marqués de Branciforte, era bien transa y para quedar bien con el rey ordenó la escultura, que costó 50 mil pesos, que se embolsó, porque organizó corridas de toros para pagar la escultura ecuestre.
Pero este caballito ha trotado por la ciudad. Se develó el 9 de diciembre de 1803 en el centro de la Plaza Mayor, hoy Plaza de la Constitución, que la gente llama el “Zócalo”. Cincuenta años después, en 1853, se trasladó a la Universidad Pontificia. Luego cabalgó hacia el cruce de Bucareli y Paseo de la Reforma. En ese sitio permaneció hasta 2013.Y fue llevada a la calle de Tacuba, enfrente de la Escuela de Minería, también obra de Tolsá. Y ahí lo quisieron embellecer y le aplicaron ácido nítrico y le “dañaron la cara al rey”. Le quedó el rostro rojo, como si enseñara el cobre.
La escultura ya debe ser admirada nuevamente y el gobierno capitalino y el INAH deben ponerse a trabajar y contratar expertos en “limpieza de obras de arte” y no a inexpertos, que después de hacer “su trabajito” dejen dañada la escultura y… la esconden para que nadie la vea. Convirtieron al “caballito” en el verdadero “tapado”, que en el mundo de los políticos quieren saber quién es para darle su apoyo.
El gobierno capitalino debe informar sobre los avances de la rehabilitación de esa obra de arte y dar a conocer si hay investigación científica para la conservación y restauración de la escultura, que es la segunda en el mundo por su tamaño.
El doctor Miguel Ángel Mancera debe “jalar las riendas” a las autoridades del Centro Histórico y pedirles cuentas sobre el costo y los daños de esta escultura y que le informen cuándo “volverá a cabalgar”.