Tierra de gente buena
¬ José Antonio López Sosa martes 27, Oct 2015Detrás del Poder
José Antonio López Sosa
Trujillo, España.- Concluimos nuestro recorrido por parte de la región de Extremadura en España con asombro, la infraestructura turística está bastante desarrollada, a pesar de ser ciudades de pocos habitantes, tienen una gama hotelera -por ejemplo-, que va desde algunos de cadena, boutique o bien, hostales para mochileros. Lo mismo sucede en el tema gastronómico y de servicios en general.
La gente en Extremadura está orientada hoy día hacia el turismo, saben que representa uno de los ingresos que en un futuro, pueden ser motor de la economía por encima de algunas otras actividades que por siglos han sido prioritarias, tierra de gente buena recibe con agrado y buen trato a las personas que llegamos de distintos rincones del mundo a descubrir sus vestigios romanos, árabes, visigodos, lusitanos o españoles de los siglos recientes.
Extremadura está a unas tres horas de Madrid, alquilar un automóvil es la opción más viable, sus carreteras y autopistas (autovías como le llaman aquí) son libres de peaje y se mantienen en muy buen estado, la señalización está homogeneizada al resto de la Unión Europea.
Encontramos muchas similitudes con las regiones del altiplano mexicano, el trazo de los pueblos, la forma de calles y casonas, de palacios e iglesias tienen una clara influencia en las primeras construcciones españolas en territorio mexicano.
La gastronomía es diferente al resto de España y tiene características que combinan la dieta mediterránea con el uso artesanal del cerdo ibérico, además con muy buenos vinos o “pitarras” que se elaboran de forma artesanal, en ocasiones por cada familia en un pueblo y están disponibles como vinos de casa en hostelerías y pequeños restaurantes.
El turismo gastronómico en la región está consolidándose, este año Cáceres es la capital de la gastronomía española y el año entrante, Mérida será la capital iberoamericana de la gastronomía.
Las rutas o safaris del jamón ibérico, las rutas vinícolas o el simple recorrido entre tapas y restaurantes da muestra de la herencia romana y árabe en la cocina extremeña.
Me parece que Extremadura es uno de esos rincones cuyo potencial está listo para explotarse en el buen sentido, no como un sitio de turismo masivo pero sí, para el viajero que quiere descubrir la otra cara de Europa y en particular de España, la de la provincia llena de historia, mitos y leyendas, la de la gente que durante siglos ha forjado una identidad.
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