“Democratización de la productividad”, ¿utopía o futuro de la nación?
Mauricio Conde Olivares lunes 24, Ago 2015“Hora 14”
Mauricio Conde Olivares
El proyecto de nación que actualmente enfrenta una agonizante izquierda mexicana frente a sectores centro-derecha fuertemente posicionados con mayoría legislativa y de gubernaturas en México, obliga al gobierno de Enrique Peña Nieto a salir lo más librado posible de la actual incertidumbre financiera internacional, pues lo que está en juego es la “democratización de la productividad” como fin último de las recientes reformas estructurales.
Para ello, además de la contención inflacionaria que cada día se antoja más difícil ante la devaluación del peso, es menester mantener la paz laboral y la lucha contra la impunidad porque hoy el reto se llama “estado de Derecho” y hoy todos debemos trabajar porque la leyes se cumplan, porque en este país no haya impunidad y todos respetemos los ordenamientos que como pueblo nos hemos dado, ahí la formalidad es un aspecto fundamental que nos lleva al acceso de las prestaciones sociales.
Al respecto, el subsecretario del Trabajo y Previsión Social, Rafael Adrián Avante Juárez, luego de comentar que su dependencia forma parte de los órganos de gobierno del IMSS y del ISSSTE, también es parte de la Comisión Intersecretarial de Gasto-Financiamiento y con el conocimiento que nos da la participación directa en esos órganos, reiteró con absoluta claridad, “los servicios de salud en México no se privatizan”.
Lo anterior vino a colación pues Avante Juárez estuvo en la Asamblea del Sindicato Nacional de Trabajadores de Instituciones Financieras y Bancarias, que tuvo lugar en Cancún, en las que contestó dos preguntas fundamentales: ¿Nunca vamos a ver los mexicanos los beneficios del actual esfuerzo por ser productivos, mientras crece el posicionamiento y los rendimientos de las empresas, cuándo serán las ganancias a nuestros bolsillos?, y ¿Cuándo avanzaremos en calidad de vida, en términos de bienestar y mejora del ingreso?
Por ello, Avante Juárez nos dijo que las reformas estructurales de México tienen un solo propósito, mejorar el ingreso y bienestar de las familias mexicanas. Esa es la dirección.
Cuando inició la administración de Enrique Peña Nieto muchos pugnaron por situar al país en el ámbito internacional en una posición competitiva con salarios bajos, manteniéndolos castigados, pero era una trampa, recordó el subsecretario.
“Basar la competitividad de México en bajos costos laborales era condenar al país al no desarrollo. Era una falsa premisa que podía, sí, generar riqueza, también competitividad, pero no permitiría que esos recursos trascendieran a los trabajadores, porque cuando esto pasara tendrían que subir los salarios y ¡adiós a la competitividad! Era necesario un auténtico proceso de transformación para ser competitivos y elevar el ingreso de los trabajadores porque la razón de ser del posicionamiento nacional en el ámbito mundial no depende de tener castigados los salarios de los trabajadores”, argumentó.
Por eso, añadió, era fundamental hacer a las empresas mexicanas competitivas.
¿Qué necesita una empresa para ser competitiva?, se preguntó para de inmediato responder:
“Recurso humano. Una empresa para ser competitiva necesita personas con una capacitación, con habilidades, conocimientos, desarrollo de herramientas intelectuales y racionales que lo puedan poner al frente de cualquier otra persona en el mundo y tenga el mismo nivel y la misma calidad”.
Necesitamos mexicanos más y mejor capacitados —apuntó- , con más y mejores herramientas; y las herramientas intelectuales comienzan dese la infancia. Sí queremos mañana que un mexicano tenga todas estas herramientas y habilidades frente a cualquier competidor en el mundo necesitamos entrar de lleno y en serio a su educación.
Y por eso, citó, una “reforma educativa” para darle a México esos recursos humanos competitivos con una educación de calidad, para aspirar a nuevos espacios laborales y mejores ingresos.
¿Qué más necesita una empresa para ser competitiva? —volvió a cuestionar: “necesita acceder a costos baratos en los insumos que utiliza en su actividad cotidiana y para eso necesita poner a competir a sus proveedores. Necesita tener la auténtica capacidad de seleccionar entre precio y calidad a quienes mejores condiciones le ofrezcan en el mercado”.
Para lograr eso, explicó, necesitamos que auténticamente quienes le van a aportar los insumos a esa empresa, estén compitiendo entre ellos y no vinculados a cualquier tipo de práctica o compromiso que haga que la contratación se vuelva más un protocolo que un auténtico ejercicio de competencia.
“Ante el control del comportamiento de los precios por empresas sin escrúpulos por eso era necesaria una reforma en materia de competencia económica, por eso fortalecer al órgano regulador en esta materia para eliminar las prácticas monopólicas, las prácticas depredatorias y para provocar auténtica competencia en el mercado que permita abaratar los insumos con los que las empresas podrán castigar sus costos”, manifestó Avante Juárez.
De esa misma manera, dijo, un servicio particularmente importante en un mundo global, tiene que ver con las telecomunicaciones y por eso era indispensable entrar de lleno con una reforma no solamente contra los monopolios sino también contra los monopolios en materia de telecomunicaciones, eso abre un panorama diferente para las empresas.
¿Qué más necesitan las empresas para ser competitivas?, interrogó para señalar: “hay un insumo fundamental y tiene que ver con la energía.
Una empresa para ser competitiva requiere acceder, de manera también competitiva, al suministro de energía que todos los días le permitirá desarrollar sus procesos y sus actividades.
Sí el costo de la energía es superior en México al costo que tiene en otras partes del mundo, difícilmente podremos ser competitivos. Esto exigía entrar de lleno y de fondo al tema energético, para de una vez por todas generar las condiciones que nos permitan optimar los recursos con los que llegamos a producir la energía, pero también repercutir en el costo de la misma. Por eso, una reforma energética”.
¿Qué otra cosa necesita una empresa para ser competitiva?, expresó el subsecretario para añadir: “todos sabemos que para ser competitivos es muy importante recurrir a la tecnología, modernizarnos, invertir.
El 99% de las empresas en México son micro, pequeñas y medianas empresas, que hacen enormes esfuerzos para sobrevivir cotidianamente. Qué no tienen recursos para invertir, para dotarse de mejor tecnología, de mejor infraestructura, ¿y cuál es la salida económica para cualquier unidad de producción que quiere mejorar?, pues para eso existen los créditos”.
Resulta que teníamos el problema en México de que necesitábamos avanzar de manera decidida en la banca de desarrollo particularmente en el otorgamiento de créditos, para impedir que se desvirtuara esto por un simple ejercicio de especulación de recursos o cobro de comisiones.
Las instituciones intermediarias financieras están esencialmente hechas para colocar recursos en beneficio de la producción y del crecimiento de un país. Por eso una “reforma financiera”.
¿Qué más necesitamos?, preguntó Rafael Avante: “requerimos infraestructura, invertir de manera seria y de lleno en la infraestructura del país que permita que esas empresas tengan las formas y días adecuados para colocar sus productos, para desplazarse en el país y poder de manera competitiva ganar espacios frente a otras empresas al momento de comercializar sus bienes y servicios.
Y para esa infraestructura necesitamos recursos, y esos recursos tienen que salir de un esquema bien ordenado recaudatorio. Y traíamos vicios importantes en materia fiscal, por eso la reforma hacendaria con el propósito de darle mayor orden a esto y poder optar por mejores recursos públicos”.
Pero esos recursos también, refirió, es muy importante que se apliquen en lo que verdaderamente deben aplicarse. Por eso la Ley de Responsabilidad Hacendaria, por eso los ejercicios anticorrupción.
Todo en su conjunto, afirmó es una estrategia, ¿y cuál es la línea central de esta estrategia?, es un objetivo transversal que se llama “democratizar la productividad”.
Pero resulta amigo lector que “democratizar la productividad” no es un objetivo de una sola dependencia, no es una meta específica de alguna área del gobierno de la República, es un objetivo transversal que beneficia a todos y a todos exige resultados.
Democratizar la productividad significa que hay que ser productivos en todas las ramas de la industria, en todas las regiones del país, y todos tenemos que beneficiarnos de esa productividad, ahí está el verdadero secreto para que los mexicanos generemos riqueza, pero también la distribuyamos.
Hacia allá debemos encaminarnos y hacerlo de manera responsable; pero esto será motivo de posterior análisis en otra entrega de Hora 14.