¿Cuántos más?
Ramón Zurita Sahagún miércoles 27, May 2015De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
Cuando resta una semana para las campañas político-electorales, los partidos, candidatos y sus aliados apresuran la guerra sucia, para mostrar las debilidades del adversario y convencer al electorado de no votar por estos presuntamente corruptos personajes.
Aflora la información contenida por mucho tiempo, los golpes bajos, la denuncia, la calumnia y las verdades que se han ocultado durante largo tiempo.
Se conocen las inmensas riquezas acumuladas por los servidores públicos, sin importar si son o no candidatos, los negocios realizados al amparo del poder, la protección que se les brinda para acceder a los cargos públicos y hasta las relaciones peligrosas de algunos de ellos.
Malos gobernantes, autoridades corruptas, beneficiarios de los negocios emanados del poder público y demás lindezas son ventiladas públicamente, sin que suceda absolutamente nada, ni para bien, ni para mal y solamente a la espera de que los electores lean bien los mensajes y emitan el sufragio contrario al partido donde militan esos personajes exhibidos.
Por eso, con mayor frecuencia salen a relucir grabaciones de políticos o personajes públicos de conversaciones comprometedoras, despectivas o alusivas a otros personajes.
Los procesos electorales son el marco idóneo para mostrar las miserias humanas y los condicionamientos que tienen las personas para llegar a las metas propuestas, sin importar el método del que se valgan, así como los abusos que cometen desde el poder. Las filtraciones de esas grabaciones no tienen color, mucho menos ideologías, ya que afectan lo mismo a personas de derecha, izquierda, centro o hasta sin aparente signo de identificación política.
En los días recientes tres conversaciones privadas han sido filtradas para dejar constancia de lo dañino que pueden ser estas conversaciones al hacerlas públicas, de lo viral que se convierten en unas cuantas horas y del poder que concentran estos escuchas telefónicos.
La realidad viene superando a la imaginación y las estrategias diseñadas para perjudicar al adversario muestran la perversidad y maldad con que se calculan todos esos movimientos.
Apenas se estaban digiriendo las palabras del presidente del Instituto Nacional Electoral, donde Lorenzo Córdova Vianello da muestra de su muy limitado vocabulario, cuando saltan a la discusión pública otras grabaciones que atañen a candidatos en campaña.
La primera se refiere a Ricardo Monreal Ávila, ex gobernador de Zacatecas, que hoy aspira a gobernar la delegación Cuauhtémoc del Distrito Federal, una plaza importante para el futuro de su partido, el Movimiento de Regeneración Nacional.
En la conversación privada hecha pública, Ricardo Monreal platica con el candidato a diputado local del mismo partido y coordinador de campaña, Néstor Núñez López, sobre la forma en que prorratearán los gastos de campaña.
Lo que me interesa mucho Néstor es lo de la situación financiera de la campaña, hay que hacer un contrato simulado, porque tiene que haber cuenta, pero yo no sé qué tanto, hay que hacerlo bien y todo”, se escucha decir a Monreal,
Esta conversación no dejaría de ser solamente parte de la guerra sucia que plantean los partidos de la Revolución Democrática y el Movimiento de Regeneración Nacional, cuyo epicentro se encuentra en el Distrito Federal, pero uno de los personajes en la plática es Néstor Núñez, hijo del gobernador de Tabasco, Arturo Núñez Jiménez.
De ahí se agarran otros elementos para lanzar ofensiva y tratar de involucrar en el tema al gobernante tabasqueño, quien además milita en un partido distinto al que milita su hijo.
Pero de los tres audios mencionados al principio, el que mayor gravedad implica es la conversación entre un candidato priísta a diputado federal, Charbel Jorge Estefan Chidiac y un periodista, Arturo Rueda, director del diario Cambio de Puebla.
La conversación no podría ser más ilustrativa de un chantaje periodístico, pero también de la forma en que responde un servidor público consciente de las culpas que carga.
Ex director de Bansefi, Estefan Chidiac, quien ya ha sido diputado federal, busca de nueva cuenta una representación legislativa por el estado de Puebla, por lo que busca apoyos y recursos económicos para conseguir su propósito. De esa manera buscó sus enlaces y recurrió al secretario particular del senador priista Emilio Gamboa Patrón, para mediante una retorcida estrategia obtener los respaldos necesarios para ello.
Con lo que no contaba Estefan Chidiac es que Gamboa Patrón y sus principales colaboradores son víctimas de los escuchas telefónicos y que la plática sería grabada.
Tal vez el candidato priísta no recordó aquellas conversaciones de Emilio Gamboa con Kamel Nacif y tampoco la que sostuvo con Marcela Bodenstedt, todas ellas filtradas.
Y aunque la conversación entre el ahora candidato priísta y el secretario particular de Emilio Gamboa ocurrió en enero pasado, fue hasta unos días antes de los comicios cuando fue dada a conocer. La razón, el periodista solicitó una gran cantidad de dinero (diez millones de pesos) como método de extorsión para no publicarla.
Pero lo peor de todo es que el priísta accedió a ello, aunque ofreció una cantidad menor, la que no fue aceptada y la grabación de la conversación con el secretario de Gamboa fue publicada, aunque también dio a conocer las negociaciones entre el candidato priista y el periodista en cuestión. El colofón de esta historia es que el priista presentó una denuncia penal contra el periodista y este aduce que la grabación fue alterada. Esto es apenas el principio de lo que puede desencadenar una grave crisis de conversaciones privadas hechas públicas y de mostrar toda la basura que representan las corruptelas y el saqueo por parte de los servidores públicos, motivado por venganzas, aunque lo que importa saber es qué harán las autoridades ante este panorama.