¿En manos de quién estamos?
Ramón Zurita Sahagún martes 27, Jul 2010De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
¿En manos de quién estamos los mexicanos? Y como en los ingenuos, ¿primitivos?, machotes de los exámenes secundarios, preparatorianos y muchos de educación superior -así de atrasado está nuestro sistema educativo- preparé varias opciones:
a) Del crimen organizado.
b) De un sistema de gobierno infiltrado desde hace décadas por el crimen organizado.
c) De un sistema de gobierno corrupto, codicioso, omiso de sus deberes constitucionales.
d) De unas autoridades ejecutivas, judiciales y legislativas coludidas -que no unidas ni coordinadas para “el bien común” de los mexicanos- sino para beneficiar sus intereses individuales y de grupo, de poder a través de siglas partidistas.
e) De una retahíla de corporaciones policiales conniventes con los criminales de la más baja ralea que compran, chantajean, manipulan, amenazan a los integrantes del sistema de gobierno corrupto, codicioso, omiso de sus deberes constitucionales o amedrentados porque les pusieron la disyuntiva de: ¡plomo o plata!
¡Acertó, querido lector! Todos los incisos son respuestas correctas. Pero, ¡cuidado! Porque el sistema de gobierno le va a decir que “eso es sólo una percepción equivocada de la realidad”, como hace unos días le respondió a don Eduardo Gallo, presidente de México Unido contra la Delincuencia cuando le pidió reconocer que el estallido del coche-bomba en Ciudad Juárez y los ataques de bandas en Coahuila y Tamaulipas del pasado fin de semana, son actos de terrorismo.
Ante esa demanda y lo que publicaron los medios de comunicación, lo que expresaron muchos analistas y funcionarios locales afectados, la reacción del gobierno federal fue restar importancia del atentado. En lo personal, no sólo fue el banderazo de salida al narcoterrorismo en México, sino otro acto de terrorismo más y más severo, porque las constantes matanzas, los mensajes, los narco-graffitis, las narcomantas, son eso, terrorismo.
Para sustentarlo semánticamente, acudo al diccionario de la Real Academia Española la cual nos indica: Terrorismo: Dominación por el terror. Sucesión de actos de violencia ejecutados para infundir terror. Si no, ¿qué actos son los que ocurren hoy sí y mañana también, en los territorios de Chihuahua, Coahuila, Tamaulipas, Nuevo León, Guerrero, Michoacán, Sinaloa, Baja California? “¿Hechos aislados donde los muertos solamente son los de las bandas que se pelean los territorios del narcotráfico?”. ¿Los homicidios múltiples de inocentes son sólo daños colaterales? Eso se escucha como una estentórea burla a nuestra inteligencia.
¡Cuidado! ¡Desde la primera ocasión que el gobierno federal habló de “los territorios del narcotráfico” ya estábamos mal! ¿Territorios del narcotráfico? ¿Y el territorio de los mexicanos? ¿Cómo se explica que en nuestro territorio los criminales se peleen territorios de su propiedad?
Si esto es verídico, luego entonces, ¡sí estamos en manos de todos los que mencionamos en nuestros incisos anteriores! Lógica simple y pura. No se requiere de la compleja estructura de una inteligencia nacional (que para el caso, ¿de qué nos sirve?) para concluir en esta dolorosa verdad.
De ahí que don Eduardo Gallo esté asistido por la verdad y la razón para que el gobierno federal reconozca que la violencia escaló. Sólo le faltó decirle al gobierno federal que esta sí es la puerta para que se desaten grupúsculos de criminales camuflados de guerrilleros simuladores de los FARCQUEANOS sudamericanos.
Así es que, la sociedad mexicana debe exigirle al sistema de gobierno que ya deje de asumir la actitud del avestruz frente al peligro -a ese sistema de gobierno, a cuyos miembros se les otorgaron los votos para ocupar esos privilegiados sitios, con estratosféricos salarios, canonjías, poderes, que la verdad yo no los veo aprobados como gracia constitucional, sino solamente como obligaciones que deben cumplir a cambio de un salario digno.
Como expresó don Eduardo Gallo, estos actos violentos, esta dominación por el terror, “sólo tienen una lectura -y lo digo con mucha honestidad-, si vemos otros países, lo que sucedió, estamos entrando a una escalada de mayor violencia que necesariamente tenemos que catalogarla como lo que es: narcoterrorismo”.
Y, todavía más, Eduardo Gallo lo dijo sin retóricas ni eufemismos: “México vive una escalada de violencia, y para hacer frente al fenómeno, las autoridades deben primero llamarlo por su nombre”.
No olvidemos quién es don Eduardo Gallo: el padre dolorido que en el 2000 halló y detuvo a los secuestradores asesinos de su hija Paola (porque ninguna corporación policial quiso o pudo cumplir con su obligación constitucional de brindar a la sociedad mexicana seguridad de su persona y en su patrimonio) por tanto, dueño de una gran autoridad moral para rechazar las declaraciones del gobierno federal en el sentido de que en México no hay evidencia de actos de narcoterrorismo. Así pues, ¿en manos de quién estamos?
*Nuevamente, la ciudad de México se encuentra inmersa en un caos vehicular, debido a las obras de todo tipo que en ella se realizan.
Abiertos al mismo tiempo, la ampliación del Metro, del Metrobús, reencarpetamiento, asfaltado, a lo que se le suma que las lluvias intensas causan encharcamientos e inundaciones.
Todo se ataca al mismo tiempo, sin importar que existan tiempos muertos en los que las autoridades no ejecutan ningún tipo de trabajo de mantenimiento.
El caos se observa por todas partes, Cuauhtémoc, Balderas, José María Rico y para colmo, la policía sigue cerrando calles, avenidas y circuitos a su antojo, sin importarles las consecuencias de esos actos.
*El gobernador electo de Tlaxcala, Mariano González Zarur, criticó severamente a la gobernante administración estatal panista por la construcción de una serie de hospitales, convertidos en elefantes blancos, al no contar con médicos, medicinas, ni equipamiento para su funcionamiento.
Fue un engaño y lo único que hicieron fue negocio, dijo el priísta.