El Estado de México es ideal para hacer turismo arqueológico: Monter Flores
* Especiales, Estado de México lunes 26, Jul 2010
Toluca, Estado de México.- De las 96 zonas arqueológicas descubiertas y abiertas al público que existen en el país, 17 se encuentran localizadas en el Estado de México, lo que hace a la entidad, un destino sumamente atractivo para realizar turismo de corte cultural y arqueológico, indicó María Guadalupe Monter Flores, Secretaria de Turismo en la entidad.
Dijo que entre las zonas más importantes ubicadas en el estado, se encuentra la Ciudad de los Dioses, mejor conocida como Teotihuacán, que es el segundo sitio arqueológico más visitado del mundo, tan sólo después de las pirámides de Egipto. “Este mágico lugar constituye la más antigua y majestuosa de las ciudades prehispánicas, declarada Patrimonio de la Humanidad, y que en su esplendor llegó a ser uno de los polos culturales y religiosos más importantes de Mesoamérica.
Al sur de la entidad, en el municipio de Malinalco, se ubica la zona arqueológica de Cuahutlinchán, donde acudían los guerreros águila y jaguar, para realizar ritos de iniciación y que, además era un punto de orientación y relación con los astros.
Destaca en la zona, el Cuauhcalli o Casa de las Águilas, edificio principal magníficamente tallado en piedra viva de la montaña y famoso en el mundo por su carácter monolítico. En el interior del templo se aprecian dos impresionantes esculturas de águila y una de jaguar, todas hermosamente talladas.
Muy cerca de la capital mexiquense, en el municipio de Tenango, está la zona arqueológica de Teotenango, que fue la ciudad fortificada más importante del Valle de Toluca o Matlatzinco, edificada por los teotenancas y matlatzincas en tiempos anteriores a la conquista española. Un conjunto de características impresionantes con todo un sistema defensivo en el que pueden apreciarse basamentos piramidales, plataformas, palacios, juegos de pelota y casas habitación.
Al norte de la entidad, en el municipio de Acambay, se encuentra la zona de Huamango, que resguarda vestigios de un lugar habitado por la cultura Otomí, misma que dominó el valle de Acambay, y estaba situado estratégicamente por necesidades defensivas en la disputa por el control de territorios y para el intercambio de productos.