Madero y sus dos derrotas
¬ Augusto Corro jueves 19, Feb 2015Punto por punto
Augusto Corro
El líder del PAN, Gustavo Madero, tendrá que revisar, a fondo, los motivos de sus recientes derrotas. En Nuevo León, Margarita Arellanes, maderista de hueso colorado, casi tenía en la bolsa la candidatura al gobierno de Nuevo León.
Sin embargo, no pudo dar el paso final y perdió ante Felipe de Jesús Cantú. En Aguascalientes, sucedió lo mismo. Al final, Alejando Zapata Perogordo, carta fuerte de Madero para la gubernatura, fue derrotado por la senadora con licencia Sonia Mendoza.
En los dos casos de los aspirantes, su trayectoria no les ayudó para concretar sus proyectos políticos. Margarita, lo primero que hizo fue pelearse con los principales dirigentes locales de su partido, así como por sus relaciones con los dueños de los casinos.
Zapata Perogordo llegó a la precampaña presidido por el escándalo. Al panista se le recuerda por aquella fiesta de los blanquiazules en Puerto Vallarta, cuando disfrutaban de la “dolce vita” con sexoservidoras.
Madero tendrá que analizar su proyecto político que no lo fortalece en el liderazgo. Los panistas locales, según se vio, se van por la libre. Hasta ellos no llega la influencia maderista.
Queda claro que el equipo Madero no pudo brindar el apoyo definitivo a Margarita y en el caso de Zapata Perogordo no se notó su presencia.
¿Y LA IZQUIERDA?
En la llamada izquierda mexicana seguirán las divisiones. Como se informó, la cúpula perredista le negó la diputación federal a Marcelo Ebrard, por la vía plurinominal, es decir sin hacer campaña.
Los “pluris”, una vez aceptados por su partido, llegan directo a la curul de San Lázaro. Al ex jefe del gobierno capitalino lo rechazaron. La historia de desencuentros de Ebrard con “Los Chuchos” se recrudeció, ahora que “el ex mejor alcalde del mundo” se encuentra en medio de la tormenta política derivada de la controvertida Línea 12 del Metro.
¿Optó la jerarquía perredista por no darle juego político a Ebrard por los escándalos que se vislumbran? Para nadie es un secreto que el “affaire” de la Línea 12 servirá para ajustes de cuentas en la izquierda.
En temporada electorera y con el desprestigio a cuestas, el PRD no desea más abolladuras a su deteriorada imagen.
“Los Chuchos” se sienten como los triunfadores en este round, uno de los muchos, que tendrán a partir de ya.
Para empezar, Ebrard, con conflictos o sin ellos, tendrá que pensar seriamente sobre su permanencia en el PRD. De renunciar al perredismo, podría terminar en el partido Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) o en Movimiento Ciudadano, de Dante Delgado.
Mientras son peras o son manzanas, “Los Chuchos”, encabezados por Jesús Ortega y Jesús Zambrano, se ostentan como dueños únicos de esa franquicia política.
RUMBO A LA LIQUIDACIÓN
También aquí informamos que a René Bejarano “El Señor de las Ligas”, hombre fuerte del PRD, también le negaron la curul plurinominal. El dirigente de la tribu Izquierda Democrática Nacional (IDN) no resintió el rechazo de su partido, pues se maneja con sus representantes en diferentes cargos de representación popular.
Quizás le dolió más el maltrato que le dieron a Ebrard, pero “El Señor de las Ligas” se mueve muy bien en su mundo político. En un análisis sobre la situación que se vive en el partido del sol azteca, Bejarano dijo lo siguiente: “El PRD entró en un proceso de liquidación como alternativa real. Vamos al barranco y no cambian de rumbo. No es un deseo, pero si vamos en una carretera enfrente de un barranco, frénale o dale vuelta porque ahí viene un barranco. Si te sigues ¿qué va a pasar? Te vas al barranco ¿no? Eso es lo que yo veo venir, desafortunadamente, por más que hagas llamados de alerta”.
Bejarano no expresó nada nuevo. La desintegración del PRD empezó hace varios años. El partido que fue la esperanza de millones de electores empezó su desmantelamiento al hacerse notoria la ambición de “Los Chuchos” y su entreguismo al gobierno federal.
Más hábiles que sus adversarios, Ortega y Zambrano se apoderaron y obligaron a sus hombres importantes a renunciar. El líder moral, Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, dejó al partido cuando se dio cuenta que los principios que lo originaron ya no funcionaban.
Por ejemplo, los perredistas no participaron en las manifestaciones para exigir la aparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa, secuestrados en Iguala.
En general, la izquierda mexicana se fue a la comodidad de las cafeterías, a resolver en la imaginación los problemas sociales. Ahora la encontramos desorganizada, con marcados intereses de grupo y en proceso de desintegración.