Escasez de piezas
Ramón Zurita Sahagún viernes 16, Jul 2010De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
Del gabinetazo de Vicente Fox al gabinetito del presidente Felipe Calderón. De un Presidente de la República reacio a los cambios a otro que disfruta hacerlos, han transcurrido los diez años del panismo en el gobierno federal.
Personajes sin perfil, currículum o experiencia para asumir posiciones de importancia, pero con un alto grado de amistad con el Ejecutivo en turno y que refleja el viejo dicho “amistad que no se refleja en la nómina no es amistad”.
Hombres y mujeres sin talento (con sus excepciones), políticos sin vocación ni rumbo, pero que disfrutan del poder y de las riquezas que éste genera y que buscan satisfacer sus ambiciones personales, sin importarles el destino del país, llenan los cargos públicos.
Y es que parece ser que el PAN no se encontraba preparado para gobernar y que sus militantes talentosos no le llenan el ojo a quien designa a los servidores públicos y que las divisiones y pleitos internos son más poderosos que el bienestar general.
Los recientes cambios aplicados en el gabinete presidencial y en la Oficina de la Presidencia de la República muestran la carencia de políticos con formación y vocación de servicio y el rejuego del Ejecutivo federal por ubicar las escasas piezas en las que confía.
Un oscuro y aparentemente inocuo político que ocupaba un espacio de segunda en un gobierno estatal -José Francisco Blake Mora- es traído de urgencia a la Secretaría de Gobernación. Otro más, del que se desconocía su existencia, Bruno Ferrari, es designado secretario de Economía y el que ocupaba ese puesto, Gerardo Ruiz Mateos, regresa una posición -oficina de la Presidencia- que ya había ocupado.
Esos movimientos muestran la escasez de piezas confiables para el Presidente de la República y que en los cargos claves pueden más la lealtad y confianza que le inspiren los designados que la propia capacidad de ellos para ocupar la plaza.
Si Carlos Salinas de Gortari y José López Portillo fueron propensos a los cambios en su gabinete y a enviar a sus secretarios como candidatos a gobiernos estatales, el actual Ejecutivo federal no les pide nada en ese sentido.
Por causas diversas, Blake Mora es el cuarto secretario de Gobernación en menos de cuatro años de gobierno. Francisco Ramírez Acuña, Juan Camilo Mouriño y Fernando Gómez Mont le antecedieron en el cargo.
Dos de ellos mostraron incapacidad para la gestión que les fue encomendada y el otro murió en el momento en que parecía consolidarse en su función, luego de iniciar con dudas.
Es cierto que la Secretaría de Gobernación ya no es lo que fue, pues desde la administración presidencial de Carlos Salinas se le quitaron atribuciones y dejaron solamente un cascarón, pero sigue siendo la dependencia donde se planifica la política y se establecen los lazos con los otros poderes de la Unión, el Legislativo y el Judicial y se le regresaron atribuciones en materia de seguridad.
Esta última parece ser la razón más fuerte que condujo al amigo del Presidente al cargo, toda vez que se le adjudican virtudes como la mano fuerte y el combate exitoso a la delincuencia organizada desde la Secretaría de Gobierno de Baja California.
Para la Secretaría de Economía se designó a otro personaje con lazos de fraternidad con el Ejecutivo y que se venía desempeñando como director de ProMéxico y que se convierte en el tercer secretario del ramo.
Bruno Ferrari ocupa la posición que tuvieron en este mismo sexenio Eduardo Sojo Garza-Aldape y Gerardo Ruiz Mateos, personajes sumamente opacos en su paso por dicha secretaría.
Lo curioso de esto, es que Ruiz Mateos fue relevado para regresarlo a su lugar de origen, como jefe de la Oficina de la Presidencia de la República, de donde fue movido en un ascenso que mostró su grado de ineficiencia.
Ahora regresa a un sitio donde se vuelve un poderoso operador y ocupa el sitio de la que alguna publicación consideró “mujer más poderosa de México”, Patricia Flores.
En el caso de la oficina a la que regresa Ruiz Mateos es el cuarto movimiento que se realiza en ella. Juan Camilo Mouriño, el propio Ruiz Mateos y Patricia Flores han ocupado ese espacio.
Y aunque el presidente Calderón precise que los cambios se deben a la necesidad de intensificar y dignificar la actividad de su gobierno en esta segunda mitad de la administración, los movimientos muestran la escasez de material humano con que cuenta el partido gobernante.
*La Secretaría de Gobernación registra la presencia de personajes míticos y legendarios que dejaron huella en la dependencia. Algunos de ellos por su triste papel y otros por el buen desempeño en sus funciones.
Sin entrar en detalles de los buenos o malos secretarios de Gobernación, desde ahí se proyectaron a la Presidencia de la República Miguel Alemán, Adolfo Ruiz Cortines, Gustavo Díaz Ordaz y Luis Echeverría. Buscaron la misma posición Francisco Labastida Ochoa y Santiago Creel Miranda. El priísta perdió la constitucional ante Vicente Fox Quesada y el panista la interna de su partido ante Felipe Calderón Hinojosa.
Otros secretarios de renombre fueron Fernando Gutiérrez Barrios, Manuel Bartlett Díaz, Ángel Carvajal, además de Jorge Carpizo, Mario Moya Palencia, Carlos Abascal Carranza, José Patrocinio González Garrido, entre otros.
En la Oficina de la Presidencia de la República despachó un poderoso José Córdoba Montoya, cuyo paso sigue siendo cuestionado, sin que nadie equipare la fuerza que mantuvo todo el sexenio salinista.
*Adolfo Blanco Tatto es un político que pierde fácilmente el espacio donde se desenvuelve y se convierte en un sujeto tedioso.
El pasado lunes, el director de Pronósticos Deportivos fue uno de los invitados importantes al cambio de mesa directiva de la Asociación Nacional de la Publicidad y como tal debió enviar un mensaje a los presentes, aunque aprovechó el momento para contar las presiones que vivió al ser designado en el cargo, las amenazas y amagos sufridos.
El discurso fue largo y tedioso, por lo que muchos de los presentes se retiraron, mientras el político continuaba con su exposición.