Monopolio ¿legítimo? de la fuerza
Francisco Rodríguez miércoles 2, Jul 2014Índice político
Francisco Rodríguez
Independientemente de que su aparición haya causado un gran impacto, el fenómeno de las autodefensas organizadas en Michoacán no ha sido suficientemente evaluado y juzgado por la opinión pública. Y esto porque, por su parte, la opinión política tampoco tiene en esto un acuerdo convincente.
Todavía está muy fresco y dividido el evento como para que haya caído sobre él un juicio absolutorio o condenatorio.
Hoy, empero, se percibe claramente —con el asunto de la detención de José Manuel Mireles y 84 implicados más— que la gente no sabe si, en verdad, estos grupos colaboraron decisivamente para pacificar en gran medida al estado purépecha. O si, por el contario, colaboraron a que ahí se armara tal desmadre que ello dio pie a la intervención —legalmente no muy clara— de la Federación.
En el fondo del debate que hoy permea a la sociedad por la movilización que se ha convocado, está la pregunta crucial de si el gobierno federal tiene la suficiente legitimidad, honradez y credibilidad social para reclamar el “monopolio legítimo de la violencia”.
Mientras esa pregunta no esté suficientemente contestada, prevalecerán las dudas sobre la legitimidad de las autodefensas, aparte de las leguleyadas que insisten en descalificarlos, ¿no cree usted?
Porque inventar cargos a Mireles, “sembrar” en su vehículo drogas, armas, documentos incriminatorios y cuanto se les ocurriera a los federales, no es muy legal que digamos. Ni legítimo.
CONGRESO: PREÑADAS O PARIDAS
El diario que se edita aquí en la capital nacional, pero que responde a los intereses e ideología de los empresarios regiomontanos que lo poseen, destacó el lunes 30 de junio, como si fuera nota de ocho columnas, un cintillo que contiene el resumen de un artículo de las páginas editoriales, redactado por el hijo del “Diamante Negro”, Jesús Silva-Herzog Flores, motejado así por su jefe don José López Portillo.
El artículo en cuestión sorprende por su negativa rotunda a aceptar que los grupos de interés del país puedan tener diputados o senadores que comulguen con la defensa de sus áreas hegemónicas o de participación mayoritaria. En pocas palabras, que ni los empresarios, ni los sindicatos de ninguna rama de actividad industrial, agropecuaria o de servicios pueden tener bancadas de esa misma extracción.
¡Menuda sorpresa me llevé al leerlo!, pues ataca las bases mismas del sistema de la democracia representativa, al mismo tiempo que desconoce el modelo de Capitalismo de Estado en el que nos encontramos.
¿Cómo puede un diario de esa extracción destacar los ataques —autogolearse, diríamos en estos días— contra los diputados o senadores empresariales? ¿Qué no los conocen?
Uno de ellos es ¡presidente de la Mesa Directiva del Senado!
La llamada telebancada tiene más de diez diputados y tres senadores. Los sindicatos, por el estilo. Las organizaciones agrarias lo mismo. Sí vamos a pedir que todos se excusen de participar, ¡nunca va a haber quórum!
Nadie llega a las cámaras por su linda cara o por generación espontánea. Sí Putrefacción Carpinteyro se pasó de castaño oscuro, eso se refiere a otro tema que es el de legislar en provecho de sí misma (y de su cuñado).
¡No confundan las preñadas con las paridas!, reza el refrán.
La democracia representativa, señor hijo del “Diamante Negro”, no debe ser ni exclusiva ni excluyente. ¡Que quede bien claro!
LA CREDIBILIDAD PERDIDA
Doña Putrefacción Carpinteyro, por cierto, ha regado un lodazal por todos lados: al partido amarillo que la habilitó como diputada federal por el distrito más pobre de la capital enclavado en la sierra de Santa Catarina, en Iztapalapa (¿qué tenía que hacer ahí esta Pirrurris?); a Cuauhtémoc Cárdenas, que tuvo que salir a defender lo indefendible; al padre de la patria, Manuel Camacho, que la apadrinó; a la Cámara de Diputados, pues le restó su menguada credibilidad, etc.
En los medios también pasó a amolar al conductor de un programa político mañanero de Radio Fórmula que la cobijó como analista severa de los medios radioeléctricos, y de paso, descobijó a muchos personajes que sin ningún barniz de veracidad, han desfilado por esa plataforma, jurando “por ésta” que defienden los intereses más genuinos del país.
Recordemos nada más que por ahí han desfilado, utilizando el micrófono como escudo, los argumentos falaces de entrevistados frecuentes, exonerados a modo, como Isabel Miranda de Wallace, “El Basuritas”, Marcelo “El Chelo” Ebrard, María Elena Moreira, “El Ojitos” Delgado, Miguel Ángel Yunes, el “Niño Verde”, Alejandra Barrales, Dolores Padierna, la misma Putri, que hasta espacio vespertino tuvo, el casinero Creel, y todos aquellos que buscan ocultar alguna acusación del dominio público.
Incluso, el conductor ha defendido hasta la ignominia muchos de esos casos en programas estelares de Televisa —como Tercer Grado— donde hasta sus mismos compañeros de emisión han criticado sus posturas adversas a los intereses públicos. Esto ha perjudicado su credibilidad, a tal grado que hoy sólo algunos le consultan cuando el Cruz Azul va a disputar algún partido de futbol.