Espionaje y confianza
Francisco Rodríguez martes 10, Jun 2014Índice político
Francisco Rodríguez
Dice Vicente Fox que “todos espían”. Mal de muchos… que lamentablemente es cierto. En esta época, todos o casi todos tienen su propio C-4, cual tecnocráticamente se bautiza a los centros de espionaje.
Los tienen las potencias. Aquí en México varias, múltiples áreas y/o dependencias de la federación, por supuesto. Los gobernadores. Uno que otro alcalde de ciudad importante. Jefe de gobierno y delegados en el DF. Empresas, bancos, muchos particulares.
“Todos espían”. Los motivos y objetivos, empero, son diferentes en cada caso.
Podríamos decir que, en cuanto a los espionajes de las distintas áreas gubernamentales, han involucionado.
Hubo un tiempo, es cierto, en el que los servicios de inteligencia gubernamentales tenían un destino superior: la seguridad del Estado.
Personaje prototípico de aquella época es Fernando Gutiérrez Barrios, a quien muchos conocíamos como Don Fernando, a quien no pocos temían, de quien muchos guardamos muy buenos recuerdos.
Controvertido. De luces y sombras. Durante casi 40 años, Gutiérrez Barrios sirvió al Estado desde muchas trincheras. Destacó en todas. Militar, padre de la inteligencia mexicana, candidato a puestos de elección popular, secretario de Gobernación. Sólo le faltó incursionar en el campo de la diplomacia a principios de 1993.
Se retiró como deben retirarse los toreros, según escribió en su carta de renuncia.
Ernesto Zedillo, por su parte, lo persiguió por la osadía de haber sido mencionado como posible candidato presidencial, tras el asesinato de Luis Donaldo Colosio, como persiguió a otros —Fernando Ortiz Arana, por ejemplo— que habían sido considerados en aquel momento.
Estorbaban los planes que para él, para Zedillo, había diseñado José María Córdoba Montoya, a espaldas de Carlos Salinas de Gortari.
La inteligencia la desmantelaron los panistas. Nunca previeron, por ejemplo, el movimiento de la CNTE. Sus alcances. Cómo se ha ido extendiendo. Tampoco los recientes ataques terroristas.
No hay quien haga la tarea de Don Fernando.
Hoy no hay quien, cual aconsejaba Nicolás Maquiavelo, “se transforme en zorro y en león. Porque el león no sabe protegerse de las trampas, ni el zorro protegerse de los lobos. Hay pues que ser zorro para conocer las trampas y león para espantar a los lobos”. Gutiérrez Barrios fue el maquiavélico zorro y el león.
Avances tecnológicos para espiar hay muchos. Quien haga prospectiva con los datos intervenidos. ¡Vaya, si no es por Snowden, ni siquiera se dan cuenta de que los espías son espiados!
Hay violencia desatada por grupos criminales. Ha faltado inteligencia.