Gobernadores fallidos y presidenciables
¬ Juan Manuel Magaña lunes 26, May 2014Política Spot
Juan Manuel Magaña
El presidente Enrique Peña Nieto fue a Tamaulipas y verificó que se ha incrementado el delito, el secuestro, la extorsión y “especialmente la violencia”, y por eso concluyó que “el gobierno federal permanecerá aquí para combatirlos hasta que completemos esta tarea”.
El mandatario estuvo en una entidad en la que apenas la semana anterior la federación había desplegado una nueva estrategia para contrarrestar una violencia diaria que tiene alarmada a la población, luego de lo cual, no obstante, el número de muertos sigue constante.
Ahí, en la ceremonia a propósito, el gobernador, Egidio Torre, no tuvo más que admitir que “estamos viviendo tiempos complicados debido a la inseguridad y la falta de paz, por las cuales las cosas buenas se ensombrecen e incluso cancelan”. Triste manera de expresar su incompetencia.
Para Tamaulipas no hay de otra: viene la entrada de soldados y más soldados, y de policías federales y más policías, es decir una “estrategia” que sobre todo Calderón probó aquí y allá, y no le dio resultado.
El país vive hoy días tan difíciles como los del sexenio pasado. La pesadilla, que entonces se inició, no termina o más bien se recicla con fuerza en entidades como Michoacán, Tamaulipas, Guerrero o Morelos, por mencionar sólo algunas. Es ahí donde queda claro otro fenómeno: el de los gobernadores fallidos, incapaces a todas luces de enfrentar el problema, si bien en sus campañas se mostraron sobrados de autosuficiencia para resolver el problema.
Sería el caso de Fausto Vallejo, Egidio Torre, Ángel Heladio Aguirre y Graco Ramírez, gobernadores de estados donde la gente sale desesperada a la calles o bien a implorar seguridad o bien a hacerse ya justicia por su propia mano armada, convertida en autodefensa. Después de eso, ¿a qué pueden aspirar un gobernador así? No por cierto a la Presidencia de la República.
En el otro lado de la moneda estaría un gobernador como el de Nuevo León, Rodrigo Medina a quien todo mundo hoy le reconoce el mérito de haber combatido con éxito problema semejante.
Hasta hace un tiempo los resultados eran tangibles en Nuevo León: los homicidios dolosos habían caído de mil 701 en 2011 a 503 en 2013; el robo a vehículos en ese lapso habían bajado de 21 mil a 3 mil 952. Y eso que en el verano de 2010 era muy fuerte la versión de que los empresarios estaban hartos de la incapacidad del gobernador y de que hasta había un plan maestro para tumbarlo.
Rodrigo Medina ha sido el primer gobernador en formar una policía estatal propia efectiva: la Fuerza Civil, y acaso ese modelo sea hoy el que se envidia y se pretende para Michoacán y otros estados. Sobra decir que la realidad de Medina es hoy muy distinta a la de hace tres años y radicalmente opuesta a la que viven los ya gobernadores fallidos. Medina es, naturalmente, un gobernador presidenciable.
Y está el caso de Eruviel Ávila en el Estado de México, entidad que cayó en fechas recientes en una profunda crisis de seguridad, a tal grado que debió remover en las últimas semanas a la responsable de la Secretaría de Seguridad Ciudadana, y a los de la política interna mexiquense y de la procuración de justicia.
Desde el 31 de marzo, la titularidad de la Seguridad Ciudadana está a cargo de Damián Canales, un policía con logros importantes tanto en el Distrito Federal, en tiempos de López Obrador, como en Hidalgo, en la etapa Osorio Chong. El secretario general de Gobierno es ahora el diputado federal José Manzur, quien fue a mitad del gobierno de Peña Nieto en el Estado de México el presidente del Congreso, y recientemente presidía la Comisión de Presupuesto en San Lázaro.
Y es Alejandro Jaime Gómez Sánchez el nuevo procurador, quien fuera subprocurador Jurídico ahí mismo y jefaturado por Alfredo Castillo, en el gobierno de Peña, y reciente consejero adjunto de Consulta y Estudios Nacionales de la Presidencia de la República.
Eruviel se convertirá en cualquiera de las dos posibilidades manejadas aquí, dependiendo de cómo se ponga las pilas y maneje estas tres nuevas cartas.