El western mexicano
¬ Juan Manuel Magaña viernes 14, Mar 2014Política Spot
Juan Manuel Magaña
Son candentes las noticias que provienen del western mexicano con la caída y proceso de Hipólito Mora, alguien que pintaba bien para sheriff de alguno de aquellos pueblos.
Hace crisis el asunto de las autodefensas y prueba que la ley del revólver, la justicia por mano propia es algo tentador, pero sumamente riesgoso.
Con la detención del líder de las autodefensas de “La Ruana”, Hipólito Mora, acusado del homicidio de dos personas, y el desarme de sus hombres por parte de la Policía Federal, otros grupos de civiles armados encabezados por Luis Antonio Torres González, “El Americano”, sitiaron “La Ruana” desde el lunes con miras a quedarse con la plaza.
El propio Mora vincula a “El Americano” con el cártel de “Los Caballeros Templarios”. Y la gente del pueblo lo que ha hecho es esconderse porque vive un capítulo en el que parece imperar la ley del más fuerte y éste, el fuerte, es al parecer el equivocado.
Ya lo dijera, para variar, el presidente de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), Raúl Plascencia Villanueva, ante el presidente Enrique Peña Nieto: “Los grupos de autodefensa están fuera de la ley y su existencia representa un peligro que necesita la atención del gobierno”.
El ombudsman nacional subrayó que las autodefensas de Guerrero y Michoacán —aunque en el primer estado formalmente no las hay, sino son policías comunitarias—, tienen en común la pretensión de ejercer las labores de seguridad pública en sustitución de los órganos estatales, ante el precario imperio de la ley.
Lo anterior, sostuvo, tiene como origen la fractura social y política no sólo derivada de añejas desigualdades, sino también de la desconfianza en las autoridades locales, ante su incapacidad para garantizar sus derechos fundamentales.
El problema es que tal como están operando los grupos de autodefensa están fuera de la ley y por eso el ombudsman subrayó la necesidad de comenzar un proceso de orientación de estos grupos hacia esquemas de legalidad.
Aunque el foco de atención es obvio que está en Michoacán, a la CNDH le preocupa el caso de Guerrero por los peligros y riesgos que representa la existencia de esos grupos, particularmente la situación de inseguridad y violencia que se ha extendido de manera peligrosa en ese estado.
Y eso, cabe subrayar, que Guerrero no ha explotado como ocurre con Michoacán.
En fin, con el episodio entre Hipólito Mora y “El Americano” queda justificado el temor desde el surgimiento de los grupos de autodefensa en Michoacán por los riesgos de descontrol y multiplicación de violencia regional derivados de la proliferación de esas organizaciones y del respaldo gubernamental a grupos irregulares de civiles armados.
Hay que recordar que las autodefensas son grupos irregulares que no están sometidos a autoridad popular ni a circunscripción territorial alguna, y que operan al margen de la ley.
Hasta ahora le ha resultado más o menos al gobierno utilizarlas aunque sea para mantener a raya a la delincuencia organizada, pero nada garantiza hasta la posibilidad de cambiar su condición anárquica sobre todo en el mar de fondo de corrupción en que vive Michoacán y que fue la causa de la grave condición en que sobrevive.