Una pregunta
¬ Augusto Corro martes 7, Ene 2014Punto por punto
Augusto Corro
¿Es parejo el rasero que aplican las autoridades encargadas de cobrar impuestos? No es la respuesta. Esto se debe a una sencilla razón: los políticos no aparecen en las listas de morosos.
Según las nuevas leyes hacendarias, deben hacerse públicos los nombres de aquel ciudadano que no cumple con sus obligaciones impositivas. Así, la primera lista de incumplidos ya se conoció. Aparecieron personalidades de diferentes sectores de la población, aunque se ve que se trató de cuidar la imagen de los políticos. Son unos cuantos los que aparecen en la relación de omisos.
Llamó la atención que se diera tanta importancia a los morosos, en vez de actuar directamente contra los corruptos. Entre éstos, los políticos ocuparían los primeros lugares de esa larga lista.
Claro que es negativo aparecer como ciudadano incumplido; pero es más grave aún ser acusado de corrupto o ladrón como ocurre con los ex gobernadores, a quienes se les perdonan sus delitos. Total, retardarse en el pago de los impuestos no es mayor problema. Se paga y punto. ¿Pero quiénes han saqueado al erario? ¿Esas camadas de políticos transformados en nuevos ricos cada sexenio?
Para no ir tan lejos, el propio Vicente Fox, cuya metamorfosis se inició como vendedor de refrescos para terminar como uno de los empresarios más interesados en invertir en la industria petrolera.
La riqueza del guanajuatense es un insulto a los millones de mexicanos que viven en la pobreza extrema. ¿No sería una buena idea que se elaborara una lista de corruptos? Sería muy larga. El nivel de Fox no se compara con los otros ladrones que hicieron las veces de gobernadores. En este rol de funcionarios que le metieron mano al tesoro público se encuentran Ulises Ruiz Ortiz, Mario Marín, Amalia García, Leonel Godoy, Andrés Granier, Juan Sabines y otros. No faltan quienes tratan de emular a esos saqueadores del erario, como el gobernador de Chiapas, Manuel Velasco Coello.
¿Alguien lo llamará a cuentas para que explique el despilfarro que realiza en cuestiones baladíes? Porque no es dinero de su bolsillo el que se gastó para anunciar el primer informe de gobierno en aquella entidad.
El gobernador se gastó más de diez millones de dólares, de acuerdo con informaciones periodísticas, en promover su imagen en todo el país, principalmente en el Distrito Federal.
Los capitalinos fueron informados, por medio de espectaculares en las principales avenidas y en lugares públicos, de la actividad del mandatario chiapaneco que desperdicia los recursos del erario en vanidades.
Desafortunadamente, nadie tendrá la iniciativa de exigirle una explicación a Velasco Coello sobre ese dispendio de la propaganda política. ¿No hay un límite para meter en cintura a quienes le dan mal uso al dinero público?
Todo hace suponer que en México la corrupción llegó para quedarse y los gobernadores han resultado los más favorecidos.
¿Sabe de algún gobernador condenado a prisión por actuar al margen de la ley? Sólo tres, de decenas de pillos, han sido sometidos a procesos penales: Mario Villanueva, de Quintana Roo y Narciso Agúndez Montaño, de Baja California Sur, y Andrés Granier, de Tabasco.
Este último busca la manera de escabullirse a las acciones legales debido a varios delitos, como peculado y enriquecimiento ilícito durante sus funciones como gobernador en Tabasco.
En el presente, continúa en una cárcel en el Distrito Federal en espera de que los vientos cambien y logre burlar a la justicia. Nada nuevo en este país, en el que los corruptos son intocables. Ulises Ruiz Ortiz y Mario Marín superaron sus problemas y un futuro promisorio los espera, pues se beneficiaron directamente el erario. ¿Qué es más delito, la omisión o la corrupción? La respuesta es obvia.