A ver si es cierto
¬ Juan Manuel Magaña lunes 16, Dic 2013Política Spot
Juan Manuel Magaña
A este país le dijeron que tenía un luminoso porvenir si se privatizaba Teléfonos de México, Imevisión, los ferrocarriles, los bancos, las carreteras, etcétera, etcétera, etcétera, y fue todo lo contrario.
Todo se vendió y el país quedó arruinado y cayó en la mediocridad.
Ayer, el coordinador de la diputación priísta, Manlio Fabio Beltrones, dijo que la reforma energética representa la mayor transformación del modelo económico en décadas, cuyo propósito es dejar atrás la mediocridad y alcanzar la modernidad y la justicia social.
Los sucesivos gobiernos, desde que empezaron las privatizaciones, desde Miguel de la Madrid, no se diga Carlos Salinas de Gortari, hasta Ernesto Zedillo, Vicente Fox y para colmo Felipe Calderón, han sido mediocres, le dieron a este país únicamente crisis o estancamiento económico y pobreza cuantificada en decenas de millones.
Ninguno de esos gobiernos fue capaz de ir en otro sentido ni de demostrar “el cambio” reiteradamente prometido, no obstante que siempre dijeron que íbamos por el rumbo correcto.
Pero también abundan los ejemplos más pequeños, aunque igual de significativos, como ese de que el director de Liconsa, Héctor Pablo Ramírez, diga que los habitantes de las comunidades indígenas no tienen “cultura” de consumo de leche, que les “cae mal”, que están acostumbrados a los refrescos de cola y no tienen recursos económicos para pagar.
¿A poco no fue un buen ejemplo de mediocridad? Y lo peor es que esa es la mentalidad de todos los que gobernaron en los últimos 30 años.
Y está ese otro ejemplo, para no salirnos del asunto energético, que nos pone el propio Diego Fernández de Cevallos. El ex candidato presidencial panista dice que el hecho de que una iniciativa tan trascendente haya sido aprobada sin el más mínimo conocimiento de muchísimos legisladores, no puede pasar como algo de poca monta.
Que lo diga él y no alguien “de izquierda” dice mucho en todos sentidos, pero sobre todo que se actuó con “muchísima” ignorancia.
Pero ahora se insiste en que por el mismo camino por el que hemos tropezado 30 años, México arribará definitivamente al gran cambio y a un porvenir lleno de crecimiento y empleo. Y aquí ya no se trata tan sólo de tener ganas, sino de probar que sirve lo que ya está hecho. Así que a ver si es cierto.