El callejón de la violencia
¬ Juan Manuel Magaña martes 19, Nov 2013Política Spot
Juan Manuel Magaña
La violencia escala todos los días en Michoacán y en México un grado más. Se enfila inexorablemente hacia la guerra civil en algunas partes. El escalamiento está, por ejemplo, en las palabras del líder de autodefensas de Tepalcatepec, José Manuel Mireles, quien ahora dice que para dejar las armas necesitan que les entreguen “las cabezas” de siete líderes del cártel de “Los Caballeros Templarios”.
Pero advirtió que al entregárselas, se debe comprobar con pruebas de ADN que son ellos, los jefes criminales, porque luego “resucitan”.
Ayer decíamos que este doctor Mireles, luego de tomar por las armas la alcaldía de Tancítaro, advirtió a la población que “Llegó el momento, pues, de que se incorporen con nosotros a la defensa de su vida, porque ésta es una lucha a muerte”.
La violencia está también en las palabras. Ayer se decía una cosa, hoy se dice otra en un nivel mayor.
Mireles sostuvo que con Tancítaro suman 19 alcaldías con presencia de policías comunitarios por el hecho de que en Michoacán siguen los secuestros y asesinatos a manos del crimen organizado. La propia toma de Tancítaro está justificada como una respuesta al secuestro y asesinato de dos jovencitas, a decir del doctor.
Mientras este personaje vive envuelto en una realidad aciaga, un investigador lúcido sobre el fenómeno de la violencia y narcotráfico nos revela que en 2012, en México había 167 grupos relacionados con el “vigilantismo”, incluidos paramilitares, que se crearon para defenderse de la inseguridad y de la violencia que se registra en el país.
Me refiero a Edgardo Buscaglia, profesor de la Universidad de Columbia, quien durante el sexenio anterior alertó sobre la errónea política de seguridad, el desgaste de la imagen del Ejército y la posible aparición de grupos paramilitares. Entrevistado, Buscaglia opina que los grupos de autodefensa en cuestión implican una clara señal de un Estado débil.
Define a “los paramilitares mexicanos, no como consecuencia de una guerrilla de izquierda, surgen como el mecanismo derivado de los vacíos: de la debilidad de los estados y de la falta de Estado en algunas zonas del país. Es otro tipo de raíz que tiene el paramilitarismo mexicano”.
Estos grupos –agregó- “limpian extrajudicialmente, fuera del estado de Derecho, una región de grupos adversarios, sean políticos, criminales o de la zona. Eso es lo que básicamente está proliferando en el país, ya sea pagado por empresarios o basados en la organización de los propios pobladores, de ciudadanos”.
Para el experto, esto es una reacción natural de una población y de empresarios que se sienten indefensos, pero el problema es que al final este tipo de grupos terminan afectando sus propios ámbitos sociales, porque generan más violencia y deterioran aún más el ámbito criminológico.
El doctor Mireles define que las autodefensas no son criminales y que incluso han ofrecido su apoyo a las autoridades, pero no han tenido respuesta. En cambio, la delincuencia organizada les ha ofrecido ser parte de esa estructura criminal.
Es difícil su posición y en algún momento tienen que ser lo que son.