Lucero debió llamarse Perla
Francisco Rodríguez martes 12, Nov 2013Índice político
Francisco Rodríguez
Una juzgadora inepta o, cuando menos, parcial. Un Ministerio Público nada confiable. Un abogado chapucero. Un ambiente retrógrado —Guanajuato—, creado por un gobierno corrupto, pletórico de fanatismo religioso, pero ajeno a la mínima caridad cristiana. Y una víctima: María de la Luz Salcedo, Lucero como gusta que le llamen, quien la madrugada del 12 de septiembre fuese brutalmente golpeada y casi asesinada por Miguel Ángel Jasso, por negarse a mantener relaciones sexuales y que, ahora, prácticamente ha sido inculpada de haber provocado los lamentables sucesos.
El caso de Lucero es paradigmático. Lo padecen a diario miles de mujeres. Son doblemente victimizadas: por su agresor, primero, y por quienes procuran y administran “justicia”, después. Sucede más en gobiernos a cargo de la reacción derechista, como el de Guanajuato, entidad en la que hasta los abortos involuntarios, espontáneos, son penados con varios años de cárcel.
Y Lucero, lamentablemente, fue agredida en ese estado del país.
Por eso, es que muy pocas mujeres dan el paso de denunciar la violación. Muchas menos lo hacen en público, para concienciar a la sociedad.
En México, gran parte de las agresiones sexuales se cometen en el entorno de la víctima, la mayoría de las veces una mujer o una niña. Lamentablemente, no existe ningún informe gubernamental con cifras de incidencia. La mayoría de los abusos no se cometen por parte de un desconocido, se dan en el ámbito de la víctima: un amigo, un vecino, incluso de un familiar.
Muchas veces, además, las agresiones se producen dentro de la propia pareja. La mayoría de las mujeres víctimas de malos tratos por sus parejas sufren también agresiones sexuales dentro de su casa, según los expertos.
En el caso de los menores las cosas van más allá. En el 80% de los casos, los niños víctimas de abusos tienen un vínculo emocional con el agresor.
Vínculo que el delincuente usa precisamente para lograr sus fines. Pero tampoco hay datos sobre este problema que aún permanece oculto en muchos hogares. No obstante, especialistas afirman que uno de cada cinco menores puede ser víctima de algún tipo de violencia sexual, un concepto que no necesariamente incluye contacto físico.
Pero de todo ello nada se sabe a ciencia cierta. Sólo se calcula que una de cada seis agresiones de este tipo se denuncia. La mayoría de las veces las víctimas prefieren callar.
MP, INFIDENTE
Lucero no calló. Denunció la agresión. Pero se encontró con autoridades de la Procuraduría de ¿Justicia? guanajuatense que utilizaron sus declaraciones para atacarla.
Con una jueza, Paulina Iraís Medina, que dejó en libertad al agresor y permitió que el MP diera al chapucero abogado Héctor Corona Vieyra, defensor del agresor Jasso, elementos provenientes de la intimidad de Lucero —como la ropa interior que usaba el día que fue agredida— e incluso la “acusara” de haber iniciado su vida sexual a los 17 años.
Señala la Constitución de Guanajuato, en su artículo 10, que el MP tiene la obligación de proteger a las víctimas. Pero a los burócratas que ahí se desempeñan —o más bien, sólo cobran— les vale gorro la ley. No protegieron a Lucero. Sí, en cambio, tendieron su manto protector sobre el agresor Jasso.
¿Hay sanciones por todo ello?
La jueza Medina, ¿podrá ser llamada a cuentas —no es el primer caso en el que deja libre a un agresor sexual— por la Judicatura estatal?
Los infidentes del Ministerio Público, ¿seguirán en funciones, a la espera de convertir en culpable a cualquiera que en realidad sea una víctima?
¿El abogado será sometido por sus pares a un consejo sobre sus prácticas alejadas del todo de la ética?
Pocas mujeres denuncian la agresión sexual.
Ya sabe usted cuáles son las razones.
Por eso, para cambiarlas, hay que procurar la justicia para Lucero, ¿no cree usted?
Índice Flamígero: Fragmento de la carta de Lucero a los “señores licenciados” que participaron en el montaje que presidió la jueza Medina:
“Fue una audiencia muy curiosa, ya que la víctima terminó siendo culpable y el inculpado una víctima más de una mujer desidiosa, cizañosa, provocadora e inmoral como la que soy yo. Una audiencia en la cual hasta me dieron ganas de pararme y pedir perdón, a usted su señoría, por hacerle perder el tiempo, a usted licenciado, por haber tenido que leer todas las inmoralidades que he cometido, y a Miguel, sobre todo a él, por hacerlo pasar por semejante situación, por haberlo provocado, por haberle causado enojo al decirle que no, por haberlo desprestigiado, ya que está arrepentido, él se disculpó por haberme casi matado, por haberme hecho pasar por, sino el peor, uno de los peores días de mi vida, ¿y yo? yo haciendo que sufra. Perdón; a ustedes mis más sinceras disculpas.” + + + Y al gobernador de Guanajuato, Miguel Márquez Márquez lo agarraron en curva en la CNN. De visita en Atlanta, acudió a una entrevista con Fernando del Rincón, quien lo increpó sobre la situación que atraviesa Lucero. Y, tras soslayar la mendaz actuación del MP que depende de él, respondió: “A la mujer, ni con el pétalo de una rosa. En este caso, se presenta el caso ante el juez, se da este tipo de sentencia (sic), en la que en este caso, pues queremos más fuerza en este tipo de sentencias”. Por favor, no se ría de este pobre tipo. No tiene caso.