Desastres
Ramón Zurita Sahagún lunes 23, Sep 2013De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
México es un país de contingencias y desastres, provocadas por falta de prevención ante los fenómenos naturales.
Cada año suceden tragedias, de mayor o menor magnitud, pero todas ellas, con la posibilidad de reducirlas en su impacto, aunque las cosas suceden al revés.
Nunca se responsabiliza a nadie de lo sucedido y todo se remite a la intensidad del fenómeno, sea cual fuese la causa.
La ayuda tarda en llegar y las autoridades hacen lo propio en responder, provocando que las desgracias sean mayores y se recurra siempre a la solidaridad de la población, que, para fortuna de todos, sí responde con prontitud.
Casi siempre, los estados más castigados son los mismos: Guerrero, Veracruz y Oaxaca, extendiéndose en otras ocasiones hacia Quintana Roo, Tabasco, Chiapas, Tamaulipas y eventualmente otras entidades del país.
Sin embargo, los resultados de los ciclones, huracanes y tormentas tropicales que año con año se presentan, muestran la carencia de un plan de contingencias y el caso omiso que hacen las autoridades de los reportes sobre el riesgo de la llegada de éstos.
Debido a ello, anualmente mueren decenas de personas, otras pierden sus viviendas, familias se desintegran, otras más padecen las consecuencias de los desastres y el fenómeno se repite cíclicamente. Año con año, las lluvias provocan inundaciones, desborde de los ríos, deslaves de los cerros, muerte y destrucción al por mayor, con las consecuentes pérdidas de todo tipo.
La ayuda tarda en llegar, aunque el respaldo humano es confiado a los miembros de las fuerzas armadas, mediante el Plan DN-III, ya que tanto Ejército como Marina han mostrado su destreza en estos casos.
Y aunque la respuesta de las fuerzas armadas es pronta y expedita, responde al llamado del gobierno federal, pero la ayuda de los gobiernos locales y estatales, dista de ser tan rápida y oportuna. La actual contingencia y desgracia que padecen decenas de miles de habitantes del país, en diversos estados, muestra como la atención se focaliza en Guerrero, que fue el más golpeado por las lluvias.
Es cierto que en Guerrero se encuentra Acapulco, uno de los destinos turísticos más visitados del país, pero también lo es que se privilegió al turismo que a los habitantes, que resultaron más afectados por la pérdida de sus propiedades. Hasta el momento, hay zonas que demanda ayuda y se encuentran sin agua, sin alimentos ni medicamentos y con el riesgo de epidemias, como también en otras áreas del país, afectadas por el desabasto.
Pero no es solamente responsabilidad del gobierno federal el acudir en auxilio, ya que los gobernantes locales son los que no hacen caso a las demandas de ayuda, como tampoco lo hicieron a las advertencias por parte de las autoridades del ramo sobre los riesgos de las lluvias que se avecinan o de los ciclones o huracanes que se tienen previstos para la temporada correspondiente. También son los responsables de que la población se asiente en zonas peligrosas, donde sus vidas corren riesgos graves, cercanos a las márgenes de los ríos, en las faldas de los cerros y en otros sitios donde nadie les garantice su sobrevivencia.
La población recurre a esos lugares, por ser de los pocos en que pueden contar con una vivienda propia y en muchas ocasiones son engañados por abusivos fraccionadores, que son tolerados por las autoridades.
En las desgracias hay muchas fallas, errores, que pueden ser corregidas y pronto, porque de otra forma, el país seguirá padeciendo estas desgracias, que cada son vez más son mayores. Cierto es que el cambio climático es en parte responsable de estas situaciones, pero también lo es que hay formas de prevenir la situación y hasta el momento no se hace y solamente se responde cuando la tragedia llega.
El momento es el adecuado para que las autoridades establezcan metas en este sentido, que ayuden preventivamente a la población en los momentos de apremio y no que solamente respondan a los desastres y tragedias, pero también lo es que se responsabilice a quienes lucraron antes, durante y después del desastre, pero que además se investiguen otros aspectos, los que van relacionados con abusos como el que se asegura sucedió durante la construcción de la Autopista del Sol, una carretera que jamás ha respondido a los costos que tiene. La reciente tragedia muestra el desapego e insensibilidad de algunos gobernantes que buscan solamente los sitios con reflectores y se olvidan de tratar a todos con el mismo rasero.
Ángel Aguirre Rivero, Guerrero; Mario López Valdez, Sinaloa, son líderes en este renglón, mientras que Javier Duarte de Ochoa, Veracruz y Gabino Cué Monteagudo, sí han respondido de mejor forma a la población demandante.
Lo curioso de esto, es que una gran cantidad de gobernadores con sus estados en riesgo prefirieron acudir al I Informe de Gobierno de Miguel Ángel Mancera Espinosa, antes que auxiliar a la población afectada. Claro que los reflectores en uno y otro lado eran diferentes y lucía más atractivo estar al lado del poder, al fin que la población puede esperar, como siempre lo ha hecho.
DE LA MANO
Finalmente, Andrés Manuel López Obrador y Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano desarrollarán estrategias similares e irán de la mano, en algunos aspectos, en el rechazo a la reforma energética. Por lo pronto, Cuauhtémoc sí participará en los debates del Senado de la República, mientras que AMLO no lo hará.