Germán y César, estilos similares
Ramón Zurita Sahagún viernes 21, May 2010De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
Germán Martínez Cázares y César Nava Vázquez están cortados por la misma tijera, sin que ello signifique una buena noticia, cuando menos para el PAN.
Los dos jóvenes, uno más que el otro, tienen enormes similitudes en estilos. Disfrutan de su mal carácter, de su terquedad, de mostrar poco tacto y menos oficio político.
Eso sí, son altaneros, prepotentes, soberbios, pero leales a quien los puso en la presidencia del PAN, sin que ello signifique que sirvan a los intereses del partido o de la militancia.
Ambos han sufrido como presidentes del partido blanquiazul por carecer de los atributos y la experiencia necesaria para asumir el cargo y las cuentas le han salido mal a su impulsor.
Es cierto que antes de ser electos como dirigentes de su partido, los dos personajes en cuestión pasaron por la Cámara de Diputados federal y cargos menores en el gobierno (Germán fue por breve tiempo secretario de la Función Pública y César director jurídico de PEMEX)), además de algunos cargos de dirigencia partidista, lo que no les proporcionó la madurez suficiente para conducir a su partido por la ruta del éxito.
Su problema no es la edad, sino la inmadurez y la suficiencia con que abordan cada uno de sus actos, sin que esto redunde en beneficios para su partido y si los lleva al escarnio público.
Germán pretendía hacer huesos viejos en la dirigencia del PAN y desde ahí competir por la candidatura presidencial de su partido, con un breve paso por la administración pública federal, aunque se conformaba con capturar la candidatura panista al gobierno del Distrito Federal.
Incluso llegó a cambiar su credencial de elector de Michoacán al Distrito Federal, en un intento por convencer de que esa era su meta.
Su sueño se truncó cuando el mismo día de la elección federal comprobó el declive de su partido que de primera fuerza pasó a ser segunda en la Cámara de Diputados, con una drástica reducción del número de legisladores y que de seis gubernaturas en juego, solamente rescató una y por obra y gracia de la negligencia priísta en el caso de la guardería ABC, donde murieron cerca de una cincuentena de niños.
Un bravucón y agresivo Germán Martínez vendió a los militantes de su partido la quimera de un triunfo arrollador en los comicios de julio del 2009, cuando la realidad mostró otra cosa.
Su rostro duro y amargo denostaba diariamente a sus adversarios priístas, a los que machaba con errores del pasado y les atribuía relaciones vergonzosas en la actualidad.
Nada de eso pareció importarles a los ciudadanos que acudieron a sufragar y le otorgaron un revés al triunfalista Germán, quien como pago de cuota por su fracaso, fue obligado a presentar su renuncia.
Algo similar sucede con César Nava Vázquez, quien muestra un rostro serio y duro como muestra de su ferocidad para atacar al contrario, pero que la realidad desnuda y enseña su fragilidad.
Es más descuidado que su antecesor y en el camino deja cabos sueltos que luego le son restregados, para mostrarlo como realmente es, frágil, endeble, inexperto, sin capacidad negociadora y sumamente voluble.
César Nava se enfrenta no solamente a los adversarios externos, sino que dentro de su propio partido se generó una corriente contraria a su presencia como presidente del PAN, desde el momento mismo en que se deslizó su nombre para el cargo.
La resistencia es mayor a la que enfrentó Germán, al que vieron como un candidato natural para el cargo, aunque no tan rápido como ocurrió con su llegada.
Los problemas de César Nava son grandes y amenazan con aumentar en el momento en que se conozcan los resultados electorales del cuatro de julio.
Sus métodos nada tradicionales para la designación de candidatos, su empecinamiento por establecer alianzas con los partidos de izquierda, su proclividad por los reflectores y su infinita soberbia, son algunos de los rasgos que le han impedido aterrizar un proyecto partidista que sea refrendado por una serie de personajes que les aterran esas formas.
César Nava nada ha podido hacer para separarse del mote de “Pinocho” que le endilgaron sus adversarios priístas, cuando mintió flagrantemente sobre la firma de un acuerdo-compromiso con la dirigencia tricolor que frenaba el establecimiento de alianzas entre derecha e izquierda, lo que finalmente se concretó en cinco estados del país.
Para hacer más notoria la similitud entre ambos, solamente falta que se cumplan los vaticinios sobre resultados electorales del 4 de julio y entonces Nava tenga que seguir el camino de su antecesor.
*Genaro García Luna se puede preciar de ser uno de los secretarios favoritos de los diputados y senadores, cuando menos por el número de ocasiones en que es citado para comparecer.
Y no es que Genaro acuda una y otra vez para explicar en qué fase se encuentra la lucha contra la delincuencia organizada, sino que su dependencia enfrenta serios problemas de diversos tipos, los que no han quedado aclarados.
En esta ocasión será la Comisión de Vigilancia de la Auditoria Superior de la Federación la que lo requiere para que explique los subejercicios detectados en la cuenta pública de 2008 por parte de la secretaría de Seguridad Pública federal.
Esthela Damián Peralta, presidenta de dicha comisión legislativa anunció que el próximo lunes se definirá el método por el que se convocará al funcionario para que acuda a rendir cuentas.