Espías y casas de juego
Francisco Rodríguez viernes 12, Jul 2013Índice político
Francisco Rodríguez
Hace ya algunos ayeres, el colega Leopoldo Mendívil recordaba en una de sus columnas que “desde que Santiago Creel lanzó el reglamento de la Ley Federal de Juegos y Sorteos y repartió permisos para abrir centenas de esos negocios a condición de que, en su momento, los beneficiarios le ayudaran a ser Presidente de México, me interesé en el tema, enfocado a apoyar su modernización y su inclusión en los programas económicos y fiscales, pero también y sobre todo en los sociales, y lo único que he visto de 2004 a la fecha es el agravamiento de la situación. Le doy un ejemplo:
“Se llama Abraham Kunio González Uyeda, panista jalisciense y primer subsecretario de Gobierno de la administración federal —con Francisco Ramírez Acuña como titular de Gobernación— hasta que regresó a su tierra para proyectarse, desde el Congreso, a la gubernatura del estado.
“Empresario próspero, en su paso por Gobernación González Uyeda caló el negocio de juegos y sorteos que Creel no supo aprovechar, y se interiorizó tanto en él que, se afirma, terminó adentro. Al respecto he escrito algunas entregas que si desea, le envío, pero comienzo por darle los primeros datos consignados en un párrafo de un informe de muy reciente que dice:
“… Se tiene conocimiento que de manera paralela se viene estructurando una red financiera para aportar recursos a la precampaña de Abraham González, la cual está siendo operada directamente por (un) empresario…, quien radica actualmente en San Diego, California…, (y) era el encargado de recolectar las cuotas que los casineros entregaban a cambio de la protección de la Segob…”.
Este empresario radicado en San Diego es, ni más ni menos, que Susumo Azano Matsura —de quien le he venido platicando en los últimos días—, primo de González Uyeda, para quien operó como “intermediario” para la obtención de permisos para la operación de casinos, junto con Iván Peña Náder.
Buena parte del dinero obtenido por su “gestión” se utilizó para financiar campañas electorales panistas que, al decir del propio Azano Matsura, se celebraron en Baja California, Sonora y Sinaloa. Mucho más, por supuesto, fue a parar a los bolsillos de esa mafia blanquiazul. Una de las muchas que ahora apenas asoman.
Llenas las alforjas y con el apoyo de los panistas jaliscienses, especialmente en el 2007 se inicia como proveedor de servicios de seguridad y venta de equipos tácticos de intercepción telefónica —principalmente para sistemas IDEN (el push to talk que emplea Nextel) y GSM (para sistemas de telefonía celular), básicamente sin ninguna representación directa de proveedores de tecnología del extranjero en el país, solamente como revendedores de los proveedores ya existentes.
Entre las entidades que contrataron los servicios de seguridad-espionaje se encuentra Baja California, que así pagaba “los servicios pre$tados en campaña”.
Para este negocio, Azano se asoció con los hermanos Iván y César Ortega, ciudadanos de origen venezolano, posteriormente nacionalizados norteamericanos, dizque como apoyo para combatir secuestros.
El servicio consistía en generar información para fines de inteligencia a través de la utilización de sistemas de escucha electrónica, así como de “ingeniería social” en instituciones financieras, casas de cambio, bares, prostíbulos y restaurantes, y ya de pasadita en apoyo en la negociación para liberación de rehenes, posteriormente en la ubicación de secuestradores. La relación con el gobierno de Guadalupe Osuna terminó mal, en medio de un escándalo relacionado con el uso de vehículos oficiales por parte de prostitutas, provocado por César Ortega, uno de los socios. Ello no fue obstáculo para obtener, ahora en el gobierno del estado de Nayarit, un contrato para su empresa Broadlink, que consistió en la instalación de sistemas de video-vigilancia en Tepic.
A partir de 2008, se hace de los servicios de otro César, este apellidado Cortés, un ciudadano norteamericano de origen mexicano, hermano de un político “hispano” en la zona de San Diego, quien actúa como investigador privado y mantiene una relación operativa con algunos cuerpos de seguridad en el Sur de California.
César Cortés acerca a Azano Matzura con Elliott Broidy –condenado en una corte estadounidense por pagar sobornos de un millón de dólares a una financiera neoyorquina—, quien eventualmente lo introduce a su círculo cercano relacionado con el Partido Republicano, la DEA y el Departamento de Seguridad Interior (Homeland Security) de los Estados Unidos.
Es entonces cuando el jalisciense reactiva la empresa Beverly Hills Financial Service, LLC, para administrar esta relación y eventualmente, con la ayuda de sus contactos panistas, se le abren las puertas para, no solamente obtener representaciones de tecnología de inteligencia avanzada de los Estados Unidos e Israel, también el acceso a la obtención de las licencias de exportación de los mismos.
Aunque en público Azano Matsura presume de sus contactos con autoridades de la DEA y el Departamento de Seguridad Interior o DHS por sus siglas en inglés, lo que “le permite tener acceso a la tecnología de espionaje más avanzada del mundo”, en realidad en los Estados Unidos su relación con proveedores de tecnología de punta restringida para exportación es más bien limitada y su mayor fuente de suministro se encuentra en Israel, donde lo evidenciaron: compró en 15.5 millones de dólares un equipo de espionaje que revendió a la Secretaría de la Defensa Nacional en 120 millones de dólares, de los que se beneficiaron Ernesto Cordero y César Nava, entre otros.
Esta es, en muy resumidas cuentas, la biografía del personaje de quien nos hemos ocupado en los últimos días.
Índice Flamígero: El tema de los dineros públicos para beneficio personal y de grupo persigue a Ernesto Cordero, quien recién recuperó el control de las finanzas del grupo parlamentario del PAN en el Senado.
Muestran él y sus seguidores, en realidad todos lo son de Felipe Calderón, lo que verdaderamente les interesa: abultar sus cuentas bancarias. Sólo eso. Nada más.