¿Claridad?
Francisco Rodríguez martes 5, Mar 2013Índice político
Francisco Rodríguez
No deberíamos quejarnos sino, por el contrario, felicitarnos de lo transparentes que en verdad son nuestros encargados de la transparencia. Ya sabemos de que pie cojea cada uno de sus cinco integrantes: una que pleitea sus asuntos personales y no se excusa de juzgarlos con imparcialidad; dos que anteponen sus vísceras a la razón y a la lógica; otra que “se hace pato” y deja que, otro de los cinco, despoje a los demás de los falsos atributos con los que aparecen en los medios. Todos presididos por un personaje cuestionable por perezoso, “desinteresado y desconocedor de los temas de transparencia” y, eso sí, interesado en las lujosas oficinas lo mismo que de las prebendas que obtendrá por encabezar al Instituto Federal de Acceso a la Información (IFAI).
¡Qué transparentes!
Sobre todo Emilio Trinidad Zaldívar quien, en aras de razonar el sentido de su voto para elegir al sucesor de Jacqueline Peschard -quien dejó la presidencia a Gerardo Laveaga-, soltó una catarata de información a la que normalmente no tenemos acceso los gobernados.
Que dos de las comisionadas, María Elena Pérez Jaén y Sigrid Arzt -ex asesora de Felipe Calderón en temas de seguridad nacional-, no sólo hablaron mal de Laveaga, por lo que le resulta inexplicable que hubiesen votado por él.
Y de Laveaga, ¡qué no dijo! Una muestra:
“No pude votar por alguien que el día de una de las discusiones más importantes y trascendentes para el instituto, como lo fue el asistir al Senado a debatir la propuesta de reformas. En efecto, se quedó dormido, como pueden dar cuenta no sólo los videos de ese día, sino lo expresado por Sigrid Arzt que tuvo que despertarlo. Vamos, hasta el mismo Lavega -durante el trayecto de regreso- reconoció que se durmió porque ‘se aburrió’.
“No pude votar por alguien que hace apenas un par de semanas nos dijo que dado que él formaba parte de un cuerpo colegiado de cinco, entonces él quería ‘su 20% de nombramientos, su 20% de viajes, su 20% de viáticos’, etc. Tristemente esto mismo repitió el viernes durante la votación. El IFAI no es un botín que pueda repartirse. Es una institución de Estado.
“No pude votar por alguien que se descartó para ocupar la presidencia del IFAI porque dijo que desconocía el tema, que le faltaba mucho por aprender, que no tenía la experiencia necesaria, que no entendía cómo funcionaba ni el instituto ni la transparencia.
Y me pregunto ¿Qué cambió? ¿Ya entendió qué es la transparencia y la rendición de cuentas? ¿Adquirió la experiencia necesaria?
“No pude votar por alguien —y me sorprende que lo hicieran mis colegas— por alguien que un día sí y otro también dice que lo que aquí hacemos es resolver puras nimiedades y que en realidad lo que tendríamos que hacer es dedicarnos a editar libros –que es a lo que se dedicó en el INACIPE—.
No comisionado, lo que aquí hacemos, que es resolver recursos de revisión, entre otras cosas, le ha cambiado la vida a muchas personas. Tal y como afirmaba José Ortega y Gasset “Para quien lo pequeño no es nada, no es grande lo grande” y eso es lo que pasa con los mezquinos”.
Botones de muestra, nada más. Lo más delicado, empero, es lo que Trinidad Zaldívar reveló de Sigrid Arzt: su falta de ética —calderonista, al fin y al cabo—, al usar al IFAI para sus venganzas personales en contra de funcionarios de Seguridad Pública entonces encabezada por Genaro García Luna, y del Cisen, a cargo del encuestólogo favorito de Los Pinos de aquél no tan lejano entonces.
¡Qué transparentes!
Índice Flamígero: Una reflexión: La transparencia en las actuaciones de las administraciones públicas (federal, estatales, municipales) es aún una asignatura pendiente de la aún joven y ya maltrecha democracia nuestra.