¿Y los asesinos?
¬ Augusto Corro miércoles 20, Feb 2013Punto por punto
Augusto Corro
Mientras el ex presidente Calderón se cubre de “gloria” con sus mentiras ante los incautos que lo escuchan en Harvard, nuevas informaciones se refieren a su pésimo gobierno que permitió las agresiones contra los medios de comunicación y sus representantes. El informe del Comité para la Protección de Periodistas (CPJ) calificó el sexenio panista “como uno de los más violentos para la prensa que jamás se haya registrado en el mundo”.
Dijo que durante ese periodo fueron asesinados 14 periodistas y doce más fueron reportados como desaparecidos, además, seis instalaciones de medios fueron agredidas entre 2006 y 2012.
A raíz de la fallida guerra contra la delincuencia organizada, los comunicadores quedaron expuestos a la violencia desatada por los cárteles de la droga, y por los mismos funcionarios corruptos que buscaban controlar la información.
La lista de periodistas asesinados es muy larga. En ninguno de los casos han sido capturados los asesinos. Es una deuda que tiene pendiente la justicia y que la sociedad no olvida.
Como se sabe, en los estados fronterizos, donde la narcoviolencia ha sido incontrolable, los comunicadores y los propios medios de comunicación han sido sometidos, por medio de la violencia, a los intereses de la delincuencia.
Las amenazas contra la vida de los informadores siempre se cumplieron. Esto obligó a periodistas y medios de comunicación a actuar de diferente manera para sobrevivir en la espiral de violencia.
Quienes no acataron las órdenes de los delincuentes, fueron asesinados o huyeron de sus hogares en busca de protección.
La amenaza contra la vida de los periodistas sigue vigente y se amplía a otros renglones.
Por ejemplo, los cárteles de la droga ofrecen recompensas por las cabezas de los cibernautas que obstaculizan sus acciones delictivas. Ahora, son quienes sufren las presiones de los narcotraficantes.
Recientemente, en Reynosa, Tamaulipas, fueron repartidos volantes en los que se podía leer la cantidad que ofrecían por datos que llevaran a identificar al dueño de la página de Valor por Tamaulipas, que aparece en internet.
En Valor por Tamaulipas, las redes sociales encuentran la información oportuna que les advierte de riesgos donde actúa la delincuencia; también se encarga de llevar la cuenta de personas desaparecidas.
Ese servicio de comunicación lo realizaban los medios informativos tradicionales, pero fueron callados por las amenazas de atentados e incluso asesinatos de periodistas, como señalamos arriba.
La delincuencia organizada ha actuado impunemente en las agresiones contra aquellos que se atreven a denunciarlos en páginas web, blogs y perfiles en redes sociales. En los últimos meses del 2011, cuatro cibernautas fueron asesinados en Nuevo Laredo, por tratar temas contra el crimen organizado.
En los últimos años, México ha sido calificado como uno de los países más peligrosos para el ejercicio del periodismo. De los asesinos de periodistas nada se sabe. De vez en cuando, las autoridades anuncian leyes protectoras de comunicadores que nunca se cumplen. Sin lugar a dudas, son temas que se tratan superficialmente y por lo mismo desaparecen sin mayor problema.
La impunidad cobija a los asesinos. El hecho es que los periodistas, en general todos los comunicadores, padecerán los ataques de la delincuencia organizada, porque nunca ha existido un interés real por defenderlos o protegerlos. Es inútil pensar que algún día las autoridades se preocupen por el destino de los periodistas.
Durante el calderonato, la prensa sufrió las peores agresiones. Nadie hizo algo para evitarlo. ¿Calderón hablará del tema en Harvard?