Caso Cassez: más manipulación e histeria
¬ Juan Manuel Magaña lunes 28, Ene 2013Política Spot
Juan Manuel Magaña
El caso Cassez dividió opiniones, produjo más enojo que satisfacción y dio cuerda a mayor manipulación mediática y a la histeria de parte de emergentes “defensores” de las víctimas de secuestro y del ex todopoderoso Genaro García Luna con sus deleznables métodos.
Fue un caso muy difícil. Mostró la crisis que viven las instituciones de justicia. Al proteger los derechos de una persona que no tuvo el debido proceso y de la que se violaron sus derechos en virtud de un montaje televisivo, parecieron quedar en el aire los derechos de las víctimas reales del crimen de secuestro.
No se podrá saber si la francesa Florence Cassez fue realmente inocente o culpable del delito de secuestro.
Hay quienes creen que la resolución de la Corte quedó coja porque no dice nada de cómo proteger los derechos de las víctimas de secuestro.
No se sabe o no se entiende por qué la Corte decidió poner de inmediato en la calle a la francesa y no hacer que el proceso se repusiera.
Tampoco se sabe por qué la Corte no resolvió el año pasado lo que hasta ahora hizo, que fue exactamente lo mismo que propuso entonces el ministro Saldívar Lelo de Larrea.
Por qué, subyace la pregunta, la Corte no tuvo el valor todavía en el sexenio pasado de reivindicar su independencia frente al ejecutivo, consciente de la existencia de las arbitrariedades en cuestión.
Por qué resolver hasta ahora, cuando tuvo que haber cambiado todo en el gobierno; por qué no se atrevió a fincarle responsabilidad al propio Calderón.
Pero de lo que no hay duda es de que el caso se apestó y se pudrió por culpa de la perversión y torpeza del policía favorito de Vicente Fox y de Felipe Calderón, que forzó pruebas, manoseó testigos para influir en su testimonio y violentó derechos de la detenida.
Fue por ello que hasta hoy no se pudo saber con certeza si Cassez era inocente o culpable, y fue por lo mismo que México entero se estaba ganando no sólo la enemistad de otro país, sino por extensión la crítica internacional.
Y por eso también sobran hoy los que se preguntan por qué en la resolución de la Corte no hay nada que prescriba el castigo de García Luna, junto con el de su valedor Calderón, el del entonces procurador Daniel Cabeza de Vaca y además el de Martha Sahagún y su esposo Vicente Fox a quienes gustaba tapar en televisión sus problemas y sus escándalos con el amarillismo policiaco, que llegó al montaje.
¿Dónde está la recomendación de que el monopolio televisivo rinda cuentas de sus actos?