Seguridad pública, primer obligación de toda democracia: William Bratton
* Especiales, Estado de México jueves 22, Abr 2010Al participar en el Panel de Seguridad Ciudadana, en los Foros de Reflexión Compromiso con México, el especialista estadunidense dijo que el problema de la inseguridad se debe combatir desde una base social sólida
Toluca, Méx.– La crisis de inseguridad que vive México y que ha sido provocada por el narcotráfico y la delincuencia organizada, no se va a terminar en 60, 90 días o un año, porque es un problema demasiado importante, aseveró el experto estadunidense en temas de seguridad William Bratton, considerado uno de los más experimentados jefes policiales de los Estados Unidos.
En los Foros de Reflexión Compromiso por México, donde expuso la conferencia magistral del panel sobre Seguridad Ciudadana, el exjefe de los Departamentos de Policía de los Ángeles y Nueva York, señaló que la primera obligación del gobierno dentro de una democracia es la seguridad pública.
El ponente expresó su optimismo en que México podrá salir adelante en esta crisis si toma en cuenta la experiencia de otras naciones, delinea sus propias estrategias, toda la sociedad asume como responsabilidad compartida el combate al crimen, y además destina recursos crecientes para la formación, capacitación y actualización de sus elementos e invierte en equipamiento y armamento.
Dijo que si un gobierno democrático no puede garantizar la seguridad pública, estará afectando a la educación, el desarrollo de los negocios y las oportunidades, pero sobre todo su reputación a nivel mundial, cuando esta se ve señalada por problemas del narcotráfico.
En su experiencia, los problemas de la delincuencia, el temor, el desorden y el narcotráfico se pueden solucionar, si se toma en cuenta la experiencia que han vivido otras naciones y de las cuales se puede aprender.
Destacó que el ataque frontal a estos fenómenos sociales, inició desde las década de los setentas en los Estados Unidos, y a lo largo de los últimos 20 años en algunos países latinoamericanos como Colombia y Brasil, que con el paso del tiempo comienzan a obtener resultados.
La crisis que provocó en los setentas el consumo de drogas como heroína, mariguana y alucinógenos en los barrios pobres de Estados Unidos y que se extendió en la década de los ochentas a las clases medias y altas de la sociedad norteamericana, es la crisis que está viviendo ahora México.
William Bratton señaló que la droga asociada con la violencia y los jóvenes que ingresaban en el mercado de su distribución, hizo que Estados Unidos entrara en crisis al rebasar a las autoridades policiales que no contaban con los elementos ni el apoyo necesario, lo que hacía perder la guerra ante el temor, el desorden y las drogas.
Resaltó que la década de los noventas fue la peor en la ciudad de Nueva York, toda vez que fueron heridas o asesinadas 220 mil personas, lo que hizo que la sociedad perdiera la confianza en su gobierno y que líderes como el alcalde Rudolph Giuliani, el presidente William Clinton a nivel nacional y otros dirigentes políticos comenzaron a impulsar una nueva filosofía para vigilar las calles.
Esa filosofía se fincó en la policía de barrio y en la asociación de los gobiernos federal, estatal y local. Esa fue la primera ocasión en que se compartió la responsabilidad para atender este fenómeno que amenazaba convertirse en una epidemia.
“A nivel local muchas de las comunidades empezaron a incrementar los impuestos para contratar más policías; muchas comunidades empezaron a pedir que la policía trabajara con ellos y que les permitieran ser los ojos y los oídos de la policía”
Eso ha permitido –abundó- que la vigilancia de la policía de barrio, que permite trabajar con los ciudadanos y ver qué es lo que está creando el temor y la delincuencia en cada una de las comunidades, permita que otros cuerpos policiales atiendan delitos de mayor impacto y los combatan eficazmente.
Como parte de esa estrategia de asociación, a partir de los noventas, el trabajo conjunto de la policía local, estatal, FBI, DEA y el Departamento de Estado permitió priorizar las acciones para combatir el tráfico de estupefacientes y los delitos menores que impactan en la calidad de vida e incrementan el temor ciudadano.
Destacó que en esa etapa se llegó a la conclusión de que tenemos que compartir todos la responsabilidad de combate al delito; ya que en la experiencia vivida quedó claro que ningún cuerpo gubernamental puede resolver solo el problema porque requiere de una base sólida y común.
A manera de conclusión el prestigiado jefe policial estadunidense, destacó que en esta batalla contra el crimen organizado bien valdría la pena tomar en cuenta la máxima del ex primer ministro británico Winston Churchill “no se rindan, no se rindan, no se rindan”.