Falleció Juan Antonio Samaranch
* Especiales, Deportes jueves 22, Abr 2010Un paro cardiorrespiratorio cortó la existencia del ex presidente del Comité Olímpico Internacional, mientras era atendido en un hospital de Barcelona
Barcelona, España.- Juan Antonio Samaranch, cuya gestión de 21 años como presidente del Comité Olímpico Internacional (COI) se vio marcada por un crecimiento exponencial de los juegos y su más grave escándalo de corrupción, murió ayer en su ciudad natal, a los 89 años.
Samaranch ingresó el domingo pasado en un hospital de la capital catalana por una insuficiencia cardiaca y falleció tres días después a causa de una paro cardiorrespiratorio, según informó el Hospital Quirón de Barcelona en un comunicado.
La era Samaranch fue quizá la más intensa en la historia del COI -de 1980 a 2001-, incluyendo boicots políticos, la aceptación al profesionalismo, la irrupción del comercialismo, el auge en popularidad de los juegos, la plaga del dopaje y el escándalo de prebendas en los juegos de invierno en Salt Lake City.
Hace sólo un año, Samaranch apadrinó la candidatura de Madrid 2016 y pidió a los miembros del COI reunidos en Copenhague que otorgasen los juegos a España.
Finalmente, Río de Janeiro se impuso a la capital española en la votación definitiva.
Samaranch había sufrido en los últimos años numerosos problemas de salud. Estuvo hospitalizado 11 días en Suiza por fatiga extrema en 2001 tras regresar de la sesión del COI en Moscú, donde el belga Jacques Rogge fue elegido como su sucesor.
También, en años posteriores, convaleció por problemas renales y de hipertensión.
Su llegada a la presidencia del COI
Samaranch fue elegido en Moscú, en 1980, como el séptimo presidente del movimiento olímpico.
Después de 21 años, ya como una figura de reconocimiento mundial, Samaranch volvió a Moscú para completar su ciclo, celebrando la popularidad y bonanza económica de los juegos, aunque con la imagen menoscaba por el escándalo que precipitó la expulsión de 10 miembros del COI por recibir favores de parte del comité organizador de los Juegos Olímpicos de Invierno de 2002.
En la parte final de su mandato, en 2001, Samaranch se esforzó por hacer realidad tres objetivos como parte de su legado: conferir la sede de las Olimpiadas de 2008 a Beijing, la elección de Rogge como nuevo presidente y el nombramiento de su hijo como miembro del COI.
Samaranch se despidió como el segundo presidente que más tiempo gobernó en los 107 años de historia del COI. Sólo Pierre de Coubertin, el barón francés que fundó las Olimpiadas modernas estuvo más tiempo en el cargo, al hacerlo durante 29 años (1896-1925); el estadounidense Avery Brundage lo hizo durante 20 (1952-72).
Periodos tan prolongados ya no se repetirán ya que el COI reformó su reglamento y la gestión de un presidente no puede pasar de 12 años, uno inicial de ocho años que incluye la posibilidad de cuatro años adicionales.
Cuando Samaranch asumió en 1980, el COI estaba virtualmente en la bancarrota y las olimpiadas eran zarandeadas por boicots, atentados terroristas y problemas financieros.
Cuando se fue, las arcas del COI estaban repletas de ingresos por patrocinios, la era del boicot pasó a la historia y los juegos se constituyeron definitivamente como la prueba multideportiva favorita en el mundo.
Las crisis en la era Samaranch
La presidencia de Samaranch también estuvo marcada por la polémica, no faltaron las voces críticas de que los juegos se pasaron de la raya en cuanto a comercialización, que el consumo de sustancias para mejorar el rendimiento se disparó y que perpetuó la imagen del COI como un club privado para élites.
La reputación de Samaranch fue afectada sobre todo por el escándalo de Salt Lake, que derivó en la expulsión de seis miembros del COI y la renuncia de otros cuatro que recibieron más de un millón de dólares en efectivo, obsequios, becas y otros favores a cambio de que la ciudad estadounidense de Salt Lake obtuviese la sede de los Juegos de Invierno.
En diciembre de 1999, Samaranch se convirtió en el primer presidente del COI que testificó ante el Congreso de Estados Unidos, aguantando tres horas de cuestionamientos por parte de legisladores.
La Olimpiada de Sydney 2000, que Samaranch describió como la mejor en la historia, permitió devolverle el brillo a las justas.
Llegó a considerar apartarse del cargo tras la olimpiada de 1992 en su natal Barcelona, y nuevamente tras los juegos del centenario en Atlanta 1996, en ambas ocasiones, animado por sus simpatizantes, siguió al frente del COI.
Sus últimos años de vida
Samaranch se mantuvo activo en el movimiento olímpico, fue el presidente de la directiva del Museo Olímpico en Lausana y con frecuencia asistió a las reuniones del COI.
Su esposa, María Teresa, falleció de cáncer en 2000, cuando tenía 67 años, y poco después de que Samaranch presidiera la ceremonia de apertura de los juegos de Sydney. Samaranch viajó a Barcelona para estar a su lado, pero murió cuando volaba.
Además de su hijo Juan Antonio, de 50 años, a Samaranch le sobrevive una hija, María Teresa.